lunes, 13 de julio de 2020

Miren Junkal Guevara: Los apócrifos posmodernos. Por Ramón Gómez Ruiz

Guevara, Miren Junkal: Los apócrifos posmodernos. Khaf, Madrid, 2012. 206 páginas. Comentario realizado por Ramón Gómez Ruiz.

En los últimos años hemos asistido a un boom literario de novelas que giran en torno a la persona de Jesús de Nazaret. No nos referimos aquí a obras de católicos o teólogos que tratan de hacer una biografía de Jesús a partir de los datos de los evangelios o que recrean algunas escenas profundizando en la psicología o personalidad de los personajes de algunas de las escenas. Al contrario, nos estamos refiriendo a obras en las que la presentación del personaje de Jesús suele ser muy contraria a los datos que nos llegan a través de los textos bíblicos y la tradición eclesial. Obras en las que se niega su divinidad y en las que, incluso, se llega a dudar de la existencia histórica de Jesús.

Miren Junkal Guevara (Bilbao, 1966) es profesora de Sgda. Escritura en la Facultad de Teología de Granada. A través de las 206 páginas de este ensayo vamos a profundizar en las novelas y publicaciones contemporáneas “en la onda de Jesucristo”.

El libro tiene tres capítulos bastante amplios. En el capítulo 1 profundizaremos en la literatura apócrifa antigua. Para ello es necesario que profundicemos en la historia de la composición del canon bíblico que empleamos actualmente, qué se entiende por apócrifo y cuáles fueron los diferentes contextos, circunstancias e intenciones que dieron lugar a ese amplio grupo de libros no canónicos que nos encontramos en la literatura de las primitivas comunidades cristianas.

El capítulo 2 nos sitúa ante el contexto de los apócrifos modernos. Al adentrarnos en el contexto descubrimos un fenómeno o una corriente “danbrownista” (en referencia al autor de El Código Da Vinci, Dan Brown) que “no es una teoría nueva –posturas gnósticas o que la tradición eclesial descartó por contener errores doctrinales-, más bien la suma de varias teorías viejas puestas al alcance de un público poco acostumbrado a cuestionarse las cosas que lee o ve en los medios de comunicación” (pág. 43). Una cuestión importante y que debemos tener en cuenta es que “si analizamos el fenómeno desatado por la publicación de la obra de D. Brown, notamos que junto a una literatura de ficción sin otro interés que entretener, surgía poco a poco una literatura que se atribuía la capacidad de revelar con autoridad nuevas doctrinas religiosas, datos históricos desconocidos o incluso libros sagrados perdidos o dolosamente ocultados hasta ahora” (pág. 46). 

Todo esto se debe porque nos encontramos en un mundo ideológico nuevo en el que el descredito de la razón nos ha sumergido en una “era del vacío” (pág. 54), de “exaltación del momento” (pág. 56), “era de consumo” (pág. 57) que desembocan en una “fragmentación de la realidad” (pág. 58), en “la quiebra del saber y la verdad” (pág. 61) y en el descrédito de la ciencia (pág. 62). Nos imbuimos en un mundo donde prima la emoción y el sentimiento por encima de todo, en el mundo de un “yo-plástico” que experimenta un retorno a lo sagrado aunque la existencia fuerte de las iglesias y religiones institucionales haya perdido presencia y prestancia frente a otras formas de nueva espiritualidad o “creencias cristianas marginales” a recuperar. De hecho, el gran reto que se proponen estas novelas es la de recuperar “cristianismos perdidos” que nada tienen que ver con el actual y que suponen, a ojos de los diferentes autores, una forma más auténtica, real y existencial de vivir el cristianismo. Pero no podemos perder de vista que todo este fenómeno del boom de la novela religiosa se enmarca dentro del boom de la novela histórica a partir de la segunda mitad del S. XX. Para los interesados en historia o literatura aquí se expone un interesante estudio de la relación entre historia y novela histórica y cómo se da su extensión y desarrollo dentro del mundo de la literatura. 

El capítulo 3 nos sitúa ante los apócrifos contemporáneos, sus elementos formales y sus elementos materiales. Matizar algo que ya hemos apuntado: estas obras “son herederas de todas las novelas de divulgación cristiana y particularmente de las biografías noveladas de Jesucristo, pero el género ha ido incorporando cada vez más elementos de la novela histórica posmoderna, tanto en las técnicas narrativas como en el planteamiento y la selección de los argumentos” (pág. 104). Entre los elementos formales asistimos al empleo de técnicas metaficcionales, revisión del pasado desde el presente y una perspectiva escéptica, mezcla de géneros, etc. Entre los elementos materiales debemos situar los diferentes temas que se abordan como la composición del canon bíblico, la importancia de los movimientos “fallidos” y la recuperación de grupos minoritarios, la cristología, etc. 

Las conclusiones nos sitúan ante todo lo que se desgrana en la obra y nos matiza algunas cuestiones. Este ensayo nos brinda una oportunidad fantástica para dialogar con las obras del boom religioso y para reconocer y profesar la conciencia, como cristianos, de que “el todo-poder de Dios se convierte por la encarnación Jesús en fuerza de transformación de la realidad, porque Dios no solo hace dejación del todo-poder, sino que le confiere un sentido revolucionario: sin dejarnos de la mano pone su todo-poder junto a nuestra condición humana para vivir entre nosotros. Asumiendo nuestra humanidad, ha puesto su tienda en la tierra y su mano todopoderosa toma nuestra realidad, apasionante, pero también conflictiva, difícil, azarosa y nos fortalece, entusiasma y convierte en dadores de vida” (pág. 164).

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