Luciani, Rafael: Regresar a Jesús de Nazaret. Conocer a Dios y al ser humano a través de la vida de Jesús. PPC, Madrid, 2014. 326 páginas. Comentario realizado por José Fernando Juan Santos.
Si hay algo esencial en el cristianismo, es decir, para cada cristiano, es regresar una y otra vez a Jesús. Este libro se presenta como una buena compañía y guía para afrontar esta búsqueda, partiendo de la humanidad de Jesús, confrontándonos de manera directa e indirecta con nuestra propia vida. La dosis ética de la propuesta del autor es alta, de ahí que se relean grandes categorías del cristianismo desde la praxis, y la figura histórica de Jesús, con el contexto social y cultural en el que vivió, sea la referencia continua.
La obra se divide en cuatro partes. La primera dedicada a las intenciones, entroncado los motivos de esta lectura con los signos de los tiempos, vinculados al compromiso social especialmente con los más desfavorecidos, y a la búsqueda de la voluntad divina en lo más humano de Cristo y del mundo.
La segunda parte sirve de justificación para el regreso a la figura de Jesús, como paradigma de toda la humanidad, donde se invita al lector a no reducir su «mirada» y «comprensión» a palabras, a discursos.
La tercera parte es lo que podríamos considerar la cristología histórica del libro, con el intento de comprensión de la humanidad de Jesús partiendo de la clave profética, como reinterpretación del mesianismo esperado.
Tres son los núcleos abordados:
a) el acercamiento y reconciliación con los últimos;
b) la fraternidad como espacio en el que se vive la filiación divina y el compromiso con los otros;
c) el Reino como comprensión de lo humano más allá de lo convencional, como motivación, como esperanza.
La cuarta parte de la obra invita al lector a la respuesta e interpela la vida cotidiana. Repite aquí, incrementando la referencia a la actualidad, las claves del capítulo anterior. De algún modo concluye así la guía de esta relectura para el cristiano, en relación al compromiso, a la libertad, a la fraternidad, es decir, la humanidad a la luz del Hijo del hombre. Se revela en esta parte una lectura de la pasión desde la entrega incondicional de Jesús, recuperando el título Siervo.
El epílogo acentúa, finalmente, los puntos esenciales de la obra, pero también hace una llamada a la Iglesia a regresar evangélicamente a Jesús y ser para el mundo Madre y Fraternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario