Otón, Josep: Misterio y transparencia. Herder, Barcelona, 2017. 160 páginas. Comentario realizado por Emilia Bea (para la revista Civiltà Cattolica).
Una famosa frase de Marcel Proust puede ser el pórtico de entrada en el universo del Misterio y la transparencia que Josep Otón recrea en las páginas que presentamos: «el libro esencial, el único libro verdadero, un escritor no tiene que inventarlo, en el sentido corriente, puesto que ya existe en cada uno de nosotros, sino traducirlo». A través de la literatura espiritual, como en La mística de la Palabra; de la narrativa, como en la novela Laberintia; o del ensayo filosófico, como en este caso, el autor despliega las múltiples manifestaciones de un solo texto arraigado en las profundidades del ser, que se convierte para el lector en «una especie de instrumento óptico que le permite discernir lo que, sin ese libro, no hubiera podido ver en sí mismo».
La obra de Josep Otón nos ayuda a pensar la transcendencia y el Misterio sin renunciar a la transparencia, convertida en una exigencia contemporánea de la vida política y en una dimensión irrenunciable de la responsabilidad cívica. Según indica el propio autor, de la mano de filósofos tan relevantes como Friedrich Nietzsche, Walter Benjamin, Simone Weil, Ludwig Wittgenstein o María Zambrano, es posible vislumbrar que, si bien el Misterio no es, por esencia, transparente, en cambio la transparencia puede asumir su transcendencia y ser una vía de acercamiento al Misterio.
Junto a estos pensadores, con los que Josep Otón está plenamente familiarizado y que iluminan de modo coherente los diferentes pasos de su trayecto vital e intelectual, nos encontramos aquí ante un cuerpo a cuerpo con uno de los filósofos más destacados de la actualidad, el surcoreano Byung-Chul Han, quien nos alerta del riesgo casi pornográfico de la obsesión por la transparencia, considerada por él una figura contrapuesta a la transcendencia. En un mundo tan desencantado y mercantilista como el nuestro se va imponiendo de manera progresiva el dictado de divulgar cualquier tipo de información sin los límites del debido respeto a la intimidad, la confidencialidad y el pudor. La transparencia parece exigir que nada permanezca oculto, que no haya nada irreductible en nosotros mismos, que hasta la cámara nupcial sea exhibida al gran público, como si el Barrio Rojo de Ámsterdam fuera la imagen representativa de todo el orbe.
También el escritor alemán Paul Scheerbart, con el que Josep Otón se confronta cara a cara y de un modo muy persuasivo, nos ofrece relatos e imágenes de una gran fuerza expresiva para reflexionar acerca de esta atmósfera exhibicionista que nos asfixia. Las aportaciones del arte, tan queridas por el autor de Arquitectura de cristal, resultan recurrentes y profundamente inspiradoras a lo largo de estas páginas. Una presencia del mundo artístico determinante a la hora de hacer que Misterio y transparencia resulte atractivo y accesible para lectores de un amplio espectro cultural, al tiempo que para habituarlos a la convivencia cordial con los textos de la tradición cristiana, de los que su autor muestra un amplio conocimiento y un riguroso manejo.
Creo que aquí radica una de las claves de lectura del presente libro y de su importante contribución al panorama filosófico: en esa magnífica síntesis entre los más novedosos aportes del pensamiento y del arte contemporáneos y las más profundas raíces de nuestra cultura, no opuestos entre sí sino en necesario diálogo y complementariedad recíproca. Nada es descartable a la hora de recorrer junto a Josep Otón las innumerables ambigüedades, polisemias, matices y paradojas de la transparencia.
En los diferentes capítulos del libro encontramos una cartografía de la rica relación entre transparencia, Misterio y transcendencia. En sus páginas se entrecruzan y se analizan los ejemplos de la lente, de la celosía, del escaparate y del velo, planteados como hilos conductores que nos aproximan a un entramado de relaciones donde toda superficialidad y banalización es descartada.
La tesis básica de este libro, que lo sería también en el fondo —recordando las palabras de Proust— de toda la obra de Josep Otón, sería que el Misterio y la transparencia no son términos antagónicos, sino que, más bien al contrario, los enigmas, los secretos, las encrucijadas y los relatos, lejos de instalarnos en la opacidad del mundo y de nosotros mismos, pueden ser las vías de una inteligibilidad gradual que nos deje avanzar hacia la transcendencia en medio del claroscuro de la existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario