François Euvé: Por una espiritualidad del cosmos. Por Ignacio Núñez de Castro

Euvé, François: Por una espiritualidad del cosmos. Descubrir a Teilhard de Chardin. Sal Terrae, Santander, 2023. 190 páginas. Comentario realizado por Ignacio Núñez de Castro.

Cuando la figura de Pierre Teilhard de Chardin se ha ido apantallando después de los fervores de los años sesenta, poco a poco se va despertando el interés por su pensamiento. La fugaz cita en la encíclica Laudato Si, junto con el dilatado elogio del Papa Francisco en el reciente viaje a Mongolia, la apertura del Centro de Estudios Teilhard de Chardin en París y la inquietud social ante el devenir de la Tierra, incitan a profundizar el contenido de su dilatada obra. El presente libro se inserta en la incipiente corriente de redescubrir la persona y la originalidad del jesuita francés. Este ensayo no es un escrito más entre la multitud de estudios anteriores sobre Teilhard, el título Por una espiritualidad del cosmos, Descubrir a Teilhard de Chardin nos hablan de la necesidad de encontrar, lejos de toda moda, una racionalidad sólida y una fundamentación científica al interés social y cultural por conservar en buen estado la creación entregada por Dios a las manos del hombre. Quizá en el panorama intelectual europeo no exista una persona más adecuada, para redescubrir el pensamiento de Teilhard que François Euvé, jesuita, físico de Estado del Plasma, jefe de redacción de la revista Études y teólogo de altura.

La obra comienza con un estudio sobre la necesidad de la salvación cósmica, para encontrar una comunión con la naturaleza, puesto que la “sensibilidad ecológica nos está haciendo tomar conciencia de hasta qué punto está ligado nuestro devenir al destino del cosmos”. Procede con una amplia descripción de la personalidad investigadora de Teilhard, para terminar definiéndolo como “un pionero del descubrimiento de la espiritualidad del cosmos” fundamentada en el Cristo encarnado en la historia del universo. Continúa describiendo la pasión de Teilhard por vivir cósmicamente en todas las dimensiones del ser, lo que supone pensar no de una manera analítica y estática, propia del paradigma mecanicista de la modernidad, sino concebir el cosmos como un gran organismo en evolución situado en el tiempo y en la historia, siendo el hombre la clave de este devenir. 

El autor engarza muy bien el pensamiento de Teilhard desde la imagen de un Dios Creador del mundo en evolución, con la imagen de un Dios que toma cuerpo en la humanidad y en el mundo, título del denso capítulo cuarto, que constituye el núcleo fundamental del estudio, El Cristo cósmico, centro de atracción y convergencia de todo el Universo: Omega. El autor nos va describiendo la espiritualidad personal de Teilhard que, sin dejar las líneas fundamentales de la teología tradicional, nos introduce en una imagen del Dios encarnado en el mundo con una presencia diáfana; explica gradual y claramente la mística del cosmos expresa en los grandes poemas: el Himno a la materia y la Misa sobre el mundo. Igualmente, despeja una de las incomprensiones, de las muchas sufridas por el jesuita: la acusación de panteísmo. Tomar la Encarnación en serio significa que Dios se incorpora a la historia humana; “Dios todo en todo” (1 Cor 15, 28). 

Afronta también el autor la otra gran acusación a Teilhard, la de escamotear la presencia real del mal en nuestro mundo; analiza los textos y las circunstancias que le hace interrogarse: ¿no será más bien “una fe tan intensa en la victoria de Cristo sobre el mal y la muerte lo que le hace anticipar ese final antes de tiempo”? Y termina con un par de capítulos que abren los ojos del lector a la reserva inagotable de las intuiciones teilhardianas; desarticula la apropiación de Teilhard por el transhumanismo y aclara el «hacia adelante», tan presente en todos sus escritos. Al final encontramos dos anexos: datos biográficos y una excerpta de oraciones dispersas entre las obras del P. Teilhard de Chardin, realizada por Agustín Udías,