Alejandro G.
Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris, Jr. y Armando Bo: Birdman or The Unexpected Virtue
of Ignorance. Los Ángeles, Dinosaur Out, 2013. Comentario realizado por Fernando Vidal (Universidad Pontificia Comillas, @fervidal31).
Birdman o La inesperada
virtud de la ignorancia no sólo es una
película asombrosa sino que ha publicado un guión poderoso. Birdman es una obra
sobre la autenticidad y sentido de nuestros logros en la vida. Un hombre con
superpoderes como volar pero que siente que sólo el reconocimiento del público
culto puede justificar su existencia. Un actor que hace de superhéore
–Birdman-, entretiene a millones de familias por todo el mundo y gana millones
de dólares, siente que sólo el reconocimiento del prestigioso público del
teatro neoyorquino puede justificar su existencia. Un hombre con una esposa
enamorada y una hija que le necesita las ignora y maltrata porque siente que
sólo la gloria que concede la cultura neoyorquina puede justificar el amor.
Pero el fracaso en todos los órdenes le va a retar como a un caballero clásico
y sólo su progresiva entrega, desposesión y autenticidad le dará una salida de
esa caverna que siempre son el escenario de un teatro y sala de cine. Sólo su
ignorancia y pobreza van a permitirle alcanzar el amor y la excelencia.
1. Las tres estaciones del caballero
Birdman ha sido la película sorpresa del año
2014: un fresco torrente de autenticidad en medio de un cine cada vez más
previsible y con guiones fáciles. Birdman cuenta con un poderoso guión y una
trepidante realización cinematográfica. El guión es una obra colectiva a cuatro
manos y está disponible para ser descargado gratuitamente, editado por Dinosaur
Out, en http://gointothestory.blcklst.com/wp-content/uploads/2014/11/BIRDMAN.pdf.
El guión es una obra al servicio de la
película, pero merece la pena ser leído para reflexionar sobre su propuesta. En
el script se cruzan los dos
argumentos: por un lado la historia de un actor que desdeña lo conseguido en la
vida en el terreno familiar y profesional y ansía la gloria del reconocimiento
por un hecho memorable. El otro argumento es una doble reflexión sobre arte
dramático: una discusión sobre el cine de Hollywood y el sofisticado teatro
culto (de Nueva York) y la producción del actor como un proceso de entrega y
desposesión. Lo que trenza los tres hilos en una sola cuerda es la obra "De
qué hablamos cuando hablamos de amor", escrita por el dramaturgo Raymond Carver
(1981), y en la que los protagonistas aspiran al amor y viven un progresivo
despojamiento de todo.
La propuesta de Iñárritu y sus colegas es una
obra de teatro dentro de una película de cine. El protagonista, Riggan, es un
actor con grandes limitaciones. Eso le queda patente cuando contrata como actor
para la obra de teatro a Mike Shiner, un carismático actor de gran talento. La
obra de teatro va a ser probada en tres sesiones de preestreno, antes de su
gran estreno. Los tres preestrenos son sesiones ante un público convencional pero
que ha pagado sustancialmente menos por ver una obra en la que todo es aún
provisional. Esa estructura de tres preestrenos ritualiza la historia en tres
pasos al modo de la convención narrativa clásica. En vez de un caballero
traspasando las tres pruebas, en este caso tenemos a un superhéore (Birdman)
que va a tratar de superarlas. Pero, previsiblemente, los tres pasos van a ser
fracasos cada vez mayores. El primer preestreno fracasa por la ebriedad de Mike
Shiner, quien interrumpe la obra denunciando que no hay nada auténtico y
verdadero en ella. El primer preestreno desnuda la mentira de la obra de teatro
diseñada para gustar, la falsedad de los decorados, el agua en los vasos donde
debía haber un alcohol embriagador. El
segundo preestreno volverá a fracasar porque Mike Shiner no simula estar
teniendo sexo con la actriz que interpreta el papel de su amante sino que
mantiene relaciones sexuales auténticas en el escenario –y además dicha actriz
es su pareja en la “vida real” de la película-. Cuando se levanta el público
contempla una testaruda erección que causa una enorme carcajada y acaba
interrumpiendo de nuevo la obra. Riggan está desesperado y cuando se acerca al
tercer preestreno ha presionado al máximo para domar a Mike Shiner y asegurar
el éxito. Pero en esa ocasión es él quien falla: por una puerta inoportunamente cerrada, se queda en calzones
fuera del teatro y tiene que atravesar Times Square para poder acceder de nuevo
al teatro por la única puerta por la que es posible: la principal por la que
entra el público. Para poder intervenir en el momento en que le toca hacer la
entrada, se ve obligado a aparecer así de desnudo por el pasillo central del
teatro. De nuevo el preestreno ha fracasado.
Esos tres pasos han ido hundiendo las
probabilidades de éxito de la obra y han ido deprimiendo progresivamente al
protagonista, Riggan, haciéndole perder el control de su actuación.
Desesperado, ya convencido de que va a ser inmisericordemente criticado,
realiza una actuación dramática en la que se entrega de todo, se desposee de
todo afán de éxito: se ha identificado tanto con el fracaso absoluto de su
personaje que él mismo se da totalmente incluso a esa pérdida total. Sólo
desposeyéndose de todo, ha logrado alcanzar la autenticidad para realizar con
perfección su labor.
2. Para volar hay que perder la tierra
Riggan es un actor de
Hollywood que no sólo ha protagonizado tres películas taquilleras de éxito
mundial sobre un superhéroe –Birdman- sino que él mismo puede volar. La gente
no lo sabe, pero él es como un superhéroe de verdad: es un superhéroe
representando a otro superhéroe. Él puede volar, puede hacer cosas
extraordinarias –como mover objetos con la mera voluntad de mente- y llenar de
ilusión a millones de niños y familias por todo el planeta. Pero él se siente
vacío porque el mundo culto le desprecia. Piensan que es un tarado con
alucinaciones por haberse creído su personaje, y que realmente no es un actor
sino que, por el contrario, lo que él hace desprecia y destruye el verdadero
arte del cine y el teatro. Birdman ha perdido la pasión y la busca en un lugar
equivocado.
Aunque Riggan ha alcanzado un
gran éxito haciendo felices a gran parte del planeta con sus películas de
entretenimiento, no lo valora. Una gran insatisfacción y vacío interno le ha
corroído. Vive buscando la fama, pendiente de la aceptación ajena, obsesionado
por lo superficial y tratando de demostrar que es alguien que no es. Eso le ha
conducido a maltratar y destruir su
matrimonio, y a ser un padre ausente que nunca se ha ocupado de una hija –que
además tiene problemas de drogadicción y a la que, pese a que trabaja junto a
él, ignora-.
Para ganarse el reconocimiento
de la academia y el público culto, ha invertido toda su fortuna en la
representación de la obra que dirige y protagoniza: "De qué hablamos cuando
hablamos de amor”. La idea principal de la obra es que todo el mundo tiene
derecho a amar y ser amado al menos una vez por alguna persona. Pero Riggan ha
olvidado lo que es amar, sólo busca el éxito según los criterios que le marca
la cultura del poder. Encuentra problemas para llevar a cabo la obra porque no
logra ser un buen actor ni que la obra sea auténtica y a eso se suman muchos
más problemas provocados por la falta de dinero y por las fatuas vidas de sus
compañeros. Pero él persiste con furia en sacar la obra adelante.
En una visita al camerino del
teatro, su mujer, Sylvia, le pregunta: ¿Qué
te pasa? Mírame. Riggan mira amable a su exmujer y le contesta: Tengo la oportunidad de por fin hacer algo
bien en mi vida. Y tengo que aprovechar. Tengo que hacerlo. Su mujer le
dice que le ama y él mismo también sigue amándola, pero está demasiado centrado
en lograr ser alguien a través del éxito, el reconocimiento, busca la pasión en
el contento de los poderosos de la cultura. Incluso sabe que es un mal padre y
que, dados los problemas que atraviesa su hija, debería ser un gran padre. Su
mujer, Sylvia, le dice: No tienes que ser
un gran padre a partir de ahora sino que simplemente tienes que ser simplemente
padre.
A su propia hija, Sam, le dice
más tarde: Estoy tratando de hacer por
fin algo importante. Pero su hija Sam cree que le da demasiada importancia
a la obra de teatro y ella misma se siente minusvalorada cuando su padre
considera que no entra dentro de eso que él considera hacer algo importante en
la vida. Él se indigna: ¡Es importante
para mí! ¿De acuerdo? Puede que no para ti ni para tus amigos cínicos cuya única ambición es terminar haciendo algo
vital y que, por cierto, va a ser recordada por ser la generación en la que
finalmente las personas dejaron de hablarse. Pero para mí… Para mí… Esto es…
Dios. Es mi carrera, es mi oportunidad de hacer algún trabajo que realmente
signifique algo.
Sam se deja llevar de la ira y
le contesta a su padre con palabras que nunca antes había sido capaz de
decirle: ¿Significa algo para quién?
Estás haciendo una obra basada en un libro para ricos, vieja gente blanca cuya
única preocupación real es dónde van a tomarse su cake y café cuando termine. A
nadie le importa una mierda salvo a ti. Y reconócelo, papá, no lo haces por
amor al arte. Es porque quieres sentirte relevante otra vez. Mira, hay todo un
mundo fuera donde la gente lucha por ser relevante cada día. ¡Y tú actúas como
si no existieran! Las cosas están pasando en un lugar que tú voluntariamente
ignoras, un lugar que ya te ha olvidado. Quiero decir, ¿quién eres tú? Estás
haciendo esto porque estás aterrado ante la muerte, como el resto de todos
nosotros, eso es de lo que no te das cuenta.
El director de cine mexicano
Alejandro G. Iñárritu -autor de otras notables películas como Amores perros, 21
gramos o Babel- adopta la ingeniosa ficción de hacer que Riggan esté siempre en
compañía de su alter-ego, Birdman. No sólo su mujer y su hija le reclaman que
sea él mismo sino que su propio personaje le insiste una y otra vez en él ya es
alguien, puede hacer felices a millones de personas y puede volar –y ese volar
significa ser él mismo, soñar, vivir libre-.
Birdman le recuerda quién es
en realidad. -Tú eres una estrella de
cine, ¿recuerdas? Pretenciosa pero feliz, ignorante pero encantadora. ¿Qué
estás tratando de demostrar? ¿Eh? ¿Que eres un artista? No lo eres. Nuestras
películas ganan billones alrededor de todo el mundo. ¡Levántate! Así que no
eres un gran actor, ¿a quién le importa? Tú eres mucho más que eso. ¡Tú eres un
icono! Tú libras a la gente de su aburrimiento y vidas miserables, la gente
deja sus rutinas diarias. Les haces saltar, reír, llorar, cagarse en sus
pantalones. Lo único que tienes que hacer es chasquear tus dedos-. Riggan
chasquea sus dedos y comienzan a pasar cosas extraordinarias. De repente
comienza a levitar. Birdman vuelve a tratar de hacer que valore lo que
realmente es y hace. -¡Vuelve a ser quien
eres! Puedes hacerlo. Tú eres Birdman. ¿Me oyes?-.
Tras diversas peripecias de
humor negro, finalmente Riggan se da cuenta de que ama a su mujer e hija y la
progresiva conciencia de su miseria le hace conectar con su corazón y
representar con mayor autenticidad su papel en la obra de teatro. Ha ido hasta
la raíz, se ha desnudado de su vanidad, se ha humillado, se ha desprendido de
todo, dispuesto a vivir fracasado. Birdman recuperó la pasión a través de la
autenticidad y el amor. Finalmente, el éxito le alcanza como actor en dicha
obra pero él ya está mucho más allá. Ya no le importa: ama a su mujer, ama a su
hija y sobre todo se da cuenta de que tiene que ser quien es, el hombre pájaro,
el hombre volador, aunque deba ser una identidad secreta que nadie conozca
nunca y quede oculta detrás del disfraz con el que hace feliz a todo el
planeta. Pero hay alguien que sí sabe su verdadera identidad, quien realmente
es… Su hija Sam sabe que ahora tiene un padre y que su padre es extraordinario
y no sólo por el milagro de que pueda volar… Birdman ya sabe de nuevo para
quién debe volar.
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