Marina, José Antonio: Proyecto Centauro. Una nueva frontera educativa. Un modelo para los próximos treinta años. Khaf, Madrid, 2020. 270 páginas. Comentario realizado por José Fernando Juan Santos.
No hace falta presentar al profesor Marina, ni justificar este libro dentro de sus publicaciones. Lleva décadas insistiendo en la necesidad de renovar la educación desde sus fundamentos, no solo en la superficie metodológica, ni psicológica. La incorporación de estas novedades debería partir de una claridad mucho mayor sobre el sujeto que aprende y la sociedad en la que se desenvuelve. De ahí este nuevo texto, que él mismo presenta a sus ochenta y cuatro años como síntesis clarificadora y con mucho futuro de una trayectoria muy fecunda. Categorías filosóficas clásicas puestas al servicio de una comprensión de la acción educativa reconfiguran el mismo escenario que se destruye con propuestas peregrinas hechas al alimón: inteligencia, memoria, voluntad, carácter, finalidad. El profesor Marina nos tiene acostumbrados a tratar temas complejos con un vocabulario directo y accesible, que al mismo tiempo requeriría un buen análisis profesional, individual y colectivo, sobre nuestra práctica docente y nuestros proyectos educativos. ¿Dónde se anclan? ¿De qué se sirven? ¿A dónde conducen a los alumnos año tras año, asignatura tras asignatura? ¿En qué nos fijamos y cuáles son los criterios de evaluación?
Este libro, al que personalmente considero necesario dedicar un tiempo de calidad con una visión amplia, está dividido en doce breves capítulos. Los diez primeros van construyendo, desde la sociedad del aprendizaje y el sujeto, los elementos sobre los que es imprescindible volver si se pretende una educación asentada en la búsqueda de la felicidad personal y la transformación de la sociedad. La psicología emergente y una filosofía de raíz aristotélica ofrecen los conceptos básicos.
Posteriormente, siendo lo fundamental la formación del carácter, se ocupa de la personalidad (heredada y aprendida) y resume, de lo mucho que ha escrito, su teoría de la inteligencia. Son esos dos aspectos sobre los que se percibe el auténtico fin de la educación. Luego, solo luego, todo lo demás: objetivos, contenidos, asignaturas, proyectos, metodologías…
Finalmente, Marina explica el Proyecto Centauro, que da nombre al libro, en diálogo con una de las grandes preocupaciones de nuestro tiempo: la tecnología y su capacidad para desarrollar una inteligencia artificial. Sea como sea, ese entorno que va llegando no cambiará la necesidad de ser personas sólidas y competentes en una realidad enriquecida. Este es el reto, por eso Marina encamina su Proyecto con miras amplias de futuro. En lugar de caducar el trabajo que lleva realizando durante décadas, el horizonte parece confirmar la necesidad aún mayor de su propuesta. La inteligencia humana, que siempre se las ve con el mundo buscando una buena interpretación para las mejores decisiones, es tarea que se emprende en la escuela. Sin duda, los chavales que hoy están en la escuela serán los responsables directos de los próximos pasos. Algo que debería urgirnos como educadores.
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