García, José Antonio: Ventanas que dan a Dios. Experiencia humana y ejercicio espiritual. Sal Terrae, Santander, 2011. 270 páginas. Comentario realizado por Pedro Armada.
Desde la primera página del Génesis, el Creador se comunica con sus criaturas. Y esta comunicación sigue siempre presente a lo largo de toda la Historia de la Salvación. La Carta a los Hebreos empieza explícitamente así: «En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por su Hijo». Y Dios se sigue comunicando con nosotros.
Esta convicción es realidad viva y fundamental para José A. García. Para él, como nos dice en su prólogo, el hilo conductor que recorre este libro desde el comienzo hasta el final es que Dios es una Presencia real, y que las experiencias humanas, todas ellas, están llamadas a ser ventanas que dan a Él.
«Ventanas que dan a Dios» es una descripción feliz, sugerente y oportuna. Para quien esté familiarizado con Ignacio de Loyola, remite inmediatamente al horizonte del proceso espiritual ignaciano: «buscar y hallar a Dios en todas las cosas».
Es una convicción humilde y confiada, avalada por la experiencia de muchos años y muchas gentes. Pero que no deja de ser misteriosa para nosotros.
¿Podemos caminar hoy día por esta senda? ¿Podemos, desde nuestra cultura actual, avanzar hacia ese horizonte?
Este es el itinerario que nos invitan a explorar las páginas de esta obra. Desde dentro de nuestro mundo, el que nos ha tocado vivir hoy. Y lo hace a partir de algunas experiencias comunes a todas las personas, siguiendo señales a veces sorprendentes.
Porque Dios es una Presencia «real» pero «escondida», empieza preguntándose (y mostrándonos) «dónde y cómo está Dios». Nos lleva a bucear en las fuentes del yo y en el clamor de nuestros deseos. Nos lleva a profundizar «perforando hacia dentro».
También podemos buscar y hallar a Dios en el «lado oscuro», en nuestro pecado y en el del mundo, en el éxito y en el fracaso («que no son nombres de Dios»), en el dolor y en el amor.
La última parte del libro nos lleva por caminos de Cuarta Semana de Ejercicios: la Paz, la Misión y el Espíritu, el «oficio de consolar» y la mistagogía ignaciana de «buscar y hallar a Dios en todas las cosas».
Ignacio de Loyola está siempre presente, ayudándonos a caminar. Para él, si el mundo procede amorosamente de Dios, no podemos «amar y servir a ese Dios más que amando y sirviendo a su creación. Todo será ya para él “medio divino”, lugar de encuentro con Dios, de adoración y de servicio». Como se puede ver, también nos acompaña Teilhard de Chardin. Y también Karl Rahner y Hans Urs von Bal thasar. A estos tres grandes teólogos y maestros del siglo XX va dedicado
un epílogo que presenta tres síntesis
de vida espiritual como luces que
pueden iluminar nuestros pasos en
la oscuridad.
Finalmente, decir que este libro tiene la gran ventaja de que puede ser leído a distintos niveles, según el momento de la vida en que se encuentre quien lo lea y las características de su proceso espiritual.
Porque, como bien dice el subtítulo de la obra, habla de una «experiencia humana» y de un «ejercicio» o «proceso espiritual» que el autor nos invita a recorrer con él. Proceso necesario, porque «la realidad no es, sin más, «ventana que da a Dios». Es cierto que puede revelarlo, pero también esconderlo».
Así, nuestras «experiencias humanas» tienen que pasar por un «proceso espiritual» que nos ayude a descubrir y nos permita encontrar a Dios en ellas.
Eso pretende este libro: acompañarnos, de la mano de Ignacio de Loyola y otros maestros, en ese pro ceso de «buscar», de «perforar hacia dentro» ciertas experiencias humanas, que así se convierten en «ventanas» que nos permiten «hallar a Dios».
Si quieres adquirir un ejemplar: https://gcloyola.com/p/salterrae/el-pozo-de-siquen/ventanas-que-dan-a-dios-experiencia-humana-y-ejercicio-espiritual/
No hay comentarios:
Publicar un comentario