Casás Otero, Jesús: Belleza y vida de fe. San Pablo, Madrid, 2009. 368 páginas. Comentario realizado por Camino Lescún.
Belleza y vida de fe están interrelacionadas; «la belleza, como revelación bíblica de la gloria de Dios en el mundo, y la fe, como correspondencia del hombre ante el esplendor del misterio que se manifiesta». Esto es lo que defendió Jesús Casás Otero en su tesis doctoral, presentada en 1998 en el Instituto de Teología Fundamental de la Facultad de Teología de Cataluña. En este libro, publicado con motivo de sus bodas de oro de ordenación sacerdotal, la retoma y añade nuevos elementos.
La belleza y la estética han estado presentes en la vida cristiana y en la reflexión teológica desde los comienzos. Sin embargo, a lo largo de la historia, dicha categoría fue abandonada, centrándose la reflexión más sobre la verdad y el bien. Hans Urs von Balthasar la rescató y la puso como base de su sistema teológico, conectando de nuevo revelación y belleza, pero sin encontrar mucho eco en la teología posterior. En este libro nos encontramos con un intento de no dejarlo caer en el olvido.
Podríamos dividir el libro en dos partes: una primera, centrada en la relación entre teología y estética, y una segunda, enfocada hacia la relación entre arte y fe. En la primera parte, Jesús Casás analiza la actualidad de la reflexión estética, constatando una relación entre estética y belleza, por una parte, y teología, por otra. A través de un recorrido histórico, concluye con la afirmación de la existencia de una conexión entre arte religioso y estética teológica. A continuación, desarrolla los elementos estéticos de la teología y los elementos teológicos de la estética, exponiendo la convergencia que se da entre filosofía y teología, para finalizar defendiendo la estética como posible método en la teología fundamental, siendo una alternativa a la vía racional y especulativa. En el siguiente capítulo desarrolla la relación revelación-belleza y recorre los principales tratados teológicos a la luz de dicha relación. En la segunda parte, empieza exponiendo la relación entre arte y fe a lo largo de los siglos, centrándose, en un segundo momento, en la controversia iconográfica y en el sentido de las imágenes dentro de la vida cristiana. A través de un análisis de lo sagrado y de la utilización de imágenes tanto en la liturgia como en la catequesis, finaliza con la afirmación de la posibilidad de que el arte, expresión de la belleza, sea el camino para encontrar la unidad entre las diferentes iglesias.
Es un libro que abre puertas a la reflexión del homo capax Dei y del Deus capax hominis, además de recuperar la belleza, categoría con la que el hombre de hoy puede empatizar, si bien nos encontramos con que es un camino aún por recorrer y explorar en profundidad por parte de la teología actual.
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