Alonso Schökel, Luis: La Biblia de nuestro pueblo. Biblia del Peregrino. Mensajero, Bilbao, 2009. 2.320 páginas. Comentario realizado por Enrique Sanz Giménez-Rico.
Siempre ha sido importante para el ser humano la comunicación: es medio especialmente cualificado para darnos a conocer, entrar en contacto y en relaciones recíprocas unos con otros, etc. Una comunicación que, aunque no es solamente oral o escrita, suele manifestarse habitualmente de estos dos modos indicados, y que se hace quizás más necesaria que nunca cuando se trata de textos escritos en tiempos muy antiguos y en lugares culturalmente muy distintos: por ejemplo, los textos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento.
Cuando publicó hace unos años la Biblia del Peregrino, Luis Alonso Schökel indicó que «al traducir intentamos rehacer la comunicación integral del original, es decir, no sólo del contenido intelectual o doctrinal, sino también de la emoción, el impacto, la sugerencia…». Con ello quería recordar el gran y afamado maestro de tantas generaciones de biblistas españoles que el trabajo realizado por él y sus colaboradores (J. L. Sicre, J. L. Blanco Vega, M. Iglesias, J. Mateos, J. M. Valverde, E. Zurro, etc.) pretendía reducir la distancia que separaba a los redactores originales del lector actual, algo que se podía lograr mediante el empleo de palabras y expresiones comprensibles para la gente de hoy. Junto a ello, la citada Biblia se esforzaba por recrear el estilo literario de los libros bíblicos, haciendo posible que un relato o una lamentación hebreas mantuvieran el citado género en su traducción castellana.
La editorial Mensajero, que publicó la citada Biblia, ofrece en los albores de 2009 La Biblia de nuestro pueblo, que posee la riqueza, calidad y el valor de la Biblia del Peregrino, y presenta además unas notas o comentarios de tono pastoral y una cuidada y moderna presentación, que hacen de esta nueva Biblia una gran ayuda para que muchas personas puedan tener un mejor conocimiento y comprensión de los textos sagrados. Varias razones pueden sostener estas afirmaciones.
La primera es que mantiene la traducción de la Biblia del Peregrino, que, además de los destacados aspectos ya reseñados, posee una cadencia y construcción propias de la lengua castellana, que produce en
sus lectores un gusto especial y particular.
La segunda, que en pocas páginas (casi 40 para el Antiguo y 26 para el Nuevo Testamento) incluye un
vocabulario de notas temáticas, que
«no es ni una concordancia ni un índice de conceptos para facilitar su
búsqueda, sino una selección de más
de un centenar de temas importantes,
conceptos, símbolos e ideas que se
encuentran en los libros bíblicos».
La tercera son las mencionadas
notas, que acercan a los lectores de cada pasaje bíblico a una
lectura y comprensión más fácil y
adecuada, gracias a los comentarios
de tono pastoral que se incluyen en
cada una de las perícopas o secciones de los diversos libros vetero y
neotestamentarios, y que han sido realizados por colaboradores de prestigio y calidad.
La cuarta es, además de su económico precio, la también citada presentación: letra grande y muy legible, ilustraciones y complementos, buena impresión y encuadernación, índice en uña en el canto del volumen, que facilita la rápida localización de los textos.
Celebramos mucho la aparición de La Biblia de nuestro pueblo y felicitamos a la editorial Mensajero por la iniciativa que ha tenido. Esperamos que ella contribuya a posibilitar a sus lectores rememorar la experiencia de uno de los personajes favoritos de Luis Alonso Schökel: Jacob, el que, en su lucha con Dios, y después de que este le tocara… lo vio y salió con vida.
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