Gómez Caffarena, José. El enigma y el misterio. Una filosofía de la religión. Trotta, Madrid, 2007. 700 páginas. Comentario realizado por Manuel Mazón.
Cuanto más parece que el tema de la Religión está avocado a diluirse en el ámbito de indiferencia de eso que llamamos primer mundo, surgen libros y acontecimientos intelectuales que nos despiertan a renovadas visiones de nuestra propia y enigmática realidad.
He leído página a página este libro de G. Caffarena en mi ubicación de ese primer mundo, horas antes de venir una vez más con mis «filosofías», a esa parcela de un mundo tercero que son los Pueblos Centroamericanos, atravesados de sentimientos religiosos bien ancestrales. Desde aquí van mis impresiones inmediatas y bien sentidas de esta obra, ante todo filosófica. El autor así lo dice y subraya.
La filosofía es un saber que surge del asombro ante algo que nos empuja y remueve con su realidad las más de las veces enigmática, precisamente por su radicalidad que se asienta en nuestra médula «mental» y nos atrae de tal manera, que la calificamos no sin cierta o mucha fatiga, de misteriosa. Esta es la posición de G. Caffarena.
Toda la obra está penetrada del dramatismo que el autor «padece» y expresa ciertamente, con brillantez. Desde su confesada postura personal de creyente podríamos hablar de una «energeia», que le lleva a desgranar el hecho religioso, analizando su estructura a través de la historia de las religiones. Hilvana con maestría renovada las vicisitudes de la Historia de la Filosofía. Insiste en el eje de la Filosofía Moderna, momento clave del pensamiento que ha configurado la estructura mental y los modos de indagar el sentido de la vida en el hombre occidental.
En una tercera parte, afronta el ámbito de lo «Absoluto» como expresión por él seleccionada de eso que determina para la mente humana, la realidad posible y «religante». Esta expresión zubiriana la asume el autor con una sensibilidad y crítica que bien justificaría por sí solo una lectura filosóficamente pausada y «fruitiva» de la obra.
Obra de madurez que viene a corroborar lo que el profesor G. Caffanera ha sido durante tantos años, maestro de quienes seguro que encuentran en estas páginas la tensión de quien sigue buscando después de haber encontrado nuevas perspectivas. Perspectivas para sentir y «resentirse» ante la presencia del Misterio que inquieta a las mentes de recio entalle metafísico.
Si trazamos un arco entre el prólogo y el epílogo de la obra, captaremos un G. Caffarena que ha volcado sobre estos cientos de páginas la «vis essendi», esa fuerza de ser que impele a la mente a permanecer apegada y a la vez dinámica, en la búsqueda de la «verdad». La bien redondeada verdad del viejo Parménides se renueva periódicamente, en la tarea indagadora del que filosofa ceñido al enigma que en la mente produce la presencia del Misterio. Es la presencia de la Divinidad que anida misteriosa en los aledaños del enigma que nunca dejará de ser el Hombre.
Concluyo esta fugaz impresión haciendo propias las últimas palabras del libro: «…Una intuición de la humanidad, que cabe decir prácticamente universal, no se ha rendido, sino que ha buscado claves de esperanza, y, entre ellas, el Misterio, al que abrían las experiencias religiosas.
Así, pues, no es ninguna necedad ni locura esperar. El enigma que somos puede tener en el Misterio al que abren las religiones una clave para la esperanza fundada; que puede dar sentido a las vidas humanas y alentar su quehacer en los complejos avatares del vivir en la Tierra».
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