lunes, 10 de noviembre de 2025

George Augustin y Kurt Koch (eds.): La liturgia como centro de la vida cristiana. Por Alejandro Labajos

Augustin, George y Koch, Kurt (eds.): La liturgia como centro de la vida cristiana. Sal Terrae, Santander, 2013. 166 páginas. Comentario realizado por Alejandro Labajos.

El título de esta obra puede llamar la atención: La liturgia como centro de la vida cristiana. Muchos miembros de la Iglesia no dirían que la celebración de la fe sea hoy, precisamente, el centro del cristianismo. Desde una perspectiva particular, hay quienes apuntarían a la ética o la piedad personal como la verdadera esencia de «lo cristiano». Sin embargo, este texto está escrito desde el convencimiento de que la lex orandi es la pieza nuclear de la vida, la acción, la unión y la cohesión de la Iglesia. Se trata de la fuente y la cumbre de la existencia cristiana. Es más, en línea con el Concilio Vaticano II, ya en la introducción se afirma que la «eficacia» de la acción litúrgica no admite comparación con ninguna otra acción en la Iglesia, porque es la realización del misterio sacerdotal de Cristo.

En base a este presupuesto, el libro aborda la cuestión de la renovación de la liturgia desde el espíritu de la misma, en diálogo con la Tradición viva de la Iglesia y en enfrentamiento crítico y positivo con los signos del tiempo presente. El objetivo, por eso, consiste en ofrecer impulsos teológicos y pastorales para comprender el sentido profundo de la acción litúrgica de la Iglesia hoy.

El libro está constituido por cinco conferencias de varios autores. El primer capítulo se debe al cardenal W. Kasper, que diserta sobre tiempos, lugares y signos sagrados en un mundo desacralizado –mundanizado, adjetiva él–. En el segundo capítulo, el cardenal K. Koch, sucesor de Kasper al frente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, se detiene a analizar el aspecto festivo y celebrativo de la liturgia cristiana. A continuación, G. Augustin reconsidera la teología eucarística a partir de Sacrosanctum Concilium. Al llegar al cuarto capítulo encontramos una reflexión de W. Haunerland sobre el misterio pascual, concepto clave de la renovación teológico-litúrgica. La obra concluye con una disertación de A. Gerhards sobre los fundamentos de la teología litúrgica actual. 

Dada la diversidad de aportaciones, el lector puede preguntarse cuál es el hilo conductor y cuál la tesis que unifica este libro. En apariencia, la presente compilación de textos de teología litúrgica aborda temas muy distintos. Sin embargo, una relectura atenta permite identificar algunas pautas comunes que hilvanan el conjunto. En concreto, podemos señalar tres. La primera apunta al necesario redescubrimiento del valor de la sacralidad y la adoración, claves para resituar el lugar de la Trascendencia en las celebraciones eclesiales postconciliares (quizá marcadas por un excesivo horizontalismo). La segunda remite a la relación entre culto y cultura, es decir, a la dialéctica entre la expresión litúrgica de la Iglesia y la cultura contemporánea. Finalmente, en la obra se aprecia una continua referencia al misterio pascual y a su realización escatológica en la eucaristía como fuente y cumbre de la vida cristiana.

El capítulo final, titulado Liturgia: la forma estética de la Iglesia entre el ser y el devenir. Observaciones a los recientes esquemas de una teología de la liturgia, constituye la clave hermenéutica de esta obra policoral. El autor explicita el hilo conductor que, a la luz de las pistas señaladas anteriormente, unifica el conjunto. Las distintas aportaciones intentan establecer un diálogo crítico y constructivo con la teología litúrgica de Benedicto XVI, al que algunos han llamado Papa de la liturgia.

Partiendo de las intuiciones de Romano Guardini, gran padre del pensamiento litúrgico contemporáneo, Gerhards explicita el paradigma teológico-litúrgico del cardenal Ratzinger y lo pone en relación con el del cardenal Kasper. Sus perspectivas constituyen modos complementarios de concebir la liturgia hoy.

De manera simplificada, puede decirse que Ratzinger se acercaría a la lex orandi desde el paradigma de la secularización, es decir, el de una acción litúrgica que ha de marcar límites estético-teológicos con el mundo para que la Iglesia no pierda su identidad profunda. Kasper, por su parte, se situaría en el modelo de la evangelización, a saber, en la necesidad de establecer en la liturgia un diálogo con las culturas de cada tiempo y lugar para anunciarles el Evangelio –aun cuando ello conlleve cambios formales en la misma.

El autor del artículo consigue hacer dialogar estos dos modelos teológicos, de modo que lo que podría llamarse la teología de la adoración cósmica de Ratzinger encuentre su contrapunto con la teología del hombre encontrado por Dios de Kasper. Las preguntas que Gerhards lanza a ambos planteamientos encuentran una respuesta armónica en la visión de Guardini: el carácter intrínsecamente mistagógico de la liturgia.

En este sentido, este capítulo final explica la osadía del título: La liturgia como centro de la vida cristiana. El problema teológico-pastoral de fondo consiste en responder hoy a la pregunta formulada por el propio Guardini en 1964: «¿De qué manera deberían celebrarse los sagrados misterios para que este hombre actual pueda permanecer en ellos con su verdad?» (p. 165). Dada la actualidad de la cuestión, esta obra resulta muy recomendable para todos aquellos que tienen responsabilidades pastorales en la Iglesia y para quienes desean entender qué está pasando en la liturgia hoy.



No hay comentarios:

Publicar un comentario