Bingemer, María Clara: Simone Weil. Una mística en los límites. Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2011. 192 páginas. Comentario realizado por Benjamín González Buelta.
Este nuevo libro de María Clara Bingmer sobre Simone Weil, abre la colección «Testigos y Maestros», de la editorial Ciudad Nueva, inspirándose en la afirmación del papa Pablo VI: «El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros; o si escucha a los maestros, lo hace porque son testigos». Se pregunta María Clara acerca de Simone Weil: «¿En qué medida, además de activista, política, brillante intelectual, filósofa, pensadora y mística ardiente, es también y no en menor grado una testigo?» (p. 159).
El libro está escrito con la conocida competencia teológica de María Clara. La lectura fluye con interés creciente por su estilo ágil de comunicadora habituada a iluminar de manera brillante la complejidad de nuestro mundo en periódicos y revistas. El trasfondo de los problemas actuales con los que se propone dialogar se respira en cada página. Atraviesa todo el texto la sensibilidad espiritual de la autora, tanto en su itinerario personal como en el acompañamiento de procesos de encuentro con Dios, principalmente dentro de la pedagogía de los Ejercicios Espirituales ignacianos.
El primer capítulo del llamado «siglo sin Dios» traza la biografía de Simone Weil como buscadora apasionada de la verdad desde su adolescencia. Al principio de su itinerario, busca con rigor filosófico, pero conectando su conocimiento racional con el esfuerzo para transformar la realidad a través de la enseñanza, con publicaciones en diferentes revistas y manteniendo contacto con organizaciones sociales y políticas. Más adelante, comprende que debe experimentar las condiciones de vida de los obreros en las fábricas, en el trabajo agrícola y entre los pescadores. Siente en propia carne el efecto devastador del trabajo manual en las fábricas, que anula la capacidad de pensar y crea personas atentas a recibir como esclavas órdenes que aumentan la producción y las ganancias de los empresarios. En su compromiso, atiende a los alemanes que huyen de Hitler y viaja a España para unirse a la guerra civil. En medio de este itinerario, llega de repente la experiencia de Dios, como algo inesperado que la abre a las dimensiones más hondas de la realidad. Muere en Inglaterra esperando poder entrar en Francia, en guerra contra Hitler. El libro nos presenta cómo van surgiendo sus escritos, situados en la intensidad de su vida comprometida, movida por una gran pasión interior en un cuerpo frágil.
En el segundo capítulo nos habla del encuentro con los pobres. Y
en el tercero, de la mística crística y
el éxodo del Yo. Los títulos del capítulo cuarto son un marco de referencia para situar esta vida de polaridades fecundas: una judía autoexiliada,
una intelectual herida por la praxis,
una mística sin institución y una
pionera del diálogo interreligioso.
Simone Weil agradece no haber leído a los místicos cristianos antes de sentir que Dios entraba en ella, no de manera periférica, sino comprometiendo la esencia de su vida inesperadamente, para no pensar que su experiencia mística había sido sutilmente prefabricada por su propio psiquismo. Leerá después a los grandes místicos para tratar de entender y profundizar lo que le sucede. Para ella el encuentro con Dios en la intimidad y el compromiso con el desdichado en los espacios públicos son inseparables y se iluminan mutuamente.
Los límites hoy son el espacio de muchas personas que no encuentran instituciones donde reposar la cabeza. Weil se mueve en el límite del trabajo obrero, de la guerra, del partido comunista francés, de los sindicatos, de la Iglesia Católica y de su propia salud en una vida comprometida que no le permite reponerse y la conduce a la muerte a los 24 años.
«Mística del Amor, Simone Weil puede seguir inspirando hoy a quienes experimentan la fe en Otro que viene a su encuentro y la traducen en un servicio radical, desde dentro o desde fuera de cualquier institución» (p. 162). Cuando se cierra la última página del libro, el lector siente el deseo de seguir profundizando en la vida y el pensamiento de esta mística en los límites.
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