viernes, 12 de agosto de 2022

Violeta Serrano: Poder migrante. Por Avelino Chico

Serrano, Violeta: Poder migrante. Por qué necesitas aliarte con lo que temes. Ariel, Barcelona, 2020. 254 páginas. Comentario realizado por Avelino Chico (Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral).

Poder migrante
capta un problema tan complejo como el de las migraciones en el siglo XXI. El libro describe este fenómeno en el marco de un viaje de un grupo de inmigrantes hacia Lugo. Además de no poder pagar el viaje, el grupo de migrantes pasa vicisitudes y desafíos en el trayecto. Esta situación muestra que a unos migrantes se les ve como pobrecitos y a otros como peligrosos que deberían tenerlos alejados (p. 23). El libro se enfrenta a esta narrativa tratando de aclarar la condición de migrante respecto a su relación con un grupo de profesionales: asistentes sociales, profesores, guardias civiles, filósofos, religiosos y los propios inmigrantes. Esta es la virtud del Poder migrante, que, en vez de poner diques y extremar la radicalización, se enfrenta a la realidad con su complejidad. Es decir, hace que “hagamos sentir a esas personas [migrantes como] parte de nuestra sociedad, de nuestras mismas oportunidades” (p. 17). De ahí que se concluye que “migrantes somos todos” (p. 17). Es más, “es la nueva clase a la que casi todos pertenecemos” (p. 25). 

Para comprender la situación del grupo de inmigrantes, la obra comprende tres partes: en primer lugar, la exposición a población extranjera; en segundo lugar, las historias personales, a fin de dirimir conflictos entre nativos e inmigrantes; y, en tercer lugar, la situación imparable del poder migrante, que ya no se halla en el futuro, sino en el presente. Por lo que la estrategia no es el freno, sino más bien su incorporación en sus diversas identidades (p. 226). 

La exposición a población de origen extranjero se perfila en el marco de la hipótesis central del libro: “las personas que se han visto obligadas a dejar todo atrás, o que lo han hecho para mejorar sus condiciones de vida, no son enemigos a temer, sino maestros de los que aprender en un mundo en constante crisis” (p. 16). Las cifras de estas personas, a las que el libro sugiere mirar no solo como aliados, sino como mejores maestros (p. 25), están en alza en el Sur Global, mientras disminuyen en Europa. El boom demográfico se traducirá (como ya se está notando, y mucho) en movimientos migratorios masivos hacia los países del primer mundo” (p. 81). A esto se añade el cambio climático que está afectando el tejido productivo, los conflictos, la pobreza, “la contaminación o el descontrol en el propio proceso de urbanización” (p. 82). Asimismo, se suma el Estado de bienestar que se tambalea en Europa y la globalización. Todo esto cambiará la forma de diferenciar al extranjero, ya que “uno forma parte de la misma categoría que ha podido despreciar o lamentar desde un lugar de privilegio” (p. 26). Como resultado, “los otros somos también nosotros” (p. 83). 

Las historias personales son tajantes a la hora de darnos cuenta de que “hemos sido emigrantes la mayor parte de nuestra historia reciente y, tras un pequeño oasis de progreso económico, nos vemos obligados a serlo de nuevo” (p. 27). Los primeros en compartir su historia son un grupo de jóvenes sirios que vinieron a España gracias a una beca de estudios. Aparte de la libertad, los jóvenes dicen que “España es un país acogedor con los extranjeros” (p. 134). Sin embargo, añaden que “Europa cree que es suficiente con tratar de darnos comida y escolarización, y no lo es. Debe comprendernos, igual que nosotros tratamos de comprender a Europa” (p. 138). Una voluntaria en el campo de refugiados de Naciones Unidas en Atenas también comparte su historia personal. Ella es migrante de India naturalizada estadounidense (p. 141) y alerta sobre el hecho de que la crisis migratoria no solo está beneficiando a las mafias, sino poniendo de relieve el fracaso de Europa en acoger a las personas que necesitan protección internacional (p. 143). Tras esto, la autora aborda a un guardia civil que nos ayuda a comprender la migración desde Melilla, la frontera sur. Se trata del sitio donde nos llegan siempre noticias de vulneraciones de derechos humanos. Pero el agente nos ayuda a comprender el tratamiento que debe ser dado a la inmigración ilegal: el acuerdo de readmisión. Es decir, “un procedimiento individualizado que ha de cumplir con todas las garantías legales, como, por ejemplo, una asistencia letrada y un intérprete, atención médica [...] una identificación adecuada de potenciales solicitantes de asilo” (p. 207). Más que “rechazo en frontera”, la pretensión del agente de seguridad “es que se les den [a los que se presentan en frontera para alcanzar Europa] todas las garantías que merecen como personas” (p. 208). Así, se puede desprender que el problema de Europa no se halla en la acogida, sino en las “medidas desproporcionadas que generan ataques insospechados” (p. 117). 

Finalmente, la situación imparable del poder migrante ya no se encuentra en el futuro, sino en el presente. Eso supone la importancia clave de las fronteras en el mundo global, no son una mera anécdota futura (p. 214). Asimismo, se caracteriza por la extranjerización de la realidad, ya no como una posibilidad, sino un hecho (p. 218). También se pone de relieve a través de la identidad trastocada (p. 224) y la condición de nómada como postura cercana (p. 225). Todo esto ocurre en el auge del populismo en las democracias ‘maduras’. El mito populista sigue sembrando discursos excluyentes y odio hacia el extranjero (p. 173), miedo e inseguridad a la población autóctona (p. 174) y delimita un ‘ellos’ y un ‘nosotros’ con claridad (p. 180). La crisis económica, la nostalgia de un pasado mejor y el miedo a lo desconocido sirven de caldo de cultivo a los discursos populistas. Razón por la cual, “entra por las gargantas de la plebe como una cerveza fresca en pleno verano. Y una vez que el pueblo vulnerable lo ingiere, quiere más, mucho más” (p. 179). Sin embargo, esto pone en cuestión el discurso de Occidente sobre el respeto de los derechos humanos. No se “pueden soportar muchos más muertos en la puerta de Europa o en la cola de América” (p. 215). Esto implica que se logre nuevas alternativas útiles (p. 215) y el poder migrante se perfila como una de las alternativas. 


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