Beorlegui, Carlos: Nuevas tecnologías, trans/posthumanismo y naturaleza humana. Editorial Comares, Granada, 2021, Colección Filosofía hoy, número 79. 415 páginas. Comentario realizado por Leandro Sequeiros (Presidente de la Asociación Interdisciplinar José de Acosta, ASINJA).
En nuestro mundo emerge una verdadera revolución en la autocomprensión del ser humano. La filosofía transhumanista parece trastocarlo todo. Incluso la misma identidad de la naturaleza humana.
Uno de los filósofos que más está colaborando a la clarificación conceptual y ética de este fenómeno es el profesor Carlos Beorlegui, doctor en filosofía y licenciado en teología por la Universidad de Deusto, Catedrático emérito de Filosofía en la UD y profesor invitado de la UCA José Simeón Cañas (San Salvador), desde 1993. Su labor académica e investigadora se ha centrado en temas como la Antropología filosófica, la Historia de la Filosofía española y latinoamericana, la Filosofía de la mente, la Ética de las profesiones y El hecho religioso. Pertenece al consejo de redacción de la revista Pensamiento y ha publicado numerosos artículos en revistas de filosofía españolas y latinoamericanas. Entre sus libros publicados destacan: Antropología filosófica. Nosotros: urdimbre solidaria y responsable (1999, 2004, 2009), La singularidad de la especie humana. De la hominización a la humanización (2011), Antropología filosófica. Dimensiones de la realidad humana (2016), Humanos. Entre lo pre-humano y lo post- o trans-humano (2019).
Para Beorlegui, el ser humano ha ido forjando su ser y su identidad a lo largo de su propia historia. El ser humano se ha hecho a sí mismo construyendo todo tipo de artefactos y herramientas con los que ha ido transformando su entorno vital y a sí mismo. El avance del conocimiento científico construido por comunidades de expertos hace posible una interpretación cada vez más ajustada a la realidad de los procesos que rigen el funcionamiento del universo enigmático. Es más: el conjunto de las llamadas nuevas tecnologías y la convergencia potenciadora entre ellas están suponiendo un avance de tal magnitud respecto a las potencialidades tecnológicas de épocas anteriores, que los humanos tenemos ya en nuestras manos la capacidad de poner en peligro el equilibrio ecológico del planeta Tierra y consiguientemente la propia supervivencia de nuestra especie.
Si ante los avances científicos y tecnológicos suelen aparecer siempre posturas extremas, que los rechazan radicalmente (tecnofobia) o los defienden sin fisuras (tecnofilia), la capacidad que las nuevas tecnologías tienen de transformar las leyes de la naturaleza y la esencia de lo humano, hacen que estas posturas extremas se presenten con renovada radicalidad.
Especial interés posee en la actualidad la ideología trans/post-humanista, que sueña con la utilización de estas nuevas tecnologías para traspasar la esencia de lo humano con vistas a construir una nueva era post-humana habitada por nuevas especies que sobrepasen lo humano. De ahí la necesidad de acercarse al problema de forma prudente, crítica y responsable, puesto que se trata de algo que nos concierne a todos, siendo irresponsable dejar estas decisiones en manos tan solo de los científicos, las empresas que los financian, los intelectuales o los políticos, porque está en juego el futuro de la especie humana.
En concordancia con esta problemática antropológica, y explicitando los contenidos de los diversos capítulos que componen este libro, Beorlegui comienza por realizar una presentación global de las nuevas tecnologías, centrándonos en las cuatro que los estudiosos sitúan bajo esta denominación (las NBIC convergentes): las nanotecnologías, las biotecnologías, las infotecnologías, y las ciencias del conocimiento (las neurociencias y la IA, junto con la robótica).
“Al mismo tiempo que presentamos los principales avances, aportaciones y posibilidades de estas nuevas tecnologías, analizaremos al mismo tiempo los retos, peligros y múltiples interrogantes que nos plantean, tanto en el ámbito social y político, como en el filosófico, ético y antropológico. Dedicaré el primer capítulo al análisis de la nanotecnología y la infotecnología, centrándome en el segundo en las biotecnologías, mientras que en el tercero me ocuparé de presentar la situación básica del mundo de las neurociencias, dedicando el cuarto al estudio y reflexión crítica sobre la IA y el mundo de la robótica”.
En el capítulo quinto, se centra en el análisis de las diferentes propuestas trans/ post-humanistas, presentando las más interesantes posturas existentes dentro de esta corriente tan compleja, así como un análisis crítico sobre la consistencia de sus propuestas utópicas. Está claro que hay que distinguir entre las nuevas tecnologías propiamente dichas (en su nivel técnico y científico, así como en el de sus consecuencias para la sociedad humana) y las propuestas utópicas de los post/trans-humanismos que múltiples pensadores nos proponen como horizonte al que supuestamente nos enfrentamos los humanos en un plazo de tiempo relativamente breve.
En relación a estos planteamientos, tendremos como trasfondo los presupuestos míticos en los que se apoyan (sobre todo, sus semejanzas con las teorías gnósticas, y los trasfondos teológicos y religiosos que sus rezuman sus propuestas), algo que ya analizamos en el capítulo primero, para centrarnos directamente en el análisis de la seriedad y plausibilidad de estas propuestas utópicas, algo que tenemos que sopesar analizando tanto sus posibilidades técnicas como sus niveles éticos, filosóficos y antropológicos.
Todas estas reflexiones sobre las propuestas post/trans-humanistas nos abocan al reto de volver a reflexionar sobre el núcleo de lo que conforma la esencia o naturaleza humana. Es el objetivo central hacia el que apuntan y convergen las utopías post-humanistas, así como el criterio ante el que se ponen a prueba. Los humanos estamos dotados por esencia con la capacidad de discernir y separar lo que es de lo que debe ser, esto es, estamos dotados de capacidad ética para discernir sobre la bondad o maldad de lo que hacemos. Esto nos lleva a concluir que no todo lo que podemos hacer técnicamente está permitido moral o éticamente.
Ahora bien, los contenidos que marcan la moralidad y los criterios que usamos para discernir o juzgar entre lo bueno y lo malo, tienen que ver directamente con la idea que tenemos de nosotros mismos, con la esencia de lo humano.
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