Martínez, Julio L.: Moral social y espiritualidad. Una co(i)nspiración necesaria. Sal Terrae, Santander, 2011. 176 páginas. Comentario realizado por José Castro Cea.
El otro día leí, en un estudio sobre la maternidad en la Unión Europea, que algunas investigaciones vienen a mostrar cómo la maternidad (y a su modo la paternidad) hace más inteligentes a las mujeres (y a su modo a los hombres). El caso es que me recordó cómo, cuando era un crío, en las sofocantes tardes del verano gaditano, no hacía más que trastear, impidiendo la saludable siesta a mis padres. Mis padres, que con tres hijos ya tenían bien desarrollada esa inteligencia de la que hablaba el estudio, decidieron comprarme en un puesto playero una contundente edición de Las mil y una noches que conservo con gran cariño; las mismas noches que tuvo la perspicaz Sherezade picando en su curiosidad al rey Shariar, llevándole de una historia a otra. Ni que decir tiene que a mí la historia me tuvo entretenido todas las siestas de ese verano, para solaz de mis padres. Desde entonces, uno de los criterios que más pondero para mi valoración de una obra (literaria, cinematográfica, teatral, musical o de cualquier tipo) es la capacidad que la misma tenga para estimular la curiosidad, para suscitar preguntas, para ampliar senderos que lleven a jugosos paisajes intelectuales, emocionales, pastorales o estéticos; y esta es una de las grandes virtudes, a mi modo de ver, de este libro.