Fernández-Martos, José Mª: Cuidar el corazón en un mundo descorazonado. Sal Terrae, Santander 2012. 192 páginas. Comentario realizado por Benjamín González Buelta.
Este libro de José Mª Fernández Martos está escrito en el mismo centro de nuestra cultura, que deposita cada día sedimentos de desencanto en el corazón humano y desprecia al creyente por irrelevante y desabrido ante las encrucijadas del futuro. Algunos creyentes se encogen y descorazonan ante esta visión mayoritaria que les llega desde fuera. Otros fabrican palabras e instituciones excluyentes que separan a los que están «dentro» del arca de los que están «fuera» y serán arrasados por el diluvio del «mundo líquido».
Este libro nos propone situarnos en la cultura tratando de descubrir lo sorprendente del Espíritu que hace nuevas todas las cosas. Nos ayuda a descubrir que no hay situación ni persona donde Dios no actúe y no pueda ser encontrado, pues a Dios no se le ha agotado la imaginación ni el amor por este mundo. José María nos muestra que a veces Dios es encontrado precisamente donde está el abajo más hundido de nuestra realidad, lo que parece más alejado de su propuesta de vida, en personas y situaciones decretadas estériles: psiquiátricos de las cárceles, marginaciones urbanas, inmigración sin futuro, países no viables... Esta comunión con el Dios de la vida encanta el corazón y lo llena de un dinamismo creador de alternativas humanas fascinantes y sin exclusiones. «Acercarse comprometidamente a Dios no solo no aleja de la pobre humanidad tal cual es, sino que te la acerca y te la hace entrañable, aunque te sea contraria, distante y despreciadora» (p. 18).
José María describe los rasgos más relevantes de nuestra cultura que se pasea por nuestras calles y se asoma a nuestras pantallas, y presenta las alternativas creadoras de un corazón con encanto. «Desearía que fuesen una especie de cardiograma que nos invitase a cuidar nuestro corazón» (p. 29). El punto de partida inevitable es la visita al propio corazón para crear un espacio interior y encontrarnos con el «pozo inagotable» de nuestra hondura abierta al infinito. La propuesta es la transformación del corazón: cambiar, de un corazón desparramado y ventanero, a otro atento que sepa ver la realidad; de unas vinculaciones volubles, «hasta que el tiempo nos separe», a un corazón fiel en un entorno que cambia de manera profunda y vertiginosa; de un individualismo protegido con contraseñas electrónicas, a un corazón en comunión con los demás; de la autosuficiencia científica y técnica, a un corazón humilde que se nutre del «humus» fértil de la tierra que nos alimenta a todos; de un corazón triste y depresivo, a la alegría, «que no es barata»; de un corazón ensimismado dentro de la propia piel, a la apertura al horizonte de la universalidad, de manera especial a lo pobre, lo diferente y lo enemigo. Lo que buscamos es un corazón habitado por el Tú inagotable que nos encuentra y nos inspira.
Cinco arterias principales recorren todo el libro y lo unifican en un solo latido que recrea cada palabra. La primera es la sensibilidad de José María para captar los mecanismos culturales que nos recorren por dentro y se siembran en los surcos siempre abiertos de nuestras necesidades naturales y artificiales. La segunda es su experiencia como psicólogo clínico y profesor universitario, que le permite dar nombre a procesos confusos con palabras certeras. La tercera es su sensibilidad artística, de manera especial hacia la poesía, que le brinda inspiración en los textos que mejor evocan los misterios del corazón humano. La cuarta es la referencia a personas y situaciones concretas encontradas en su misión terapéutica y pastoral, que anclan sus palabras en el fondo firme de la realidad. La quinta es la dimensión mística de su vida, que no sólo se deja sorprender en la soledad de cada encuentro con Dios, donde los textos bíblicos despiertan referencias insospechadas, sino también en los signos de la cotidianidad, donde Dios nos puede encantar el corazón con la transfiguración de los espacios y las vidas más sencillas y aparentemente sin relevancia alguna. Todas estas dimensiones se unifican en su propio corazón y originan una propuesta integradora de toda la persona ante tantos mecanismos culturales de fragmentación.
Este libro no es un archivo de saberes disecados y bien organizados en el estante de los muchos estudios y viajes de José María. Son páginas lúcidas, cordiales y creadoras. A los que buscamos y pedimos pan no nos ofrece una piedra dura. Es un libro crujiente que nace en las fronteras de la realidad donde se origina hoy el futuro entre el fuego y la oscuridad, el abrazo y el golpe. Mientras vamos pasando las páginas por el propio corazón, sentimos que el encantamiento de nuestra intimidad ya ha comenzado, porque las palabras llegan a la misma profundidad de donde nacen.
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