Caravias, José Luis: Dios en mi vida. Viviendo como hermanos. PPC, Madrid 2016, 224 páginas. Comentario realizado por Jorge Raúl Lasso Barrionuevo.

El inicio de su vida sacerdotal entre gitanos (1967) es el preludio de su misión en medio de los excluidos: “En ese pueblo marginal encontré sentido a mi vida religiosa y a mi sacerdocio”, pues aprendió que, para entrar en sus vidas, debía hacerse uno más de ellos, compartir sus fatigas, sus trabajos, sus celebraciones y su modo de encontrarse con Dios. Al llegar a Paraguay descubrió que era insuficiente vivir como los campesinos pobres (sin ahorros y en pésimas condiciones) para cumplir con su misión evangelizadora. Ellos mismos le aconsejaron: “Deja esta vida absurda y dedícate a la formación campesina”. Así fue aprendiendo que los caminos de Dios son insondables. Su tarea en la formación de la gente y en la toma de conciencia para no dejarse explotar fue lo que provocó la oposición de las clases dirigentes. Así empezaron las persecuciones tanto a él como a otros hombres y mujeres, sacerdotes y laicos, que buscaban ser fieles al mandado de Jesús: “Liberar a los cautivos”. José Luis fue expulsado de Paraguay; otros, fueron torturados y asesinados. El miedo, la desazón y la incomprensión de algunos compañeros jesuitas y de algunas autoridades eclesiales, le llevaron a pensar en dejar su sacerdocio y en formar una familia lejos de persecuciones, de la clandestinidad y de sus dolores. Pero una vez más, Cristo sufriente le habla desde los pobres en un cementerio donde acompañaba a unos hacheros del Chaco argentino.