Artières, Philippe: Clínica de la escritura. Historia de la mirada médica sobre la escritura. Gedisa, Barcelona, 2016. 232 páginas. Traducción de Federico Villegas. Comentario realizado por Iván Pérez del Río.
Durante muchos siglos la escritura ha formado parte de la vida del hombre. A través de ella, transmite información, representa la realidad, se sirve de ella para conocer lo que ocurrió en otros momentos de nuestra historia. Pero no siempre se ha concebido de la misma manera. Hasta el siglo XIX el hombre occidental ha escrito con la mano de otro. La escritura representaba un arte que convenía aprender y practicar. En nuestros días podemos ver en el Shodô (“camino de la escritura” o caligrafía japonesa) lo que supuso la escritura en aquellos momentos. Sin embargo, a partir de mediados del XIX comienza a ser una práctica individual. Lo que produce el cuerpo que escribe pasa de ser algo neutro, a ser una materia-texto portadora de secretos. En ese momento, y durante cincuenta años (1874-1914), la escritura se convierte en objeto de estudio. Médicos e investigadores intentan descifrar lo que está detrás de los escritos: patologías, identidad, personalidad… Luego llegará la máquina de escribir que, al uniformar el signo gráfico, da lugar, de nuevo, al anonimato y la neutralidad en la escritura. Llama la atención que siete años después, en el año 1921, Hermann Rorschach publica el conocido test de Rorschach que marca el inicio de una etapa en la psiquiatría y en la psicología en la que ganan auge los test proyectivos. El interés por lo oculto, por lo que se esconde detrás, no desaparece, sin embargo el foco de atención cambia: de la escritura se pasa al dibujo o a lo que el paciente proyecta al presentarle una mancha de tinta neutra.
El libro del historiador francés Philippe Artières trata sobre esos cincuenta años en los que la escritura pasa a ser objeto de estudio. La óptica que elige el autor es la médica, aunque desde las primeras páginas se aprecia su vena de historiador. A lo largo de la obra, de sus nueve capítulos, el lector irá descubriendo cómo médicos e investigadores van descifrando los escritos de sus pacientes con unos objetivos concretos entre los que destacan: descubrir en ellos signos de patologías como la demencia, los delirios, etcétera; clasificar las enfermedades a partir de las características de su escritura; y observar la evolución de la enfermedad. Artières también analiza en su libro cómo va desapareciendo este arte en el campo de la medicina, fijando como elemento culmen la aparición de la máquina de escribir. El lector, a lo largo de sus 232 páginas, podrá disfrutar de lo que supusieron estos cincuentas años para la ciencia de la escritura y que hoy, ciento dos años después, se pueden observar sus huellas en técnicas como la grafología, usada por psicólogos y criminólogos.
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