viernes, 25 de abril de 2025

Jochen Zeitz y Anselm Grün: Dios, el dinero y la conciencia. Por Marta Sánchez

Zeitz, Jochen y Grün, Anselm: Dios, el dinero y la conciencia. Diálogo entre un monje y un alto ejecutivo. Sal Terrae, Santander, 2011. 229 páginas. Comentario realizado por Marta Sánchez.

Este libro nació en el diálogo público que tuvieron los autores hace dos años. A. Grün, afamado benedictino y J. Zeitz, responsable de la empresa «Puma», reflexionan y profundizan en las cuestiones que surgieron en aquel encuentro. Por ejemplo, ¿cómo es posible mejorar el mundo? ¿Qué significa el dinero? ¿Qué ideales comparten el ejecutivo y el monje? ¿Qué virtudes transmitir en nuestro entorno?

La obra se estructura en doce capítulos: la sostenibilidad, el ser humano y el medio ambiente, la economía, el bienestar, la cultura, los valores, la acción ética, la formación y la educación, el éxito, virtudes y debilidades, la conciencia. Todos tienen el mismo esquema, primero una exposición sobre el tema y después un diálogo entre ambos. 

La idea central es: ¿qué hacer para que el mundo mejore? A partir de un análisis de la realidad social, donde se enumeran los peligros de nuestra época (el efecto invernadero, la desigualdad económica Norte-Sur...), los autores comparten experiencias, ideas y proponen objetivos para vivir mejor. Nuestro mundo tan acelerado peligra. Al contrario de lo que se dice, el dinero no es un valor. Los dos motores que mueven al hombre (la economía y la religión) son ámbitos compatibles en la vida cotidiana. La economía se ocupa de cuantificar la sostenibilidad del hombre y su bienestar, y la religión hace florecer lo espiritual del ser humano. Es necesario comunicar valores éticos que ayuden a crecer en la dimensión material y espiritual del ser humano. Hay que aprender a vivir con el reto del siglo XXI, la globalización. Esto significa crear un nuevo modelo económico: el eco-capitalismo. También implica educar a las personas para aprender a vivir en esta aldea global, donde hay una viscosidad cultural. 

Es en nuestra micro-sociedad (monasterio, empresa, familia, etc.) donde tenemos que aprenderá a ser justos, pacientes, comprensivos y responsables con nosotros mismos y nuestro entorno. Sólo de esta manera, construiremos un mundo más humano y justo. Necesitamos hacer del mundo un lugar sagrado edificado en el bienestar social, la esperanza y el amor. Un medio para aprender a ser constructivos en nuestra realidad cotidiana es contemplar la naturaleza. Mirar la creación como don de Dios, buscar el sentido al puesto del hombre en medio de ella. Usando un lenguaje no religioso, aprender a ser responsable, mirar a la humanidad con esperanza, y edificar en aras del bien común. 

En síntesis, este libro es ameno. Escrito desde el corazón, pero con la mirada en la realidad actual. Cada uno de ellos ha tenido la experiencia de percibir cómo las cosas van cambiando y mejorando a su alrededor. Hoy, ambos comparten una misma meta: hacer un mundo mejor, donde la alegría sea un bien compartido, y la felicidad esté al alcance de todos. Esta meta– concluyen– no es un sueño, ni una utopía, es una tarea para todos, creyentes o no creyentes. Y se necesita de muchas manos para que a finales de siglo el mundo llegue a este objetivo. 


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