Carrillo, Mónica: Olvidé decirte quiero. Planeta, Barcelona, 2016. 256 páginas. Comentario realizado por Jesús Ángel Rodríguez.
Ole, ole y ole. Me ha gustado mucho. Mucho mejor que la primera novela. Empieza floja y algo repetitiva, pero poco a poco va adquiriendo velocidad y te puede pasar como a mí, que al acabar el libro, vuelves a leer algunos capítulos del principio para ver si te pasaste algo importante. Los últimos capítulos son trepidantes, no por los acontecimientos que suceden, sino porque están escritos con mucha alma y corazón. Leí el primer libro de Mónica Carrillo, cuya reseña puedes ver pinchando aquí, y me quedé con ganas de leer el segundo.
La novela arranca con los pensamientos de la protagonista, que acaba de tener un accidente muy grave de coche. Sabedora de su gravedad, en su semi-inconsciencia, se pone a pensar en las veces que le ha faltado decir a algunas personas que las quiere. Es un ejercicio bastante saludable y te recomiendo que lo hagas, hoy mismo, aunque te dé vergüenza o pereza. Yo lo hice hace unos años y te puedo decir que es algo bastante liberador, vida y muerte están unidas por el mismo hilo. No importa que seas joven o viejo, que estés sano o enfermo, cuando te llega tu hora te llega. Los que sufren una grave enfermedad tienen suerte, porque les da la oportunidad de revisar su vida y pagar las cuentas pendientes y olvidar las deudas; pero a los que tenemos una salud normal y no somos ancianos nos cuesta pensar en el momento de la muerte. Y hasta, si es posible, eludimos hablar de ella. Es una de esas supersticiones modernas: que parece que si hablamos de ella, vamos a llamarla. Recuerda los versos del poema Autorretrato de Antonio Machado:
«Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.»
Revisa tu vida en este momento, no pienses en esos viajes estupendos que nos gustaría hacer antes de morir, sino en esos TE QUIERO que siempre hemos dado por supuestos y no hemos dicho.
A Mónica Carrillo le gustan las palabras. Juega con las palabras, el propio título del libro es un gran ejemplo. Ya decía en mi anterior reseña si eso era algo que se lo había contagiado su compañero en las Noticias del Fin de Semana en Antena 3, Matías Prats. En el anterior libro terminaba con un “#microcuento”, en este caso termina algunos capítulos con juegos de palabras en las que podemos ver también figuras retóricas como el oxímoron y el pleonasmo. Esto lo hace francamente bien.
Volviendo al libro, Malena (que así es como se llama) primero piensa en un señor mayor que conoció una vez y que le dejó perlas de sabiduría. Estas perlas las puedes ver en muchos sitios. Yo me quedo con un vídeo de Youtube de Victor Küppers (pinchar aquí) que me parece que lo cuenta mucho mejor y en unos pocos minutos. Luego habla de su perrita, llamada Mía. El cuarto capítulo se lo dedica a su abuela. El capítulo séptimo lo escribe su perrita, que ya falleció, hablando con ella. Más adelante habrá otros capítulos que cuenta su perra en primera persona. Los capítulos que escribe su perra son bastante simpáticos y utiliza expresiones humanas en versión perruna (por ejemplo, “más feo que pegarle a un padre con un bozal sudado”). El capítulo dedicado a su madre (que ya falleció) me parece muy entrañable y muy bonito. Tal vez fue a partir de ahí (cuando hemos leído un tercio de las páginas) donde el libro empieza a mejorar. He visto bastantes puntos en común conmigo, que perdí a mi madre hace 14 meses y todavía la sigo llorando y echando mucho de menos. También se acuerda de su padre, de una amiga que ya falleció y de más gente.
Dedica bastantes capítulos a la relación con un ex novio, esta es la parte más floja del libro y además repetitivo con el primer libro. Menos mal que los va alternando con otras personas importantes en su vida y los de la perra. El muchacho en cuestión se llama Mario (Manuel en el primer libro), ambos tienen miedo al compromiso. El de esta novela resulta que ya tiene novia, no la quiere pero no se atreve a dejarla. Dice que ama a Malena (a su modo). Malena se enamora “hasta las trancas” de Mario en un amor de esos que sólo llevan a un sitio, al dolor del que se entrega totalmente a la relación. Oí a Pablo Alborán en la entrevista que le hizo Bertín Osborne que, en contra de lo que la gente cree, cuando hay un triángulo amoroso el amante sufre bastante, y eso es lo que le pasa a la protagonista. Siempre disculpa a Mario porque, como tiene novia… Cuando estaba leyendo esto, estaba pensando: «Mónica Carrillo, te estás repitiendo. Otra vez una relación imposible. ¡Háztelo mirar!». Menos mal que la chica encuentra una persona a la que llega a querer sin ataduras ni suyas ni del muchacho. Muy bien escritos esos capítulos. Con mucho corazón, con mucho mimo, que es de agradecer y te hace ser cómplice de nuestra protagonista.
Mónica Carrillo |
Ya os conté que en el primer libro hay una escena de sexo. En este segundo libro creo recordar que son tres. Bien contadas, que te hace trabajar la imaginación. Depende de cómo y dónde te pille, podrás disfrutarlas, o no (yo, que casi todo lo leo en el tren, pues te podrás hacer una idea, porque no es lo mismo cuando vas a trabajar que cuando vuelves después de un día duro, y no es lo mismo tener un señor que huele a tigre que a una señora de buen ver).
Y también encontrarás letras de canciones que son significativas. Dedica dos capítulos a escribir utilizando letras de canciones. Acompaña mucho cuando te encuentras una canción que cuenta algo de lo que estás viviendo. Esto ya lo hizo en el primer libro y es un recurso bastante bonito y todas las letras que pone son pertinentes. ¡Un gran trabajo!
Vuelve a diseccionar la novela en capítulos breves, aunque no son tan breves como en la primera. Esto resulta muy útil para leerlo en el transporte público.
Si sólo quieres leer una novela (de las dos que hasta el momento ha escrito Mónica Carrillo), te recomiendo esta. Si no te gusta, mándame un mensaje a @Janrguezarroyo.
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