viernes, 29 de diciembre de 2023

Piet van Breemen: Habitar en el misterio. Por Tamara Murillo Llorente

Van Breemen, Piet: Habitar en el misterio. Sal Terrae, Santander, 2008. 86 páginas. Comentario realizado por Tamara Murillo Llorente.

Una vez más, la colección «Sal Terrae Breve» nos ofrece una pequeña joya en su número 69: Habitar en el misterio, de Piet van Breemen. Al acercarnos a ella, podemos subrayar ante todo la figura de su autor, del que ya hemos podido disfrutar los españoles a través de distintas obras, en especial, Como pan que se parte, y que vuelve a ofrecernos reflexiones a un tiempo profundas y sencillas, así como bíblica y psicológicamente fundamentadas. 

Como segundo elemento atrayente, resalta el título: habitar, infinitivo que propone un modo de estar, de vivir en el aquí y ahora, en presente, en el misterio, que se describe por oposición y contraste con los problemas que se resuelven. Misterio que apunta aquí tanto al misterio de Dios como al misterio de cada ser humano en su fuero interno. 

Por último, fijándonos ya en el contenido, se trata de siete –número bíblico no casual– meditaciones con referencia sobre todo al evangelio de Juan. El mismo autor las presenta así en su introducción. 

Cada una de las tres primeras meditaciones o capítulos se abre con una sugerente pregunta: «Qué buscas», «Dónde vives» y «Qué te sostiene», respectivamente, aludiendo a tres aspectos esenciales del camino espiritual: el deseo, el encuentro y el amor de Dios como fundamento de nuestro ser. Las tres preguntas, expresadas de un modo tan directo en segunda persona, invitan a volver a lo más profundo de nuestra persona: allá donde podemos habitar en nuestro propio misterio y dar paso a un Misterio que habita en nosotros y nos llama a habitar en Él y con Él. 

Los dos capítulos siguientes plantean la llamada a ser instrumentos del amor de Dios participando en el mismo ser de Dios –vivir de la plenitud, en palabras del autor–, presentando ejemplos concretos que pueden ser de ayuda. 

Por último, los dos capítulos finales abordan el misterio central de nuestra fe: la muerte y resurrección de Jesús, invitándonos a vivir en profundidad en nuestra vida aquello que vivió Jesús, y viceversa: dejar que Jesús viva en nosotros lo que ya anticipó. Todo lo cual podrá llevarnos, integrándolo, a vivir el Shalom, título del capítulo último, culmen del camino pascual recorrido desde la interioridad. 

En definitiva, un librito breve y profundo, que invita a la oración con el evangelio de Juan, brindando sugerencias para un camino espiritual que nos lleve a situarnos cada día –habitar– en el misterio: el misterio del ser humano y el misterio de Dios. Para recomendar como lectura pausada, orante y con la Biblia al lado, releyendo sobre todo los fragmentos del evangelio de Juan a los que se va aludiendo. 


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