viernes, 30 de septiembre de 2022

Manuel Sánchez Monge: Aprender el arte de acompañar. Por Enric Puiggròs

Sánchez Monge, Manuel: Aprender el arte de acompañar. Guía para acompañantes y acompañados. Sal Terrae, Santander, 2020. 228 páginas. Comentario realizado por Enric Puiggròs.

La necesidad de integrar el acompañamiento en el corazón de la vida de la Iglesia y las comunidades ha sido uno de los aportes más notables del fecundo pontificado del Papa Francisco. Ya desde Evangelii Gaudium en el lejano 2013, el Papa empezó a advertir sobre la importancia de potenciar el desarrollo del discernimiento y el necesario acompañamiento de los procesos pastorales en la acción pastoral cotidiana de comunidades y movimientos. 

Aprender el arte de acompañar hacer honor a su título: comprende el acompañamiento como un arte donde intervienen multitud de elementos que, no siendo muy complejos por separado, es su articulación en lo concreto de la vida y de la práctica pastoral que suponen un gran reto. El libro tiene la virtud de reunir toda la rica documentación y reflexión realizada por la Iglesia todos estos años y que permiten al lector hacerse cargo de los elementos comprendidos en este rico campo de acción evangelizadora. 

Uno de los principales aportes del libro es la aclaración de lo que no es acompañamiento. Sale al paso, así, de comprensiones demasiado amplias del término que le restan fuerza en lo que tiene de intuición evangélica profunda. Primero, porque parte de una experiencia espiritual compartida, de un acompañamiento de la vida del Espíritu. Y también porque subraya el aporte del acompañamiento espiritual sobre otras fórmulas contemporáneas que implican el diálogo interpersonal, pero que no explicitan la acción de Dios que fundamenta nuestras vidas. 

Durante la preparación del Sínodo se dialogó mucho sobre el uso del término acompañamiento y hubo muchas discusiones (no exentas de incomodidad) sobre su relación-oposición con la dirección espiritual. Ahí entiendo que el autor mantiene una pretendida equidistancia en el uso de los dos términos. Convendrá mayor reflexión sobre un punto, ya que pervive una cierta confusión que a veces, en la práctica concreta, genera confusiones e incomodidades que serían evitables. 

La exposición de los temas parte de una rica y profunda reflexión bíblica, y parte del convencimiento de que es en la contemplación de Jesús en su acción del acompañamiento de las personas que encontramos la inspiración para nuestra propia labor de acompañamiento. La acción de acompañar abarca todas las dimensiones de la vida, ya que el horizonte deseado es el de la integración personal de todos los ámbitos de la persona. 

La segunda mitad del libro aborda el acompañamiento aplicado a distintas situaciones de la vida de la Iglesia. Es por lo tanto un buen marco de referencia para aquellos agentes de pastoral implicados en acciones concretas como la salud, los matrimonios o los jóvenes y su búsqueda vocacional. 

Conviene notar que es una reflexión pendiente, y que el libro no aborda apenas, el reto que supone el acompañamiento de la diversidad sexual, cada vez más presente en nuestras comunidades. El Papa Francisco ha iniciado una reflexión en este punto, atendiendo a la centralidad de la persona concreta en nuestra acción pastoral que debemos acoger. Creo que la reflexión sobre lo que implica el acompañamiento es lo que puede permitir que ésta sea una herramienta que fecunde la vida de nuestras comunidades. Y libros como este ayudan a ir por este camino. 


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