lunes, 3 de junio de 2019

James Rhodes: Instrumental. Por Jesús Ángel Rodríguez

Rhodes, James: Instrumental. Memorias de música, medicina y locura. Blackie Books, Barcelona, 2015. 288 páginas. Traducción de Ismael Attrache. Comentario realizado por Jesús Ángel Rodríguez.

Dos cosas. La primera: si lees este libro, nunca volverás a pensar igual de los abusos a niños (no seamos hipócritas, llamémoslos violaciones). La segunda: la música es terapéutica. 

Nos encontramos ante un gran libro, porque te cambia tu manera de ver las cosas y porque te abre a un mundo apasionante: la música clásica. 

El libro empieza con las siguientes líneas: 

Me violaron a los seis años 
Me internaron en un psiquiátrico. 
Fui drogadicto y alcohólico. 
Me intenté suicidar cinco veces. 
Perdí la custodia de mi hijo.
Pero no voy a hablar de eso. 
Voy a hablar de música. 
Porque Bach me salvó la vida. 
Y yo amo la vida. 

Amigo lector, lo que vas a hacer es un recorrido para tratar de imaginar y revivir lo que supone vivir bajo la angustia de haber sido violado a los seis años y seguir sufriéndolo hasta los 10. El autor nos advierte en el preludio que este libro puede remover bastante si se han vivido abusos sexuales, autolesiones, ingresos en un hospital psiquiátrico, consumo de drogas o ideación suicida. Nos pone como deberes escuchar las sinfonías 3 y 7 de Beethoven, las Variaciones Goldberg de Bach y los Conciertos para piano 2 y 3 de Rajmáninov. 

A muchos nos gusta la música, y habrá muchos lectores que van poniendo músicas en función de su estado de ánimo; pues bien, la música también puede utilizarse para sanar en los procesos problemáticos de la vida. La música está en todo lo que nos rodea; sería incomprensible una película sin música, un programa de televisión o anuncios sin ella, pues su función es apoyar a las imágenes para realzar sentimientos. Hasta en la consulta del médico te ponen música para que te sosiegues. La música clásica tiene todo lo que los sentimientos necesitan. Ha sido decantada por décadas, a veces siglos, y ha permanecido la verdaderamente buena. Se ha convertido en música intemporal. La música clásica fue la que salvó a James Rhodes y eso es lo que vamos a poder leer en las páginas de este magnífico libro. 

Las memorias que nos presenta Rhodes van acompañadas con música. El libro está estructurado en un preludio, 20 temas, un epílogo y un apéndice. Cada uno de los temas va acompañado de una obra musical y de un intérprete u orquesta. La primera página la dedica a hacer lo mismo que en sus conciertos: presentar la obra y al autor explicándonos, en muchos casos, las circunstancias de cuando fue creada la pieza en cuestión. 

Hay muchas palabrotas, pero no os asustéis, no se dice nada que no podamos escuchar en la calle cualquier día. 

La publicación del libro estuvo detenida por un litigio iniciado por la exmujer de James Rhodes, la cual pretendía impedir su publicación por lo que podría dañarla a ella y al hijo de ambos. En la sentencia que la Corte Suprema dictó en mayo de 2015 se dice: «Una persona que ha sufrido de la forma en que [James Rhodes] ha sufrido, y ha luchado para hacer frente a las consecuencias de su sufrimiento de la forma en que ha luchado, tiene el derecho a decírselo al mundo. Y hay un interés público correspondiente en que otros puedan escuchar la historia de su vida en todos sus detalles». 

James Edward Rhodes nació en una familia judía de clase alta en St. John's Wood, en el norte de Londres el 6 de marzo de 1975. Desde 2017 vive en Madrid, desde donde ha escrito, entre otros, estos dos twits

Madrid me hace estremecer de alegría. 
Buenas noches, mi país favorito. Gracias por dejarme vivir aquí.
@JRhodesPianist

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