lunes, 12 de noviembre de 2018

María Clara Bingemer: El Misterio y el mundo. Por Santiago García Mourelo

Bingemer, María Clara: El Misterio y el mundo. Pasión por Dios en tiempos de increencia. San Pablo, Madrid, 2017. 583 páginas. Traducción de José Francisco Domínguez García. Comentario realizado por Santiago García Mourelo (Universidad Pontificia Comillas, Madrid).

Hacia finales del año pasado llegó a nuestras librerías la voluminosa obra de María Clara Lucchetti Bingemer, El Misterio y el mundo. Pasión por Dios en tiempos de increencia. La autora, teóloga brasileña, casada y madre de tres hijos, posee un amplio currículo como graduada en Comunicación Social, licenciada en Teología por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y Doctora en Teología Sistemática por la Universidad Gregoriana de Roma, con una tesis sobre la mística trinitaria y la praxis cristiana en san Ignacio de Loyola. Actualmente trabaja como profesora de Teología en la PUC de Río, donde ha sido Decana del Centro de Teología y Ciencias Humanas y directora del Centro Loyola de Fe y Cultura. El libro que recensionamos inaugura la nueva colección «Océano», de la Editorial San Pablo, que ya suma alguna publicación más. Fruto de un año sabático en USA, atesora todo un conjunto de intereses, lecturas, publicaciones y reflexiones, que quedan expresados en el subtítulo de la obra, la pasión por Dios en estos tiempos de increencia.

Como dice en la introducción, en su estudio quiere responder a la pregunta por el perfil que presenta hoy la mística cristiana (cf. p. 20), con el fin de no ser anatematizada (cf. p. 22) y de mostrar que, aquello que inicialmente puede ser considerado como extraordinario, es realmente lo secundario y accesorio en la experiencia mística. Lo nuclear, sin embargo, se encuentra en un tipo de experiencia, que habrá que desentrañar, y en unos frutos que produce e irradia, testimoniando la infinita misericordia del Dios que la ha provocado y transformando el mundo concreto y cotidiano en el que se vive (cf. p. 30).

Para afrontar esta tarea, la autora ve necesario detenerse en el contexto donde acontece la experiencia mística, dedicando sendos capítulos a contextualizar la Modernidad prematura o tardía, como Bingemer la califica (84 pp), y la «Cultura secular y la crisis de la religión» (103 pp). Para ser una contextualización nos resultan excesivamente abundantes, aunque no hay que olvidar la generosa edición que contribuye a su extensión —gran tamaño de letra y amplios márgenes—. En ellos recoge las numerosas aportaciones de no pocos filósofos, sociólogos de la religión y algún teólogo, ya consagrados en estas cuestiones, como Bauman, Mardones, Lévinas, Martín Velasco, González Buelta o Scannone, entre los más citados. Creo que, con simplemente citarlos, podemos hacernos una idea de la síntesis que realiza la autora.

El tercer capítulo, uno de los nucleares en la obra, se centra en la determinación de la mística, o, con mayor precisión, de la experiencia cristiana de Dios, a lo que dedica 145 páginas. Bingemer, a modo de diccionario enciclopédico, va desentrañando el concepto de experiencia, distinguiéndolo de emociones y sensaciones, para irlo aplicando a la experiencia religiosa, a la experiencia mística y a la experiencia cristiana de Dios. Los autores que suma a su desarrollo, y que, en no pocas ocasiones va siguiendo, son, entre otros, Gelabert, Dupré, Martín Velasco, Henrique de Lima Vaz —muy apreciado por la autora— y, sobre todo, McGinn, según el clásico y amplio estudio The foundations of mysticism. Sin duda este capítulo es una valiosa síntesis, puesto que hace accesible al público de habla hispana obras no traducidas, al seguirlas fielmente. Quizá, siendo este un aspecto positivo, sea también algo deficitario en su presentación, porque, al fin y al cabo, se van exponiendo autores, no tanto según lo que ellos dicen, sino según su compilador, llegándonos a nosotros por un resumen de este.

El cuarto capítulo se sitúa en la reflexión de la teología narrativa, estableciendo nexos entre la experiencia cristiana de Dios y la posterior reflexión teológica. Aduce a ello la mayor receptividad y comprensión que este tipo de discurso tiene en el contexto actual, bajo la pregunta «¿Teología de textos o de testigos?» (p. 366). Los autores que tiene de fondo en este capítulo son, sobre todo, Pierron, Metz y M. Schneider.

El quinto y último capítulo se centra en la presentación de tres místicos contemporáneos, según la autora, que encarnan su propuesta: Dorothy Day, Etty Hillesum y Egide van Broeckhoven, SJ. Ellos, según sus escritos y su vida, muestran una profunda vida espiritual y una acción comprometida, donde encarna el amor sobreabundante padecido —experiencia teopática— en la transformación de las injusticias de este mundo como anticipo del Reino. La tesis de la obra se ve en ellos realizada y son el mejor testimonio de su propuesta. En estos tiempos de pluralismo postsecular, Dios sigue visitando las conciencias y suscitando compromiso. Oculto en un mundo, que muchas veces le ignora, sigue revelándose con discreción y eficacia en tantas personas tocadas por Él, que, más allá de las instituciones, actúan en su favor. En efecto, el cristiano de hoy, como auguraba Rahner —omnipresente en todo el desarrollo de la autora—, es un místico de ojos abiertos (Metz), implicado con los sufrimientos de este mundo, encarnando la Encarnación y padeciendo su Pasión. Sin duda una valiosa aportación para estos tiempos de increencia.

Una pregunta y una constatación emergen al final de su lectura. El libro es un punto de llegada y a la vez un incipiente punto de partida. Recoge la reflexión de los últimos treinta años e indica algunos caminos a seguir. En este sentido, quizá hubiese sido oportuno una menor extensión en algunos capítulos y un mayor desarrollo de las conclusiones. La pregunta se refiere a los destinatarios del libro. ¿Estudiosos y profesionales de la Teología o la Pastoral? Creemos que no, al no suponer un avance significativo en estas cuestiones, por no mencionar la falta de precisión en bastantes referencias. ¿Personas que se estén iniciando en estos temas? Puede ser. Ciertamente, la presentación es cercana y accesible a quienes quieran acercarse a estas cuestiones, pero, quizá, su prolija extensión, resulte un freno para ello. Con todo, inasequibles al desaliento, la obra puede suponer un buen recurso para la formación de grupos ya iniciados en estas cuestiones.

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