lunes, 30 de septiembre de 2024

José Mª Rodríguez Olaizola: En Compañía de Jesús. Por Abel Toraño

Rodríguez Olaizola, José Mª: En Compañía de Jesús. Los jesuitas. Mensajero-Sal Terrae, Bilbao-Santander, 2010. 144 páginas. Ilustraciones de Jaime Vicario. Comentario realizado por Abel Toraño.

¿Para qué escribir una obra sobre los jesuitas, con todo lo que ya hay escrito? ¿Cuál es la oportunidad y la razón de ser de una obra de este tipo? 

No son pocas las ocasiones en que personas cercanas a los jesuitas se preguntan qué es en realidad la Compañía de Jesús. Circulan en los MCS opiniones muy distintas sobre la obra de los jesuitas. Unas tacharán a los jesuitas de ser la milicia incondicional de los papas o de dedicarse sólo a las clases más privilegiadas; otras tacharán a los jesuitas de ser unos religiosos díscolos que no pocas veces incomodan a la iglesia jerárquica y están cercanos a posturas teológicas y políticas revolucionarias. 

La intención del autor, jesuita, no es otra que mostrar qué son los jesuitas. La visión, por tanto, es parcial: es de alguien que forma parte de la Compañía de Jesús; pero esto, lejos de ser un obstáculo, es una ayuda: sólo se puede amar lo que se conoce a fondo. Y el autor conoce a los jesuitas a fondo y los ama.

La selección de capítulos supone una de las elecciones más interesantes de la obra. Comienza por las raíces (vida de San Ignacio e historia de la Compañía de Jesús), para centrarse en lo que da identidad a los jesuitas, es decir, los elementos fundamentales de su espiritualidad. El último capítulo presenta el hoy de los jesuitas, desde su funcionamiento interno hasta la manera de entender los votos religiosos, junto con otras curiosidades. Quiero destacar la importancia que da el autor al capítulo cuarto: la educación. ¿Por qué dedicar un capítulo de una obra de carácter general a una misión tan específica de los jesuitas? 

Es cierto que la Compañía de Jesús cuenta con una red educativa presente en todo el mundo y en todos los niveles educativos. No son menos de dos millones los alumnos que pasan cada año por sus aulas, ya sean de educación infantil o de educación superior. Da la sensación de que este capítulo cuarto justifica en buena parte el destinatario principal de esta obra: los alumnos que pasan por sus aulas y se preguntan qué son, en el fondo, los jesuitas; muchos padres de alumnos que desearían saber más y que no tienen tiempo para acceder a sesudas obras de estudio. Desde aquí se pueden entender algunas opciones y puntos fuertes de la obra de José María. 

El primer punto fuerte es el lenguaje, en un estilo más cercano a la forma oral que a la escrita. Es decir, ágil, directo, con preguntas fundamentales que no eluden las respuestas sencillas y que van a la raíz. Daría la sensación de que el autor del libro está respondiendo a preguntas que le hace un grupo de jóvenes en una mesa redonda. 

Hay que destacar el conocimiento que tiene el autor de la historia pasada y actual de los jesuitas. Este conocimiento no se torna en ningún momento en pesada carga de datos, nombres o historias, sino que sabe utilizar esas referencias, cribando lo que le interesa presentar y no yendo más allá de lo que un lector quiere ágilmente conocer. Esto da a los diferentes temas una presentación hecha con una hondura más que suficiente, sin menoscabo de la ligereza estilística que facilita su lectura. 

El lector agradecerá a las editoriales Mensajero y Sal Terrae el esmero con que ha preparado esta publicación: páginas descargadas de texto, tipografías en diferentes colores para cada uno de los cinco capítulos, bellas ilustraciones de estilo moderno y juvenil, citas destacadas en paralelo al texto central... Los datos no son nuevos: cada uno de los temas se encuentra en obras de estudio que los tratan con mayor profundidad; pero, en cualquier caso, queda a salvo la gran virtualidad de esta obra: ofrecer en un lenguaje actual, accesible, ágil y atractivo una presentación veraz y auténtica de lo que la Compañía de Jesús es. 

Recomendamos la lectura de este libro a todos aquellos que sienten inquietud por conocer a los jesuitas, en particular los lectores jóvenes. Como apuntaba Juan XXIII, la Iglesia ha de esforzarse continuamente por presentar su verdad en un lenguaje aggiornato, puesto al día. No se trata de inventar la realidad, sino de saber presentarla acercándola a la gente. José María Rodríguez Olaizola se ha empeñado en esta tarea, y creo, sinceramente, que lo ha logrado. 


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