Albar Marín, Lázaro: Oración para una Iglesia más viva. Pastoral de la oración cristiana. PPC, Madrid, 2009. 238 páginas. Comentario realizado por Mª Ángeles Gómez-Limón.
Tal como se nos dice en la presentación que D. Antonio Ceballos Atienza, obispo de Cádiz y Ceuta, hace de la obra, en ella se contiene «una propuesta de cómo realizar esta tarea primordial de la Iglesia. Pretende abarcar de forma sintética todos los aspectos de una posible pastoral diocesana de la oración, como modelo sugestivo capaz de revitalizar la dimensión espiritual de la Iglesia, en su sentido personal y comunitario más amplio, de la relación con Dios a través del diálogo íntimo en ese trato de amistad que es la oración (...). Este trabajo alienta e impulsa esa misión de crear comunidades orantes que fortalezcan la vida parroquial y diocesana para que, a su vez, se hagan más evangelizadoras y misioneras».
Lázaro Albar Marín (Jerez de la Frontera, 1952) tiene estudios de Bellas Artes y es doctor en Teología. Profesor en el Seminario diocesano de Cádiz y Ceuta y en el de Jerez de la Frontera, es también formador del Secretariado Diocesano de Grupos de Oración, párroco y director del Secretariado del Movimiento del Apostolado de la Oración. Tiene numerosos libros publicados, entrotros: Los silbidos de Dios (Málaga, 2008), Camino de oración. Una experiencia transformante (Madrid, 2007), La belleza de Dios: contemplación del icono de A. Rublev (Bilbao, 2001), etc. Esta presentación del autor nos sitúa exactamente ante la obra que nos ofrece en este momento y que seguidamente sintetizamos.
Oración para una Iglesia más viva se inicia con el Prólogo ya citado, seguido de una Introducción, cuatro grandes apartados donde se desarrolla el objetivo que se marca en el título, y una Conclusión. Muy al comienzo de la obra, Albar Marín explicita lo que una atenta mirada al índice ya indica: «El tema de la pastoral de la oración ha sido menos trabajado por toda esa cantidad de teólogos y pastoralistas que, aunque han tenido en cuenta la oración para la pastoral, no han elaborado un trabajo organizativo, sistemático y ordenado de una pastoral diocesana, parroquial y familiar de la oración. Es por lo que expongo una “pastoral de propuesta” como posible camino» (p. 12). Este trabajo «organizativo, sistemático y ordenado» es lo que se nos ofrece en su obra.
En el primer apartado se desarrolla su concepto de una Pastoral diocesana de la oración, tratado a partir de distintos epígrafes que describen el modo de enfocar este tipo de pastoral. Detecta inicialmente la Necesidad de una pastoral diocesana de la oración que esté im pulsada desde la pastoral de la espiri tualidad. Apunta que La oración por la unidad es auténtica misión diocesana. Se sigue de ello, por tanto, una específica Formación de los agentes de la pastoral de la oración, se describen cuáles serían los Momentos orantes propios de la vida diocesana, algunos Recursos orantes y un comentario acerca de los Lugares de oración.
A continuación, como segundo gran apartado, y dentro de la lógica estructuración que articula la obra, el autor presenta la importancia y la animación de la Pastoral parroquial de la oración, describiendo La parroquia, comunidad orante y señalando la importancia de que el pastor, el párroco, sea hombre de oración.
En tercer lugar, desarrolla las Dimensiones específicas de la pastoral oracional en la parroquia, a través de los grupos/áreas que habitualmente están presentes y animan la vida parroquial: La oración en la catequesis parroquial; La oración en el grupo de Caritas; La oración en el grupo de pastoral de la salud; La oración en el grupo de liturgia.
Por último, aborda la siempre compleja Pastoral de la oración en la familia, poniendo de relieve la Necesidad de orar en familia, la importancia de La oración conyugal y la praxis de La oración familiar. La obra se cierra con una Conclusión y una Bibliografía final para continuar profundizando.
Tras esta sucinta presentación, cabe reconocer que el autor, ciertamente, propone un «trabajo organizativo, sistemático y ordenado de una pastoral diocesana, parroquial y familiar de la oración». Por nuestra parte, creemos que realmente predomina dicha dimensión organizativa y práctica, a veces incluso en cuestiones de excesivo detalle (esquemas celebrativos, criterios para los cantos, modos de rezar salmos, intenciones que han de cuidarse en las oraciones, etc.).
Dirigidas estas páginas, quizá sobre todo a personas con responsabilidad en la organización de la pastoral diocesana y parroquial, se ocupa más de la oración comunitaria y su organización que de la personal, si bien siempre destaca que esta última es esencial y que se retroalimentan la una a la otra. Echamos de menos que la oración aparezca presentada más como una «actividad» a realizar que como una «relación interpersonal» a vivir, aunque casi con toda seguridad sea por la intencionalidad del autor de estas páginas. Es muy importante en la Iglesia la pastoral de la oración, pero lo es en un conjunto que se ilumina recíprocamente, oración y acción están al servicio de una sola cosa: ser cristianos, ser discípulos.
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