Vázquez Borau, José Luis: 1000 pensamientos para iluminar la vida. PPC, Madrid, 2011. 150 páginas. Comentario realizado por Rosario Paniagua.
Decía Voltaire que una colección de pensamientos debe ser una farmacia donde se encuentra remedio a todos los males. Los pensamientos que contiene este libro se presentan como los cuatro puntos cardinales: norte (la contemplación), sur (la vocación), este (la estética) y oeste (el testimonio).
El objetivo de cada pensamiento es iluminar la vida y fomentar la mirada interior que ayude a descubrir la vocación, desarrollando al mismo tiempo una mirada estética, una responsabilidad ética y la dimensión contemplativa.
El autor es doctor en filosofía y teología, responsable de la Comunidad Ecuménica Horeb «Carlos de Foucauld» y presidente del Instituto «Emmanuel Mounier» de Cataluña. Tiene una abundante producción bibliográfica.
Existe en el zen un ejercicio, dirigido por un maestro llamado koan que consiste en ayudar a los discípulos mediante una frase a romper el bloqueo intelectual y alcanzar mediante la intuición la iluminación de por dónde deben seguir sus pasos. Los pensamientos recogidos en este libro son fruto de esa experiencia a lo largo de varios años en el ámbito educativo. La acción es un acto libre de la persona, que en función de unos valores se eleva por encima de sus condiciones. En medio de las vulnerabilidades irrumpe una responsabilidad que nunca se agota: la responsabilidad por las demás personas, vivir la existencia según la misión recibida, es lo que de verdad nos hace humanos.
Desde que nace hasta que muere, la persona vive una situación comprometida; la simple presencia es ya una acción; no existe la inacción, pues la existencia es acción de mayor o menor calidad y alcance, pero que siempre produce efectos. En los primeros siglos de nuestra era, algunos cristianos se internaban en la intimidad del desierto para acallar las pasiones y seducciones. Hoy hacen falta personas que hagan el viaje hacia el desierto interior, se adentren en los abismos del propio yo y abran el camino a los demás. Esto significa que cada uno, en el contexto en que le ha tocado vivir, encuentre sentido a la soledad, al silencio, al vacío interior, a la pobreza.
En el libro queda clara la importancia del proceso de personalización. Tenemos un destino común, pero cada uno con su acento propio: lo que se llama la singularidad de la vocación. Se trata de entrar en una relación con Dios, cada cual con una finalidad específica, una llamada, una vocación, un camino concreto.
Los 1.000 pensamientos que ofrece el autor están estructurados como los polos de una brújula, que constituyen los elementos básicos para realizar el camino de la vida. De la contemplación surge la vocación, que se constata en un camino de paz a pesar de las contrariedades y se confiesa con el propio testimonio.
No se trata de un libro convencional: se puede utilizar para la meditación, como lo hacen los koans budistas, meditando uno cada día. Tiene aplicación en tareas educativas y catequéticas. El objetivo fundamental de cada pensamiento es fomentar la atención, de forma que contribuya al desarrollo de la dimensión contemplativa y la responsabilidad ética.
El índice temático final es de gran utilidad para la búsqueda de los temas concretos contenidos en los diferentes pensamientos expuestos a lo largo de las páginas. Libro sencillo, útil y de gran aplicación para grupos cristianos con intereses pedagógicos y dinámicas participativas.
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