martes, 16 de enero de 2018

Alicia Pérez Tripiana y María Ángeles Sobrino López: Jesús en el Museo del Prado. Por Jesús Sanjosé del Campo

Pérez Tripiana, Alicia, y Sobrino López, María Ángeles: Jesús en el Museo del Prado. PPC, Madrid, 2009. 208 páginas. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.

Los museos de pintura no sólo son lugares en los que el visitante culto y refinado goza contemplando la obra artística, en otros tiempos reservada para unos pocos, sino que se pueden convertir en un lugar activo de transmisión cultural. De todos es conocido el incremento de visitantes que se ha ido produciendo en los últimos tiempos cuando una hábil dirección se ha permitido colocar y exhibir los fondos en función de temas o criterios determinados.

Lo que nos propone este libro es una presentación de la figura de Jesús tal y como la han interpretado treinta artistas que cuelgan sus cuadros entre las colecciones del Museo del Prado. El trabajo comienza con una presentación breve y muy interesante en la que se plantea la intención de hacer una descripción completa de la obra de arte elegida. Para ello se establece que es imprescindible aunar la iconografía, explicación del contenido del cuadro, con la historia del arte, técnica pictórica, materiales y colores que se usan, etc. El recorrido que se hace por los cuadros con las escenas evangélicas es siempre el mismo: en primer lugar se plantea una lámina con el cuadro a analizar, tras ella, se plantea el texto bíblico, canónico o apócrifo, del que se ha tomado el tema.

A continuación, en página aparte, se plantea la ficha técnica, para ello se repite el cuadro a estudiar, en una versión menor, y con una serie de anotaciones al margen en el que se anotan esquemáticamente los rasgos técnicos fundamentales: composición, luz, líneas, colores, tipos de pinceladas… Todo ello ejemplificado con respecto al cuadro mediante una línea de puntos que lleva a apreciar el dato que se quiere destacar. La ficha se completa con una redacción detallada de las notas antes referidas esquemáticamente.

La página siguiente tiene la misma estructura para establecer la ficha temática. Por una parte, la identificación de los personajes y las acciones que realizan, de manera esquemática y con una línea de puntos que permite identificar perfectamente a cada uno; por otra, todo esto mismo planteado ya a base de una redacción explicativa dividida en dos columnas, una para el tema y otra para la iconografía.

De nuevo, en página aparte, se hace un comentario acerca del autor y de su obra. Se añade a esto una pequeña bibliografía (para saber más) y un recuadro con las claves bíblicas interpretativas correspondientes. La importancia principal de esta publicación estriba, a mi juicio, en que permite contemplar la obra de arte en su totalidad. No hay que dar por sentado que, aunque pertenecemos a una cultura en la que la tradición religiosa sigue siendo una clave básica para interpretar la realidad, todos los ciudadanos tengamos esa cultura. No es momento de echar en cara a los vaivenes de la educación la pérdida de esas claves humanistas, pero puede ocurrir que, como ya ocurrió en otras épocas con la cultura griega —¿quién es capaz de interpretar los cuadros que en el mismo museo representan los mitos de la cultura griega?— que llegue el momento en el que muchos se encuentren sin las herramientas mínimas como para interpretar un cuadro. De ahí la gran importancia de este tipo de trabajos: por una parte se nos explica la obra de arte como tal, por otra se hace referencia a los contenidos de una representación que en la mayoría de los casos tienen un fuerte sentido simbólico.

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