Aleixandre, Dolores: Las puertas de la tarde. Envejecer con esplendor, Sal Terrae, Santander, 2007. 192 páginas. Comentario realizado por Inmaculada Plaza García.
«Envejecer con esplendor»: con este subtítulo provocador y desafiante, Dolores Alexandre defiende algo que a primera vista parece contradictorio. ¿Podemos unir ambos términos? En este libro, escrito con sabio humor –porque tampoco el buen humor y la hondura se contradicen–, ella nos asegura que sí. Para ello, Dolores nos invita a afrontar el proceso de envejecimiento con naturalidad; a gestionar de manera inteligente esta etapa, descubriendo en ella nuevas oportunidades donde la inmensa mayoría de los mortales sólo vemos regresión, pérdidas y decadencia.
Frente al discurso sociocultural, empeñado en mostrarnos «recetas» para esquivar el paso del tiempo, disimular y, en lo posible, ignorar sus efectos..., nuestra autora nos propone asumir la propia existencia sin miedos ni recelos, habitarla y comenzar a «negociar» los cambios que el paso del tiempo va dejando en ella. En lugar de disimular los signos de envejecer, nos anima a entrar en esta nueva etapa decididos a confiar a fondo perdido. Y nos plantea algunos interrogantes, siempre con ese tono desafiante que acompaña a todo su libro: ¿No será el momento de soltar todo lo que hasta ahora nos daba seguridad, y emprender la aventura de ser conducidos? ¿Por qué no dejar que el «Te basta mi gracia» (2 Co 12,9) acalle nuestros miedos y ansiedades y se vaya convirtiendo en el murmullo de nuestro corazón?
Muchos son los consejos, dice Dolores, que escuchamos a diario para esta etapa de la vida: aceptar los efectos de la edad, cultivar aficiones, potenciar la creatividad, dedicar el tiempo que no se ha tenido para volver sobre las «asignaturas pendientes», incorporar el ejercicio físico a la rutina diaria...: todo bien interesante. Pero ella se pregunta: ¿sólo disponemos de estos recursos? ¿No tendrá el Evangelio la capacidad de ensanchar nuestras estrechas perspectivas y convocarnos a experimentar esa «vida en abundancia» que nos promete Jesús, para hacer posible también «una vejez en abundancia»?
Y nuestra autora, convencida de que la Palabra es la gran respuesta también a los interrogantes propios de esta etapa, nos propone un diálogo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Textos y personajes bíblicos, interpretados con esa simpática y profunda agudeza a que ya nos tiene acostumbrados, nos invitan a ir más allá de las gratificaciones que, hasta ese momento, nos han dado el hacer, el poseer o el significar. Nos introducen en esa lógica evangélica de vaciamiento y de pobreza, en la que fuimos salvados por Jesús (Flp 2,6-11). Porque para transitar por sus caminos tendremos que ir aprendiendo, porque en esta edad también se aprende, a «gloriarnos en nuestras debilidades» (2 Co 12,9).
También nos introduce a la oración desde los salmos. Con ellos nos enseña a orar de forma existencial, desde las experiencias de pérdida que se van haciendo visibles, tanto en nuestro psiquismo como en lo más hondo de nuestra corporeidad. Hay salmos, dice ella, que sólo se pueden rezar después de una larga experiencia de vida. Sólo entonces encuentran verdaderas resonancias en la propia existencia.
El libro, que va entremezclando experiencia humana y fundamentación bíblica, cuenta con una estructura original y tiene la frescura de lo espontáneo.
– Cada capítulo comienza con una introducción al tema, que se completa en el apartado «Voces en las puertas» con textos de diferentes procedencias.
– «Cruzando el umbral» presenta a algunos personajes bíblicos para ir más allá de la sola reflexión e invitar a una dimensión más orante y contemplativa.
– La «Tertulia de pensionistas» presenta distintos testimonios, opiniones, anécdotas, cuentos... para facilitar el intercambio y el diálogo.
Dolores confiesa que este libro no ha nacido como los otros. No es sistemático ni trata de complacer a nadie. Se lo ha encargado ella misma y ha ido brotando al ritmo de la reflexión y la elaboración de sus propias vivencias, siempre abierta a la escucha y el compartir con los demás. Y como todo lo experiencial desciende a lo concreto, ella nos ofrece afirmaciones-síntesis de ese camino que ha ido haciendo y que, sin duda, iluminará el nuestro.
Ojalá la lectura y reflexión de este libro sirva a muchos para vivir su envejecer con esplendor en la presencia de un Dios capaz de hacernos gritar de júbilo en las puertas de la tarde.
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