Evans, G. R.: La fe cristiana en la Edad Media. San Pablo, Madrid, 2007. 160 páginas. Comentario realizado por Marta Sánchez.
Este libro pertenece a la colección Conocer la Historia. El objetivo de este proyecto editorial es acercar a todos los públicos el pensamiento cristiano: sus orígenes y la historia del cristianismo. Para ello se han elegido dos formas de divulgación del pensamiento cristiano: bien por personajes clave de la cristiandad, como San Agustín, Pablo, Jesús y Lutero, bien presentando períodos históricos. Todos los libros de la colección están ilustrados con bellas imágenes.
G. R. Evans, investigadora y conferenciante en Cambridge, va a presentarnos uno de los períodos más turbulentos en la historia de la religión cristiana: cómo se desarrolla el cristianismo en Occidente desde el siglo V hasta el Renacimiento (siglo XV). Desde la conversión de San Agustín (345-430) hasta el nacimiento de Lutero (1483).
La obra se estructura en diez capítulos. La autora parte de una visión general del Medievo, «El mundo visto con ojos medievales: ¿en qué creían los cristianos medievales?». Para el cristiano medieval, «Dios es “previo” a la eternidad en virtud de la simplicidad de la naturaleza. [...] Él es único, necesario e inmutable».
Partiendo de esta idea, central en la cultura medieval, la autora va a ir acercándonos al proceso por el que tuvo que pasar la Iglesia para inculturarse dentro de las sociedades romana y bárbara. Expone este tiempo, rico en esperanza y valores cristianos, desde temas importantes para la fe medieval: el estudio de la Biblia; la traducción de la Biblia al latín por San Jerónimo; la definición de la Iglesia como comunión; las indulgencias; los laicos; el culto a María en la piedad popular... También es una época rica por la variedad de manifestaciones de la experiencia religiosa: «Monjes, santos y cristianos ejemplares». La regla de San Benito (siglo VI) va a marcar un estilo de vida que se irá desarrollando a lo largo de este tiempo en una multitud de manifestaciones de vida consagrada, tales como el Císter, las órdenes mendicantes, las visiones místicas de Hildegarda de Bingen...
Por otro lado, G. R. Evans nos presenta en dos capítulos la relación entre la Iglesia y el Estado: «La política y la Iglesia» y «La guerra santa». Durante mil años, la Iglesia va a ir edificando y creando una estabilidad cultural, clave para el desarrollo posterior de Europa. La relación entre la Iglesia y el Estado, la lucha entre las dos potestades (el Papado y el Imperio), va a ser el hilo conductor de la historia política de la Europa medieval. El cristiano pierde la dimensión de comunión eclesial, y se implanta una monarquía papal que desembocará en la crisis de la Reforma. ¿Es la Iglesia necesaria para la relación entre Dios y el hombre? Mientras los reformistas niegan esta mediación, los católicos afirman la vigencia de la Iglesia como contexto de eternidad.
Mediante textos sencillos, con pequeños apartados específicos sobre un tema («La conversión de San Agustín»; «El cielo y el infierno de Dante»; «El credo de Nicea»...), se facilita al lector llegar a una comprensión de esta época tan interesante de la cristiandad. Es un período de globalización, tal como el que hoy vivimos, pero con la diferencia de que ahora la religión dominante no es el cristianismo.
En conclusión, el cristiano medieval no va a ser sólo un hombre más del Cosmos, sino un hombre que se sabe feliz porque es amado por Dios en la Iglesia santa, católica y apostólica. Una Iglesia unificada por obra del Espíritu Santo y dividida en su manifestación terrenal. Como dijo un autor medieval: «Pero, ¡oh!, ver a la Iglesia tan dividida nos cubre a todos de tristeza. Considerar este último brote que el orgullo y la envidia han hecho recaer del cisma y que nosotros debemos erradicar».
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