d’Ors, Pablo: Biografía del silencio. Breve ensayo sobre meditación. Siruela, Madrid 2012. 116 páginas. Comentario realizado por Daniel Izuzquiza.
En un año, este librito se ha reeditado seis veces. Sacerdote católico, discípulo zen, novelista y capellán de hospital, podría decirse que Pablo d’Ors ha escrito un libro redondo. Bien redactado, sugerente y profundo; ágil en la escritura pero sosegado en el contenido y en el ritmo. Simplemente, el autor narra y describe su propia experiencia en el terreno de la meditación zen («comencé a sentarme a meditar en silencio y quietud por mi cuenta y riesgo», comienza en la p. 11). Al hacerlo, es capaz de conectar con la prisa y la dispersión de la vida urbana para proponer una alternativa accesible y creíble, sin tampoco ocultar la dureza y dificultad de la propuesta. Creo que aquí está la clave del éxito editorial.
Dije antes que era un libro redondo, pero quizá sea más ajustado decir que es un libro helicoidal. Este ensayo tiene algo de envolvente, de seductor; atrapa al lector, le invita, le dinamiza; he ahí el primer sentido de la hélice mencionada. También es helicoidal, más que esférico, porque estamos ante un ensayo abierto y no cerrado. De las diversas cuestiones que quedan flotando tras la lectura, quizá la más llamativa es saber cómo compagina el autor su ser sacerdote católico con su experiencia con la meditación zen. No entra en esta cuestión, que otros autores sí han abordado de manera teórica y biográfica. Pero el mero hecho de ni siquiera mencionarlo es ya una provocación, unos puntos suspensivos.
En un año, este librito se ha reeditado seis veces. Sacerdote católico, discípulo zen, novelista y capellán de hospital, podría decirse que Pablo d’Ors ha escrito un libro redondo. Bien redactado, sugerente y profundo; ágil en la escritura pero sosegado en el contenido y en el ritmo. Simplemente, el autor narra y describe su propia experiencia en el terreno de la meditación zen («comencé a sentarme a meditar en silencio y quietud por mi cuenta y riesgo», comienza en la p. 11). Al hacerlo, es capaz de conectar con la prisa y la dispersión de la vida urbana para proponer una alternativa accesible y creíble, sin tampoco ocultar la dureza y dificultad de la propuesta. Creo que aquí está la clave del éxito editorial.
Dije antes que era un libro redondo, pero quizá sea más ajustado decir que es un libro helicoidal. Este ensayo tiene algo de envolvente, de seductor; atrapa al lector, le invita, le dinamiza; he ahí el primer sentido de la hélice mencionada. También es helicoidal, más que esférico, porque estamos ante un ensayo abierto y no cerrado. De las diversas cuestiones que quedan flotando tras la lectura, quizá la más llamativa es saber cómo compagina el autor su ser sacerdote católico con su experiencia con la meditación zen. No entra en esta cuestión, que otros autores sí han abordado de manera teórica y biográfica. Pero el mero hecho de ni siquiera mencionarlo es ya una provocación, unos puntos suspensivos.
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