lunes, 10 de febrero de 2025

Toni Catalá: «Salgamos a buscarlo fuera de la ciudad». Por Marta Sánchez

Catalá, Toni: «Salgamos a buscarlo fuera de la ciudad». Notas para una teología y espiritualidad desde el cuarto mundo. PPC, Madrid, 2010. 160 páginas. Comentario realizado por Marta Sánchez.

Toni Catalá, jesuita, ha trabajado como educador de menores en situación de riesgo en Alicante. Esta obra amplía una primera reflexión sobre las confrontaciones y contrastes que tuvo hace años, al contemplar la implicación del Compasivo con sus criaturas abatidas y excluidas. Aunque algunos relatos ya han sido publicados, esta nueva edición ofrece una lectura teológica de conjunto para acercarnos a contextos de marginación, evitando caer en invasiones carismáticas y sin perder la profesionalidad u otros saberes que se requieren. 

El libro se articula en tres partes: «Jesús de Nazaret», «Notas sobre el seguimiento en los contextos de marginación» y «El trabajo en contexto de cuarto mundo como mediación del Reino». En la primera parte, Catalá explica cómo se acercaba Jesús de Nazaret a los pobres. Su función era sanadora, liberadora. Jesús crea espacios de perdón. El cristiano opta por seguir a Cristo en su misión: traer la Buena Noticia de que Dios nos amó primero. El peligro del fiel es trastocar la realidad, no implicarse. Dentro de la segunda parte, el autor da una serie de pistas para afectarse en esta realidad tan espesa y resistente. Él propone no perder la memoria del sufrimiento del hombre contra la cultura analgésica en la que vivimos. No caer en la tentación de la globalización y trabajar en lo concreto del día a día. Aliviar el dolor, ya que todo sufrimiento es inútil. Dios no quiere sacrificios, sino misericordia. El cristiano tiene que crecer en finura espiritual y pedir la virtud de la paciencia. Finalmente, contra la invasión carismática, hoy se da la fractura simbólica entre lo que se percibe y lo que se celebra. El creyente no puede olvidar su fe y su esperanza en un mundo mejor. Lo auténticamente cristiano es gratuito, desinteresado, y es permanecer con los ojos abiertos a lo trascendente. El Compasivo ama a sus criaturas copiosamente, a pesar de que muchas veces parece que el Amado se esconde. En la última parte, Catalá exhorta al creyente a orar, como Jesús, en soledad. 

En conclusión, este libro invita a orar, reflexionar y discernir. Con respecto a la oración, la alegría de la fe es bálsamo para trabajar en contextos de exclusión. El creyente tiene que desplegar su acción desde la oración. Además, es necesario reflexionar sobre el papel del creyente en estos contextos de increencia. Al final, el autor invita a descalzarse ante situaciones de injusticia, de sufrimiento... que a todos golpean. El creyente tiene vivir su inmersión en estos mundos, no desde una cultura «psi», sino desde una perspectiva orante. Finaliza esta reflexión con un bello himno de vísperas que sintetiza el contenido de estas páginas. Uno de sus versículos dice: «Cristo, gracias aún, gracias, que aún duele tu agonía en el mundo, en los hermanos». 


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