Iriberri, Josep Lluís: Buscando al peregrino: El Camino Ignaciano. Mensajero, Bilbao, 2021. 424 páginas. Comentario realizado por Vicente Pascual.
Habiendo comenzado en el mes de mayo “Ignatius 500”, celebración de los 500 años de la conversión de Íñigo de Loyola y por lo tanto 500 años de la peregrinación de Ignacio desde Loyola a Manresa, Mensajero edita dos libros que nos invitan a acompañar al Ignacio peregrino en los comienzos de su conversión a través de lo que hoy llamamos el “Camino Ignaciano”.
Philippe Lemonnier escribe De Camino con Íñigo. Tras los pasos de Ignacio de Loyola y el jesuita Iriberri publica el que nos ocupa. Nuestro autor, uno de los iniciadores del Camino ignaciano, sabe de lo que habla. No solo es uno de sus diseñadores, sino que es un experimentado peregrino jacobeo e ignaciano que en el libro acompaña a un grupo de peregrinos a través de los 700 kilómetros, uniendo la experiencia espiritual de Íñigo con lo que hoy ofrece esta ruta en el siglo XXI.
Turismo religioso, gastronomía, cultura y peregrinación a pie se unen en las 29 etapas descritas aquí. Una manera “virtual” de hacer el camino es leer este libro; otra manera es hacer el camino a pie, ayudado o acompañado de este libro. Es una guía muy útil. Pretende que mientras vamos de Loyola a Manresa, poco a poco vayamos a la vez conociendo al peregrino Ignacio.
Podíamos decir que aquí hay tres libros en uno: La historia de las vivencias de Ignacio de Loyola en su peregrinación de 1522 (sacadas de su Autobiografía), la práctica concreta del Camino ignaciano en la actualidad y el fondo espiritual que ilumina la vida del hombre y la mujer que se deciden a hacer esta peregrinación. Es un libro de viajes, es un libro de lectura espiritual, es una manera de hacer Ejercicios espirituales a la vez de ejercicios físicos; es una manera de aplicar a nuestra vida las enseñanzas que vamos aprendiendo mientras caminamos porque no podemos olvidar que el camino es una escuela de crecimiento en humanidad y en espiritualidad.
El autor propone una metodología para conocer la vida de Ignacio a la vez que hacemos el camino que él hizo, a la vez que conocemos pueblos y lugares que conoció y recorrió él. Y sabemos que por el camino Ignacio iba “encontrando a Dios en todas las cosas”. Y ojalá eso nos pase también a nosotros.
El libro, y el camino, se organizan en cuatro semanas para compararlas con las cuatro semanas de los Ejercicios y pretende que ese itinerario espiritual también lo haga el caminante. Tanto el comienzo del día, en silencio, como la reflexión de la tarde, forman parte de esta experiencia. Aquí echamos de menos las orientaciones necesarias para cumplir estos objetivos. Es verdad que ya las presentó el autor en su Guía del Camino Ignaciano publicada en esta editorial. Esto quiere decir que nuestro libro se complementa con esta imprescindible guía que en su tercera parte nos presenta la guía para el camino interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario