Botella, Laura: Pensar con el corazón. Hannah Arendt, Simone Weil, Edith Stein, Maria Zambrano. Narcea, Madrid, 2010. 124 páginas. Comentario realizado por Marta Sánchez.
La autora, Laura Botella, filósofa moral en Milán, analiza la obra de cuatro pensadoras del siglo XX, un tiempo de profundos cambios sociales, políticos y culturales, y profundiza en la relación entre razón y sensibilidad en el pensamiento femenino. Estas mujeres escriben sobre cómo ahondar en el camino de la interioridad. El libro se estructura en dos prólogos y siete capítulos. En ambas introducciones se destaca la claridad de esta obra. Lo original de este ensayo es enmarcar a estas mujeres, Corazones pensantes, dentro del panorama filosófico del siglo XX. Los cuatro primeros capítulos presentan la vida, la obra y una fotografía de cada una de las pensadoras. En el primero se analiza la vida y obra de Hanna Arendt (1906 1975), pensadora del presente. Hanna, preocupada por temas políticos, fue la primera en construir la noción de totalitarismo. En segundo lugar, escribe sobre Simone Weil (1909-1943), joven intelectual de la generación de los protagonistas de la cultura francesa que fue víctima del sindicalismo revolucionario. Simone tuvo una experiencia de lo «sobrenatural», pero permaneció toda su vida en el umbral de la fe. Murió de hambre en un hospital cerca de Londres. Al contrario que estas dos mujeres en búsqueda, Edith Stein (1891-1942), alumna de Husserl, carmelita que murió en Auschwitz, tiene una reflexión más esperanzadora. En sus obras nos describe los dos aspectos de la noche: la oscuridad de la duda, la parálisis de la acción, pero también el «reposo» de la unión con Dios. En esta línea más optimista, nos encontramos con María Zambrano (1904-1991). María habla de la razón poética, ese sentimiento que se encarna en lo profundo del ser y nos permite acceder al significado del propio existir: nacer no es comenzar a vivir, sino «venir a la luz», es «pensar con el alma».
En los siguientes capítulos, la autora escribe sobre dos temas comunes a todas ellas: la pasión por la historia y el amor mundi. Cada una tiene condiciones vitales completamente diferentes: Hanna, dedicada a la acción política; Simone, trabajando con los obreros; Edith, viviendo en un convento; y María, desde el exilio causado por la guerra civil en España. Todas ellas profundizan en su vocación filosófica desde su propia experiencia. Escriben sobre cómo la belleza es el puente entre lo humano y lo divino: es necesario sacralizar lo bello, trascender lo cotidiano y buscar un sentido más pleno a las cosas.
En conclusión, tras la lectura de este libro nos acercamos a cuatro miradas diferentes del siglo XX. Estas pensadoras supieron traspasar los límites de su formación intelectual y contribuir a hacer un mundo más cálido y humano. Sus vidas son un ejemplo de cómo ser responsable en situaciones complejas. Ser coherente entre lo que se piensa y se vive. Ellas representan diferentes modos de búsqueda para penetrar en la interioridad del hombre y descubrir el lado divino del mismo.
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