VV.AA.: Ignacio Íntimo. San Pablo, Madrid, 2010. Comentario realizado por Gerardo Villar Maciñeiras.
Estamos de enhorabuena. «San Pablo Multimedia» sigue apostando por la música ignaciana. Inauguró este fecundo sendero el toque delicado y comprometido de la cantautora Maite López (Amarás, 2006; Deseos, 2010); seguirían el frescor y el vitalismo de Nueve y Cuarto (Esencia de todo, 2009), y poco después las piezas cálidas y personales del jesuita Alejandro Labajos (A tu modo, 2010).
Sale a la luz ahora otro digno heredero en la familia. Un nuevo trabajo, fruto de la labor en equipo y de una pasión común por este carisma que Dios ha regalado a la Iglesia. El CD pertenece a la colección «Intimo» que tiene el sello discográfico paulino. En esta colección se nos ofrece –a través de la música– los textos fundamentales y la espiritualidad de nuestros santos y figuras más representativas. Y, como no podía ser de otra manera, este trabajo refleja la entraña más íntima de la experiencia personal de Dios que experimentó San Ignacio de Loyola y de la cual el Pueblo de Dios viene bebiendo desde hace más de quinientos años. Un corazón –el de Ignacio– apasionado y moldeado desde la contemplación encarnada de la realidad y que se desvive por encontrar a la divinidad en cada brizna, en cada nota y en cada compás del camino.
Los autores son viejos conocidos del panorama musical y pastoral ignaciano. Todos con una vasta experiencia en la audaz tarea de acercar a Dios al corazón de la gente. Y viceversa: de acercar a la gente el corazón de Dios. Al estilo de Ignacio. Y sin duda lo hacen francamente bien. «Ignacio Intimo» ha sido posible gracias a la amistad (porque son amigos en el Señor) y el trabajo en común y coordinado de Borja Iturbe, José María Rodríguez Olaizola, Maite López, María Barcea y Miguel Díez. Los temas han sido compuestos e interpretados también por ellos mismos.
La distancia geográfica entre La Coruña, Valladolid y Madrid no ha sido óbice para poner en juego el talento y la sensibilidad que atesoran las 12 canciones del disco. Tras muchos meses de eje aliado, ofrecen al «escuchante» un auténtico triángulo de las Bermudas donde, en la intimidad de la oración, uno verdaderamente pueda desaparecer –y perderse– en la inmensidad del tú a tú con Dios.
Para seguir sumando calidad al CD, los arreglos musicales de los temas han estado a cargo del reconocido músico Juanjo Melero, el que fuera guitarrista de Sangre Azul, Def Con Dos, Sherpa, Santafé o Universo Violento. Juanjo ha aportado con buen oficio su toque creativo y personal para dar realce a la originalidad de las melodías.
Dado el cariz que tiene el trabajo y la colección a la que pertenece, decir que los temas poseen una dimensión increíblemente orante con respecto a otros trabajos previos, aunque –eso sí– en ningún momento traicionan la dimensión horizontal y universal de la espiritualidad ignaciana. Con un ojo miran a Dios, y con el otro al mundo. Para no perder nunca de vista la mirada evangélica del Maestro.
Son temas pensados para la reflexión y la meditación, bien personal o bien comunitaria. Todos ellos siguen un mismo esquema de frases cortas –significativas y repetitivas– que toman por bandera un estilo mántrico para introducirnos en el espacio interior, donde se decide y se facilita el encuentro con Dios. Será en esa intimidad y en ese clima de oración que propician las canciones donde tenga el destinatario a su alcance la máxima de Ignacio de «sentir y gustar de las cosas internamente».
Los temas hunden sus raíces en textos fundantes del carisma ignaciano. Abundan en el CD, sobre todo, los fragmentos referentes a los Ejercicios Espirituales: Quiero conocerte [EE 104); Creado a tu imagen [EE 234]; Intenciones [EE 46]; Que no sea sordo [EE 91]; Trabaja conmigo [EE 95]; Para encontrarte [EE 189]; Veo tu cuerpo [EE 53]; Trabajas por mí [EE 236] y Todos los bienes [EE 237]. El resto del elenco se completa con una adaptación de un fragmento del Diario Espiritual de San Ignacio (A dónde) y un par de cartas e instrucciones del Santo en su gobierno general (La amistad con los pobres [A los jesuitas de Padua] y Busco tu Reino [a Pedro Contarini].
En definitiva, la apuesta íntima para todos los públicos de «Ignacio Intimo» no corre el peligro de caer en solipsismos vacíos o meditaciones autorreferenciales. Todo lo contrario: es la intimidad de quien deja las puertas abiertas para que se cuele de rondón la gracia del encuentro y surja –en la sorpresa de la melodía– el poder rezar la vida.
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