viernes, 27 de septiembre de 2024

María Clara Lucchetti Bingemer: Simone Weil. Por Tomeu Estelrich Barceló

Lucchetti Bingemer, María Clara: Simone Weil. La fuerza y la debilidad del amor. Verbo Divino, Estella, 2009. 428 páginas. Comentario realizado por Tomeu Estelrich Barceló. 

María Clara Lucchetti Bingemer es decana y profesora de Teología en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, Brasil. Su amplio recorrido como teóloga la ha llevado a investigar áreas tales como la espiritualidad, la violencia, el diálogo interreligioso y el papel de la mujer en la evangelización. Impulsada en gran parte por estas temáticas, la autora ha mostrado un vivo interés, durante los últimos años, por la figura de Simone Weil, siendo el libro que ahora nos ocupa muestra de ello. 

Simone Weil. La fuerza y la debilidad del amor (titulo original: Simone Weil. A força e a fraqueza do amor, Rocco, Rio de Janeiro 2007, 340 pp.) se estructura en cinco capítulos y tres anexos. En el primer capítulo («Vida y perfil de una mujer del siglo XX») se hace un recorrido por la vida de Simone Weil desde su nacimiento, el 3 de febrero de 1909 en París, hasta su muerte el 24 de agosto de 1943 en el sanatorio inglés de Ashford. Este capítulo es interesante, por una parte, por la selección de textos weilianos con los que la autora enriquece la información biográfica, que recoge casi exclusivamente de la obra de Simone Pétrement (La vie de Simone Weil, dos volúmenes, Fayard, París 1973), y, por otra, por sus comentarios personales con respecto al tema de la violencia. 

En el segundo capítulo («Perspectivas del pensamiento weiliano sobre la violencia»), la autora analiza los ensayos más representativos de Weil sobre el tema de la violencia –«Reflexiones sobre la Guerra», «Reflexiones sobre la Barbarie», «Carta a Georges Bernanos», «Reflexiones para un balance», «No empecemos otra vez la guerra de Troya», «La Ilíada, o el poema de la fuerza» y «Echar raíces»–, dividiéndolos en dos periodos: uno inicial, caracterizado por su «pacifismo radical», y otro, posterior a la invasión de Praga por las tropas nazis en 1939, en el que Weil se distancia de éste y reconoce el deber de Europa de «luchar por lo que es» (p. 68). A lo largo del capítulo, se analizan los conceptos weilianos más relevantes relacionados con la violencia (fuerza, brutalidad, barbarie, prestigio, esclavitud y muerte), así como sus propuestas para combatirla (resistencia, solidaridad, y martirio). 

En el tercer capítulo («Pensar, vivir y sufrir el nexo entre violencia y religión») se analiza la oposición de Simone Weil a toda forma de violencia camuflada tras el marco de una religión institucional, y en concreto su crítica a las religiones judía y católica. Según la autora, Weil rechazó la religión del Antiguo Testamento por considerar que ésta permitía «una verdadera sacralización de la violencia entre el pueblo hebreo, que enseguida se extendió entre el pueblo cristiano como una herencia maldita» (p.182). En contra de tal herencia, se destaca, Weil mantuvo una fe en un Dios esencialmente no violento, compasivo, y kenótico. Un Dios radicalmente bueno, que se reveló plenamente en la pasión de Cristo y que, a través de su absoluta y radical pureza, fue y continúa siendo capaz de atraer y reconciliar al mundo consigo mismo. 

En el cuarto capítulo («Ética, violencia y religión: diálogo de Simone Weil con algunos pensadores de su tiempo») se analizan las reflexiones sobre la violencia de dos grandes pensadores del siglo XX, Emmanuel Levinas y René Girard, con el objetivo, como la misma autora indica, de «confrontarlas con las de Simone Weil, iluminar el pensamiento contemporáneo sobre la violencia, la barbarie y otros puntos» (p. 221). Ambos autores conocieron la obra weiliana, y aunque el primero la criticara duramente, y el segundo, a pesar de sus reticencias, encontrara en ella «mucha inspiración y afinidad» (p. 275), sus análisis en torno a la reducción del otro a lo mismo (Levinas), y al modelo mimético de la violencia (Girard), permiten esclarecer e iluminar el significado profundo del carácter expiatorio y sacrificial de la respuesta weiliana a la violencia. 

En el quinto capítulo («Género, mística y violencia: Simone Weil en diálogo con otras mujeres de su tiempo»), la autora compara a Simone Weil con dos pensadoras contemporáneas a ella, Edith Stein y Etty Hillesum, descubriendo tres elementos comunes fundamentales: 1) su herencia judía; 2) su conversión; 3) su oposición a la violencia a través de la escritura. 

El libro concluye con tres anexos que tienen como elemento común el tema de la violencia: la «Carta a Georges Bernanos»; «La Ilíada, o el poema de la fuerza»; y el «Proyecto de una formación de enfermeras de primera línea». 

Como se puede inferir de lo dicho, el libro de María Clara Lucchetti Bingemer gira y se estructura en torno al concepto de violencia, y en esto radica su mérito. Sin duda, lo mejor del libro es su carácter expositivo, el cual lo hace muy asequible a cualquier lector, a poco conocedor que sea de la obra y filosofía de Simone Weil. Una autora fascinante y sugerente que vivió en una época caracterizada por la violencia y a la que pretendió entender en profundidad. Una autora a la que merece la pena seguir leyendo, por la radicalidad de su pensamiento y la originalidad de sus respuestas. Una autora cuyas propuestas filosóficas continúan siendo iluminadoras para una época como la nuestra, en la que se continúa exaltando la violencia y en la que la guerra no sólo no ha desaparecido, sino que se ha camuflado bajo sofisticadas formas de terrorismo. Una autora, finalmente, cuya vida continúa seduciendo y atrayendo a muchos lectores, y de la cual en este año (2010) se celebra el centenario de su nacimiento. Un año, sin duda, emblemático y excusa perfecta para profundizar en su pensamiento. 



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