Taibo, Carlos: Historia de la Unión Soviética, 1917-1991. Alianza, Madrid, 2010. 381 páginas. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.
Según nos plantea el autor en el prólogo, dos son los objetivos que se persiguen con esta nueva versión revisada y puesta al día del libro editado ya en 1993: el primero es el de establecer un esquema histórico que permita al lector interesado seguir el desarrollo del sistema soviético entre 1917 y 1991; el segundo es el de colocar los hechos ocurridos en esta parte del mundo en una relación más diáfana con los grandes cambios que se produjeron dentro del resto del mundo a lo largo del siglo pasado. De ahí la delimitación concreta del espacio y el tiempo: el espacio es la Unión Soviética, una formación histórica originada por un hecho singular, la revolución bolchevique; el tiempo es el que discurre entre ese hecho histórico que ocurre en 1917 y su final, acontecido en 1991, año en el que desaparece el Estado Soviético, por efecto de la perestroika, con la separación de las repúblicas bálticas.
La creación y el desarrollo del Estado Soviético ha sido desde sus inicios un tema que ha interesado a muchos, desde diversos puntos de vista, en unas ocasiones defendiendo los grandes logros económicos que se estaban produciendo, tanto en la producción como en el reparto, y en otros denigrando la falta de libertad a la que se tenía sometidos a los ciudadanos. En la mayoría de los casos, los escritos se referían a un tema concreto, a un momento o a un protagonista de la Revolución, de ahí que el primer valor que se puede encontrar en este escrito, es el de ofrecer un panorama concreto hecho desde una postura suficientemente objetiva, en el que se deja espacio a los lectores para valorar lo que se relata. Todo ello a pesar de que el lector conozca ya el final de la historia.
Lo que discurre por las páginas del libro son los principales hechos, internos y externos, que acontecieron a partir de 1917, y que fueron conformando la URSS, no siempre como el producto de algo planificado de antemano, sino más bien como el resultado del choque de diferentes modos de entender la realidad que se convierten en diversas formas de planificación, a menudo enfrentadas entre sí. En el relato aparece así el nuevo Estado, como producto de una serie de acciones internas –organización del campesinado y de los obreros industriales, primero de forma elemental y con una gran autonomía, luego de forma centralizada con máxima dependencia– y externas –necesidad de defenderse organizando una gran industria armamentista–.
A la vez que se plantean estos hechos, se van estableciendo los tiempos en los que se abandonan determinados planteamientos que hasta el día anterior eran irrefutables –internacionalismo– como efecto del gobierno burocrático del partido. Todo ello siempre pendiente de ulteriores investigaciones, pues, como se deduce de las afirmaciones del autor, la glasnot (la transparencia), es aún limitada y queda mucha labor de investigación para aclarar determinados asuntos ocurridos a lo largo de este tiempo.
Superando parcialmente el sistema clásico, es decir, organizar los períodos de la historia de la URSS en función de los dirigentes –los secretarios del PCUS–, el autor establece otros ejes tales como los diversos modos en los que va fraguando la planificación económica centralizada, en función de las circunstancias. Junto a esta planificación, quedan de manifiesto los principales problemas del sistema soviético, sobre todo los relacionados con la falta de capacidad para incentivar a la población, dedicándose un amplio espacio a analizar el fenómeno de la burocratización.
En conjunto, el libro resulta interesante y valioso tanto para quien quiera estudiar de una forma general y sistematizada lo ocurrido en esa parte del mundo durante un siglo, como para quien quiera entender mejor lo que está ocurriendo allí en la actualidad.
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