miércoles, 27 de junio de 2012

Sarah Shun-lien Bynum: Las crónicas de la señorita Hempel. Por Javier Sánchez Villegas

Shun-lien Bynum, Sarah: Las crónicas de la señorita Hempel. Libros del Asteroide, Barcelona, 2011 (original de 2008). 262 páginas. Traducción de Gabriela Bustelo. Comentario realizado por Javier Sánchez Villegas.

Lo bueno que tiene esto del blog es que la gente se empieza a animar a recomendarte libros. Todavía no consigo que "visitas, cómplices y amigos" (como reza en el contador del blog) escriban comentarios a sus lecturas, pero todo se andará... (aunque agradezco a las personas que ya han hecho algún comentario el haberlos realizado).

El libro que nos ocupa hoy, Las crónicas de la señorita Hempel, me lo ha recomendado un amigo de largo recorrido: José Luis Matesanz. Lo compré en la Feria del libro de Madrid. Y tengo que reconocer que me ha encantado. Es una novela sencilla, fresca, situada en el nivel de lo cotidiano, pero que es capaz de elevarlo hasta las alturas de lo extraordinario. Es divertida, cercana... en las situaciones que presenta y en el análisis que hace de los personajes, fundamentalmente el central, el de la señorita Hempel. Pero vayamos poco a poco.

De la autora, Sarah Shun-lien Bynum, sé muy poco, prácticamente lo que dice el propio libro de ella. Nació en Houston en 1972. Es profesora de Escritura y Literatura en la Universidad de California San Diego. En 2004 publicó su primera novela, Madeleine is sleeping, que fue finalista del National Book Award y del Herdinger Kafka Prize. Las crónicas de la señorita Hempel es su segunda novela, que fue finalista del PEN/Faulkner Award y recibió numerosos elogios de crítica y público. En el año 2010 fue elegida por la revista The New Yorker como una de los veinte mejores escritores norteamericanos menores de cuarenta años.

Las crónicas de la señorita Hempel se centra en la realidad cotidiana de una profesora de Lengua y Literatura de Primaria en un colegio de Nueva York: preparación de clases, trabajo en el aula, actividades extraescolares, tutoría, informes de cada alumno en cada evaluación y a final de curso... Todo lo que ella hace es lo típico y cotidiano de cualquier profesor de esta etapa (en este sentido, todos los profesores que lean este libro se verán reflejados en él). ¿Qué tiene de novedoso esto? ¿Qué aporta esta novela a todo el mundo y, en especial, a los profesionales de la educación?
En primer lugar, el hecho de verse reflejados positivamente. Los docentes no siempre están bien considerados por la sociedad, lo cual, unido al estrés y a que los frutos se ven a largo plazo (cuando se ven), hace que vivan en muchas ocasiones en niveles muy altos de frustración y de incomprensión.
En segundo lugar, se presenta la realidad de la soledad del profesor en el aula. Aunque un profesor pueda trabajar en equipo (con su departamento o, en general, con el claustro de profesores), al final se encuentra solo frente a los alumnos. Esto conlleva siempre varias cuestiones: ¿Cómo atraer el interés de los chicos?, ¿qué hacer para motivarlos y para sacar de ellos lo mejor de sí mismos?, etc.
En tercer lugar, se plantea también la cuestión del paso del tiempo, tanto por parte del profesor como por parte de los alumnos. El profesor se va haciendo mayor, mientras que los alumnos siempre tienen la misma edad. Los éxitos de los alumnos son percibidos por el profesor como algo propio (lo mismo ocurre con los fracasos). Pero, ¿qué sucede cuando los alumnos superan con creces al profesor en todos los órdenes posibles de la vida: inteligencia, carrera profesional, consideración social, economía, etc.? No siempre se encaja bien.
La autora, Sarah Shun-lien Bynum
Todo esto y mucho más aparece en esta novela. Formada por ocho relatos casi independientes (Talento, Cómplice, Coco, Chungo, Travesía, Yurt, Satélite y Encontronazo), el resultado es un cuadro impresionista en el que queda retratada de una manera original, fresca y divertida la señorita Hempel. Profesora novata, recién licenciada, debe enfrentarse a su nuevo trabajo, y a asumir responsabilidades en su vida privada. De adolescente vestía con cuero, con botas de punta de acero y le gustaba la música punk. Ahora, siendo guía y modelo para sus alumnos, cambia radicalmente su aspecto exterior. Pero, ¿qué ocurre con el interior? Por otra parte, quiere conocer a sus alumnos personalmente, implicarse en su vida íntima, sacar de ellos lo mejor. Y para eso recurre a todos los métodos posibles (en el que se incluye la lectura de un libro lleno de palabras malsonantes), lo cual le lleva a tener que enfrentarse a padres que se oponen radicalmente a sus métodos pedagógicos poco ortodoxos. Ella está convencida de que, en educación, la pedagogía debe estar al servicio de los alumnos, los cuales son como orugas que están llamadas a convertirse en bellas mariposas; que están llenos de dones por descubrir; que todos son buenos por naturaleza, pues participan de una especie de bondad original... Y así lo deja constar en todos los informes que realiza de sus alumnos, los cuales son elaborados concienzudamente, aportando originalidad y destacando el matiz que configura y caracteriza a un alumno frente a otro.

De todas las historias que se cuentan, la que más me ha llamado la atención es la última (Encontronazo). ¿Qué puede ocurrir cuando vas por la calle y te fijas en que, unos metros por delante, va una chica despampanante, vestida elegantemente y con un aspecto envidiable? En principio, nada. Pero, ¿qué pasa cuando un tiempo después ella se da la vuelta, te saluda efusivamente y descubres que es una antigua alumna tuya? Ahí lo dejo.

Novela muy recomendable. Es original, divertida... Hilarante en ocasiones. Casi obligatoria para los docentes. Es todo un homenaje a este colectivo tan vapuleado como incomprendido. Desde aquí mi reconocimiento a todos ellos, lo cual, en el fondo, es también un autorreconocimiento, pues yo también soy profesor.

No quisiera terminar este post sin citar un poema muy bonito de Madre Teresa de Calcuta sobre la educación. Me encantaría que todos os sintierais identificados con él.

Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tus sueños.

Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.

Sin embargo, en cada vuelo,
en cada vida, en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino que enseñaste.



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