Auger, Lucien: Ayudarse a sí mismo. Una psicoterapia mediante la razón. Sal Terrae, Santander, 2018 (edición original de 1974). 144 páginas. Traducción de Juan José García Velendeja. Comentario realizado por Jesús Ángel Rodríguez.
La caridad empieza por uno mismo
Este pequeño libro es muy grande, se lee muy, muy fácil. Cuando uno tiene problemas muchas veces se deben a las ideas, a las falsas ideas que nos hacemos nosotros. Hacernos conscientes del malestar que, a veces, vivimos. El objetivo de este libro es (en palabras del propio autor) “maximizar las emociones positivas apropiadas y minimizar las emociones negativas inapropiadas”.
La secuencia es muy simple:
Acontecimiento o persona → Ideas o frases interiores a propósito → Emoción
Cuando sufrimos una decepción, normalmente se produce por la idea previa que teníamos antes de que ocurriera, o porque le damos demasiada importancia. Os pongo dos ejemplos: Se me quema la comida y yo quería que estuviera perfecta porque tengo invitados, se me viene el mundo encima, es una catástrofe. Y el segundo, me insulta una persona por la calle y me cabreo, ¿desde cuándo tiene un desconocido poder sobre mí?
La manera de presentar el tema que tiene el libro es bastante simple. Nos propone diez ideas no-realistas, y con ejemplos nos va ayudando a ver la manera de confrontar cada una de esas ideas rigurosamente con la realidad. Va introduciendo casos prácticos que el autor ha visto en su consulta para ayudarnos a visualizar el problema y, llegado el caso, vernos reflejados en esos comportamientos.
El libro tiene frases de gran calado, pero de sobra conocidas: « Si me amo de verdad y me acepto como soy, no perderé tanto tiempo ni tantos esfuerzos en atormentarme con lo que los demás puedan pensar o decir de mí. Me embarcaré en las actividades que verdaderamente me gustan a mí en lugar de hacerlo en aquellas otras mediante las cuales intentaría obtener el afecto de los demás».
«Prefiero con mucho no tener fe a creer en un Dios tan estúpido y absurdo que castiga eternamente a los humanos por sus errores y sus debilidades. Es contradictoria y niega la noción misma de Dios. Si esta noción implica que Dios es infinitamente bueno, justo e inteligente, no veo cómo conciliarla con la idea de que ese mismo Dios experimente no sé qué placer sádico en hundir en la desgracia eterna a las criaturas que él mismo ha llamado a la existencia».
«Perdonar a los enemigos y olvidar los quebrantos que le causan a uno no es en primer término un acto virtuoso, sino, ante todo, un medio eficaz de ahorrarse sufrimientos inútiles».
Y esta última frase se la dedico a todos aquellos que dicen que no paro quieto: «El tiempo que se mata paga con la misma moneda; el que se emplea de manera creativa ayuda a seguir viviendo».
Al final del libro, en las conclusiones, te propone una serie de ejercicios para descubrir las ideas no razonables y saber confrontarlas con la realidad.
LUCIEN AUGER nació en Montreal en 1933. Falleció en 2001. Pasó 25 años de su vida en la Compañía de Jesús. Hombre de gran inteligencia, obtuvo títulos universitarios en literatura, pedagogía y teología en Montreal, Quebec y Boston. También posee dos doctorados, uno en filosofía y uno en psicología.
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