Tolentino Mendonça, José: Hacia una espiritualidad de los sentidos. Fragmenta, Barcelona, 2016. 72 pp. Traducción de Teresa Matarranz. Comentario realizado por Esteban Gennuso.
Una nueva mística se abre camino por los campos de la espiritualidad. El cristiano, en todas sus condiciones, es llamado a entrar en la experiencia de relación con Dios por un camino nuevo. Y he aquí que de la mano de José Tolentino Mendonça se torna sencillamente atrayente. Por medio de esta pequeña pero contundente obra, el profesor, teólogo y miembro del Consejo Pontificio de la Cultura, invita a acercarse a la espiritualidad de los sentidos, a una mística que integre sin conflictos la corporalidad humana.
A lo largo de unas pocas, pero sabrosas páginas, se reconoce que nos hemos acostumbrado —o mal acostumbrado— a unas místicas que parecían obligar a ocultar los sentidos. Y, sin embargo, a partir de Thomas Merton se descubre que la mística ha entrado en una nueva etapa, la de una experiencia cotidiana, solidaria e integradora. Rahner había vaticinado en su momento que “¡el cristiano del futuro será místico o no será!”. ¿De qué se trata? De ponernos en juego a nosotros mismos. De no dejar de lado nada de lo que somos para encontrarnos con Dios. La espiritualidad actual encuentra la necesidad de integrar el aspecto más inminente y cercano con el que el hombre se encuentra todos los días: su propio cuerpo. Los sentidos —y bien advierte el autor: ¡todos ellos!— son un lugar, una hermenéutica, para el encuentro real y cotidiano con Dios.
Sin dudas estamos frente a un libro que bien sostiene el famoso adagio non multa sed multum. La brevedad de sus palabras permite gustar cada una de ellas. Redactadas con un cierto toque poético y de apreciable literatura, encontraremos en ellas pequeñas citas de los más variados autores. Desde Karl Rahner a Sigmund Freud, pasando por Michel de Certeau o Fernando Pessoa, descubriremos el deseo de profundizar aún más en esta mística. Pero no solo esta lectura abre el deseo de saber más, sino de gustar más y mejor de esta espiritualidad que se propone. José Tolentino Mendonça dice que hacen falta maestros que nos conduzcan por la escuela de una espiritualidad de los sentidos, pero al leer estas páginas, ¿no estamos frente a uno de ellos?
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