miércoles, 31 de agosto de 2022

Juan M.ª Uriarte: Visibilizar a Cristo Pastor. Por José Emilio Cabra Meléndez

Uriarte, Juan M.ª: Visibilizar a Cristo Pastor. Cuatro rasgos de la espiritualidad sacerdotal. Sal Terrae, Santander, 2021. 119 páginas. Comentario realizado por José Emilio Cabra Meléndez.

En los años ochenta del siglo pasado, la Iglesia española –animada por la Comisión Recensiones Episcopal del Clero– llevó adelante un serio proceso de reflexión sobre la identidad y la espiritualidad del presbítero diocesano. El inmediato posconcilio había sido época de cambios, retos e incertidumbres: era necesario dar una nueva respuesta a la pregunta de quién es el sacerdote y si existe una espiritualidad propia, específica, que acompañe a esa identidad. Entre quienes sostuvieron y animaron aquella reflexión destacó monseñor Juan María Uriarte, hoy obispo emérito de San Sebastián.

Desde entonces, don Juan María no ha dejado de profundizar en la espiritualidad presbiteral y en la atención personal a los sacerdotes. Presenta ahora este libro breve, con cuatro rasgos centrales del perfil espiritual del cura que –según el propio autor– no habían sido tratados con la debida profundidad en sus trabajos anteriores. Don Juan María parte de una certeza de fondo, en la que no se detiene, pero que da por descontada en el prólogo y en el propio título: el hecho de que existe una espiritualidad propia del sacerdote diocesano (sorprende que aún se ponga en duda en ciertos ámbitos). Cada vocación refleja algún rasgo del rostro de Cristo, un rostro tan rico que solo la Iglesia entera puede, humildemente, transparentarlo en su conjunto. En ella, los pastores están llamados a hacer visibles los rasgos de Jesús, Buen Pastor.

Monseñor Uriarte desarrolla cuatro rasgos de la espiritualidad presbiteral: el señorío de Jesucristo, el carácter central de la caridad pastoral, la pobreza evangélica y la figura de María. La referencia bíblica precede siempre a la reflexión teológico-espiritual, que don Juan María salpica con comentarios personales –breves, pero enjundiosos–, fruto de su experiencia y de su formación en psicología. Los cuatro capítulos se pueden leer independientemente, pero se integran con coherencia. El autor dirige una mirada realista, centrada, a la realidad del ministerio ordenado, sin eludir sus paradojas, las tentaciones –viejas y nuevas– a las que el presbítero se ve sometido, y las alegrías, muchas, de una vida sacerdotal lograda. En este sentido, resulta difícil encasillar a monseñor Uriarte en posturas extremas: su palabra resulta siempre incisiva, pero moderada; aguda, pero constructiva. Sus opiniones se pueden compartir en mayor o menor grado, pero abren siempre posibilidades de diálogo y profundización.

Esta obra se añade a la amplia producción de don Juan María, que durante décadas ha procurado orientación y cauces de reflexión a los presbíteros diocesanos. El conjunto de sus escritos ofrece un tratado de espiritualidad presbiteral que motiva a seguir profundizando: adecuar el perfil de los pastores al rostro del Buen Pastor es una tarea permanente, más cuando el entorno cambia tanto y tan deprisa. Don Juan María entrega una herencia madura, llamada a encontrar relevo en quien ofrezca una palabra original, ponderada y lúcida sobre el cura diocesano hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario