De Areilza Carvajal, José M.: Poder y Derecho en la Unión Europea. Civitas-Thomson Reuters, 2014. 237 páginas. Comentario realizado por Emiliano García Coso.
La obra publicada por el Prof. De Areilza Carvajal bajo el sugerente título Poder y Derecho en la Unión Europea es una profunda e interesante reflexión personal sobre las inercias históricas, políticas y económicas que caracterizan la construcción europea. El autor no sólo evidencia su conocimiento teórico sobre el proceso europeo sino también traslada al lector su propia experiencia personal derivada de su participación directa en las discusiones políticas que han transformado la Unión Europea en los últimos decenios. En su acertado análisis no se limita sólo a abordar los hitos que han venido jalonando el proceso de consolidación europea sino que contribuye con una visión crítica a afrontar los retos actuales y futuros del ideal de una Europa unida.
La obra se estructura en cuatro capítulos que llevan al lector de manera fluida desde la arquitectura institucional de la Unión Europea, pasando por las tensiones entre las dinámicas intergubernamentales y «comunitarias», al problemático reparto competencial entre la Unión Europea y sus Estados y los principios que caracterizan el mismo. Finalmente, nos adentra en el papel de España en la Unión Europea con sus limitaciones ad extra y ad intra derivadas de la propia organización del Estado, concluyendo con un posicionamiento personal en forma de utopía.
En el primer capítulo, Areilza partiendo del concepto de poder horizontal suscita un debate sobre el entramado institucional que caracteriza el funcionamiento de la Unión Europea. Presentada la gestación, creación y evolución expansiva del denominado triángulo institucional, el autor disecciona cada institución y realiza interesantes reflexiones de hacia dónde deben evolucionar y cómo tratar de soslayar las tensiones entre la supranacionalidad que caracteriza a las instituciones europeas frente a la soberanía estatal a través de la denominada infranacionalidad como concepto que permite coexistir ambas realidades pero no resuelve plenamente las críticas de representación y transparencia en el ejercicio del poder. Complementado esta visión, el autor reflexiona sobre dos conceptos concebidos como nuevas formas de integración que pretenden dar salida a las limitaciones internas de la Unión Europea como son la flexibilidad y la cooperación reforzada y que son concebidas como «paradigmas de soberanía».
El segundo capítulo se centra en el contenido del denominado poder vertical caracterizado por un continuado proceso de atribución de competencias a favor de la Unión Europea. El autor nos ilustra de cómo se ha ido gestando la absorción de competencias o materias a favor de la Unión Europea, las objeciones planteadas por los Estados miembros a nivel político e, incluso, jurisdiccional y cómo el principio de subsidiariedad ha sido objeto de tensiones entre los que lo conciben como límite estatal a la intervención europea y los que lo conciben como justificación para legitimar la intervención de la Unión Europea en mayor número de materias. El autor dedica particular atención a la crisis económica y a las iniciativas adoptadas frente al reparto de competencias. Valora críticamente los pasos dados; los considera «caóticos y poco transparentes».
La obra publicada por el Prof. De Areilza Carvajal bajo el sugerente título Poder y Derecho en la Unión Europea es una profunda e interesante reflexión personal sobre las inercias históricas, políticas y económicas que caracterizan la construcción europea. El autor no sólo evidencia su conocimiento teórico sobre el proceso europeo sino también traslada al lector su propia experiencia personal derivada de su participación directa en las discusiones políticas que han transformado la Unión Europea en los últimos decenios. En su acertado análisis no se limita sólo a abordar los hitos que han venido jalonando el proceso de consolidación europea sino que contribuye con una visión crítica a afrontar los retos actuales y futuros del ideal de una Europa unida.
La obra se estructura en cuatro capítulos que llevan al lector de manera fluida desde la arquitectura institucional de la Unión Europea, pasando por las tensiones entre las dinámicas intergubernamentales y «comunitarias», al problemático reparto competencial entre la Unión Europea y sus Estados y los principios que caracterizan el mismo. Finalmente, nos adentra en el papel de España en la Unión Europea con sus limitaciones ad extra y ad intra derivadas de la propia organización del Estado, concluyendo con un posicionamiento personal en forma de utopía.
En el primer capítulo, Areilza partiendo del concepto de poder horizontal suscita un debate sobre el entramado institucional que caracteriza el funcionamiento de la Unión Europea. Presentada la gestación, creación y evolución expansiva del denominado triángulo institucional, el autor disecciona cada institución y realiza interesantes reflexiones de hacia dónde deben evolucionar y cómo tratar de soslayar las tensiones entre la supranacionalidad que caracteriza a las instituciones europeas frente a la soberanía estatal a través de la denominada infranacionalidad como concepto que permite coexistir ambas realidades pero no resuelve plenamente las críticas de representación y transparencia en el ejercicio del poder. Complementado esta visión, el autor reflexiona sobre dos conceptos concebidos como nuevas formas de integración que pretenden dar salida a las limitaciones internas de la Unión Europea como son la flexibilidad y la cooperación reforzada y que son concebidas como «paradigmas de soberanía».
El segundo capítulo se centra en el contenido del denominado poder vertical caracterizado por un continuado proceso de atribución de competencias a favor de la Unión Europea. El autor nos ilustra de cómo se ha ido gestando la absorción de competencias o materias a favor de la Unión Europea, las objeciones planteadas por los Estados miembros a nivel político e, incluso, jurisdiccional y cómo el principio de subsidiariedad ha sido objeto de tensiones entre los que lo conciben como límite estatal a la intervención europea y los que lo conciben como justificación para legitimar la intervención de la Unión Europea en mayor número de materias. El autor dedica particular atención a la crisis económica y a las iniciativas adoptadas frente al reparto de competencias. Valora críticamente los pasos dados; los considera «caóticos y poco transparentes».
José M. de Areilza |
En el tercer capítulo, Areiliza analiza, desde su experiencia política en asuntos europeos, cómo se gestó la adhesión de España a la Unión Europea, la lucha permanente por reconocer «el caso especial español» y la permanente reclamación española del reconocimiento de su peso y contribución al proceso de integración europea en las instituciones europeas y en el reparto de fondos europeos. Su visión de las posiciones políticas son ilustrativas de lo que no se debe hacer para evitar lo que denomina como «auto-debilitamiento» y plantea la necesidad de buscar alianzas con países con intereses similares como Polonia, Italia e, incluso, el Reino Unido aunque con matices. Desde este planteamiento, basado en variables más políticas, se adentra en el papel de las Comunidades Autónomas en la Unión Europea y en los mecanismos de representación tanto a nivel interno como a nivel europeo. De manera valiente se adentra en el debate sobre la eventual escisión de una parte del territorio nacional y justifica acertadamente cuál sería el resultado de estos procesos unilaterales.
En el último capítulo, de manera inteligente y creativa, ofrece su visión personal y crítica de la necesidad de la constitución de la «ciudad europea» para hacer frente a las crisis de las relaciones interestatales. Plantea por qué esta ciudad está aquejada de ciertas debilidades y cómo deben ser superadas mediante la configuración de un segunda ciudad que no debe ser de naturaleza federal per se. El fin de la segunda ciudad debe ser la eliminación de las debilidades detectadas en el funcionamiento de la Unión Europea sin menoscabo del papel de los Estados como actores imprescindibles al que debe sumarse el de los ciudadanos.
La lectura de la obra descrita, sin lugar a dudas, no dejará indiferente al lector, puesto que plantea debates, ideas y críticas que llevan a entender un proceso de integración que no puede ser sólo de una élite. A través de sus reflexiones se hace imperativo preguntarse cada uno cómo se puede contribuir al proceso de integración europea en tanto ideal en construcción y transformación permanente pero con realidades que nos afectan en nuestro quehacer diario y, por ende, no podemos ser indiferentes.
En el último capítulo, de manera inteligente y creativa, ofrece su visión personal y crítica de la necesidad de la constitución de la «ciudad europea» para hacer frente a las crisis de las relaciones interestatales. Plantea por qué esta ciudad está aquejada de ciertas debilidades y cómo deben ser superadas mediante la configuración de un segunda ciudad que no debe ser de naturaleza federal per se. El fin de la segunda ciudad debe ser la eliminación de las debilidades detectadas en el funcionamiento de la Unión Europea sin menoscabo del papel de los Estados como actores imprescindibles al que debe sumarse el de los ciudadanos.
La lectura de la obra descrita, sin lugar a dudas, no dejará indiferente al lector, puesto que plantea debates, ideas y críticas que llevan a entender un proceso de integración que no puede ser sólo de una élite. A través de sus reflexiones se hace imperativo preguntarse cada uno cómo se puede contribuir al proceso de integración europea en tanto ideal en construcción y transformación permanente pero con realidades que nos afectan en nuestro quehacer diario y, por ende, no podemos ser indiferentes.
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