Ferry, Luc: Sobre el amor. Una filosofía para el siglo XXI. Paidós, Barcelona, 2013. 218 páginas. Traducción de Núria Petit Fontseré. Comentario realizado por José Fernando Juan Santos.
Luc Ferry es un destacado pensador francés que comprende la filosofía no como una actividad reflexiva y contemplativa, sino como la búsqueda de la vida buena, de la salvación laica. De ahí que su obra tenga un marcado carácter práctico y sea una auténtica propuesta de vida.
Estas páginas hacen reflexionar al lector en el marco de una conversación con Claude Capelier, filósofo de su misma nacionalidad y parecidos intereses, explicando los puntos fundamentales de su obra a propósito de lo que él considera como un escenario de nueva humanidad («segundo humanismo»). Según el autor nos encontramos en una situación particularmente importante en la que es posible concluir que el amor se ha constituido como núcleo esencial y motor de la actividad humana —junto a su pareja inseparable, el odio—. Un movimiento que sólo ha sido viable en tanto que se han abandonado ciertas miradas perdidas y trascendentes, y la persona ha comenzado a mirarse a sí misma y preocuparse por sí misma. Semejante actitud no es reducible en absoluto a la esfera íntima o privada, sino que llega con la pretensión de contagiar su dinamismo tanto a lo público como a lo político. De ahí que el segundo y tercer capítulo de esta obra se dediquen al diálogo sobre en qué medida este novedoso sujeto más-que-moderno ha roto con la «vieja política» y se expresa espiritualmente en nuevas formas de arte y de educación.
Luc Ferry es un destacado pensador francés que comprende la filosofía no como una actividad reflexiva y contemplativa, sino como la búsqueda de la vida buena, de la salvación laica. De ahí que su obra tenga un marcado carácter práctico y sea una auténtica propuesta de vida.
Estas páginas hacen reflexionar al lector en el marco de una conversación con Claude Capelier, filósofo de su misma nacionalidad y parecidos intereses, explicando los puntos fundamentales de su obra a propósito de lo que él considera como un escenario de nueva humanidad («segundo humanismo»). Según el autor nos encontramos en una situación particularmente importante en la que es posible concluir que el amor se ha constituido como núcleo esencial y motor de la actividad humana —junto a su pareja inseparable, el odio—. Un movimiento que sólo ha sido viable en tanto que se han abandonado ciertas miradas perdidas y trascendentes, y la persona ha comenzado a mirarse a sí misma y preocuparse por sí misma. Semejante actitud no es reducible en absoluto a la esfera íntima o privada, sino que llega con la pretensión de contagiar su dinamismo tanto a lo público como a lo político. De ahí que el segundo y tercer capítulo de esta obra se dediquen al diálogo sobre en qué medida este novedoso sujeto más-que-moderno ha roto con la «vieja política» y se expresa espiritualmente en nuevas formas de arte y de educación.
Respecto a la política, cabe decir que, según Luc Ferry, nos situamos en una nueva era que ha sido empujada desde antaño por los progresos respecto a la toma de conciencia de la dignidad y los derechos de todas las personas. Lo cual ha conducido, no sólo a la emancipación del individuo y a su reconocimiento por sí mismo, independiente de relaciones y pertenencias, sino a la exaltación, casi sacralización, de la alteridad y del otro. En su análisis, sin embargo, no calla los peligros y amenazas que todavía se ciernen en esta incipiente revolución del amor.
El tercer capítulo comienza dialogando sobre la situación de la educación y la enseñanza en Francia, con intereses puntos de vista sobre los peligros y las soluciones encontradas en algunos países, y en su segunda parte se adentra en la actualidad del arte, que a su entender es hoy expresión de la revolución del amor como deconstrucción de antiguas tradiciones buscando lo esencial humano.
Para terminar, Luc Ferry se plantea si el amor es una utopía, al modo como otras grandes utopías han existido en la historia de la humanidad y de la filosofía, respondiéndose a sí mismo que este segundo humanismo, ya en marcha e imparable, es de fraternidad y empatía de mano de los derechos humanos y del reconocimiento del otro en su dignidad. En resumen, una obra que nos adentra en un interesante diálogo en el que subyace una búsqueda de lo esencial humano, que con gran optimismo, el autor considera ya encontrado.
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