Maier, Martin: Pedro Arrupe. Testigo y profeta. Sal Terrae, Santander, 2007. 108 páginas. Traducción de Ignacio Iglesias. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.

Desde la misma introducción Maier se marca el objetivo: seguir la pista a alguno de los impulsos que, por medio de Arrupe, Dios quiso hacer a la Compañía y la Compañía aún no ha entendido.
Tras un primer capítulo en el que se hace una breve semblanza biográfica de Arrupe, el autor desarrolla en otros dos los temas a su juicio más importantes del legado arrupiano: la conexión entre fe y justicia y la necesidad de inculturación.
Para explicar la primera conexión plantea que el mandato divino de salvación afecta al hombre entero, en su cuerpo y en su alma, y entiende que lo que más aleja de la salvación, y, por tanto, el principal demonio a combatir, son las estructuras injustas que gobiernan el mundo. De ahí que el primer testimonio a dar por el testigo es el de que la fe es inseparable de la justicia… Así, Arrupe fue primero testigo y más tarde profeta al aceptar el rasgo profético de la incomprensión.
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