lunes, 23 de junio de 2025

Carlo Maria Martini: Palabras para vivir. Por María Arinero

Martini, Carlo Maria: Palabras para vivir. Lectio divina de algunos pasajes de los Evangelios. San Pablo, Madrid, 2011. 134 páginas. Comentario realizado por María Arinero.

¿Quién dijo que los libros tienen que ser leídos en orden, de la primera a la última página, como si fuera un sacrilegio empezarlos por la mitad, abrirlos por la última página o ir dando saltos en función de lo que nos sugiere el título de cada parte, de cada capítulo? 

Esta es solo una recomendación prudente para las novelas, para que el orden de los capítulos dé sentido lógico a la lectura y para que la curiosidad ávida del lector por desvelar el final no mate el desarrollo ingenioso y elaborado de la trama. 

Sin embargo, cuando se trata de un libro para orar, para vivir, ¿por qué hay que estar sujetos a un orden secuencial rígido? Esta es mi invitación (no menos flexible, pues cualquiera podría libremente desecharla) al leer y proponer este libro de Carlo Maria Martini, el que fuera rector del Instituto Bíblico Pontificio y de la Pontificia Universidad Gregoriana, arzobispo de la diócesis de Milán, y el que ha sido y sigue siendo amante y pedagogo de la Palabra. 

Por ello, empecemos por el final, consultando el índice. Aquí, bajo diferentes y sugerentes títulos (¿no son bien atractivos «la síntesis del Evangelio», «invitación a la alegría», «el libre actuar de Dios»...?), C.M. Martini recoge una serie de encuentros con sacerdotes, principalmente de la diócesis de Milán, celebrados entre 2008 y 2009. Es un recorrido por los cuatro evangelios, de los que presenta algunos fragmentos para comentarlos, para orarlos y para vivirlos. En estos encuentros el cardenal no escoge iluminar un tema concreto con distintos textos, sino que se ciñe al evangelio de cada día, afirmando que, «si la liturgia propone hoy un evangelio, es porque tiene algo que decirnos» (cf. p. 7). En el fondo, es un recorrido por la vida cotidiana humana al hilo de la Palabra. 

El estilo es propio de Martini (pedagógico, apasionado por la Palabra y cercano), pero recuerda también el de los comentarios pastorales, con algunos detalles exegéticos, que con tanta frecuencia se consultan a pie de página en las Biblias al estudiar o al orar. No son textos que se recen, pero sí son ayudas para hacerlo con el texto sagrado. 

Si volvemos al inicio, encontraremos una brevísima presentación editorial de este libro que contextualiza el magisterio del cardenal en la llamada de la Iglesia a la escucha de la Palabra, y una presentación también somera del método de la lectio divina con sus tres pasos: lectio, meditatio y contemplatio. Posteriormente, cada uno de los 17 capítulos incluye un fragmento del evangelio y una propuesta de oración siguiéndolos. 

El primer capítulo, bajo el título de «la síntesis del Evangelio», presenta un fragmento del Sermón de la montaña (cf. Mt 6-16-18), en el que se abordan dos temas principales, a saber, el ayuno, como la correcta relación con el alimento, y la autenticidad evangélica en contra de hipocresías fariseas. Y se cierra con una cuestión crucial, la de la interioridad, la de la búsqueda solo de Dios. Martini concluye afirmando que «lo esencial es la búsqueda de Dios, estar en lo secreto de su presencia» (cf. p. 13). 

En el segundo texto-encuentro, que se recoge bajo el título de «el misterio de la oración», Martini va desglosando el fragmento de Mt 7,6-12, mientras se dan pasos para la lectio. Así, hace una pequeña exégesis, a la que sigue su meditación (y la propuesta para el lector), la contemplación y una invitación a la praxis, con exigencias éticas. Este capítulo concluye con «la regla de oro». La propuesta del Evangelio «para vivir», modifica la ya existente en Egipto, Babilonia o en otras regiones de Oriente («no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti»). Martini resalta su sentido positivo, «todo lo que queráis que hagan con vosotros los hombres, hacedlo también vosotros con ellos, porque en eso consiste la Ley y los Profetas» (cf. Mt 7,12), dejando así clara la relación entre la Palabra y la vida.

Otros textos ahondan en la pobreza como libertad del corazón (cf. pp. 23-28), el discernimiento de las buenas acciones (cf. «los discernimientos erróneos»), el Reino (cf. «instrumentos para pensar»), la mirada de Jesús, la de Dios y la nuestra (cf. «abrir horizontes»), o el secreto de nuestra vida (cf. pp. 63-72, a partir del texto de la Anunciación). Sin embargo, no nos detendremos en todos, pues no es este nuestro propósito. Es más, ello podría agotar el interés del lector y el valor del libro antes de que se abriera, y esto no puede ser más que una invitación a lo contrario. Por ello, solamente añadiremos alguna posible propuesta de lectura, sin respetar el orden, o respetándolo, pero con el fin claro de disfrutarlo. 

¿Por qué no hacer una lectura seguida, leyéndolo de corrido, desde el primer al último capítulo, admirando la belleza de lo escrito porque ha sido orado? 

O puede ser una lectura seleccionada, yendo en distintos momentos a los textos que «nos interesan», los que «nos atraen», los que«necesitamos», para que la oración de otro (la del Martini maestro) guíe la nuestra (¡qué maravilla, leer y releer el evangelio, contemplar cómo la Palabra es viva y eficaz, cómo habla en cada momento...!). 

Puede hacerse también una lectura programada y dosificada. ¿Por qué no guiar la oración de un determinado periodo a partir de este libro de Martini? 17 días de profundización en «palabras para vivir» a través de los cuatro evangelios. Esta idea, que se sigue a menudo, hará que Martini y su libro se conviertan casi en una costumbre litúrgica, tal y como lo constituye el evangelio del día para la Iglesia.

Estas tres lecturas requieren de tres elementos fundamentales: el primero de ellos es que cualquiera de las tres tiene que ser tranquila y pausada, para dar el paso a la oración personal. El segundo es que a la lectura de este libro tiene que acompañarle la lectura del evangelio en cuestión. ¿Por qué no leer a Martini con la Biblia al lado? Esta lectura tiene que ser también pausada, para que nuestra oración sea a partir del evangelio, para que sea la Palabra la que nos hable directamente a cada uno. En el fondo, Palabras para vivir quiere hablar de la sabiduría de la Iglesia, y no de la sabiduría del cardenal Martini.

El tercero es la llamada a la acción como último paso del método de lectio divina, esto es, la puesta en práctica de las Palabras para vivir, la concreción del estilo de vida que traduce vitalmente nuestra «experiencia de Dios». 


No hay comentarios:

Publicar un comentario