viernes, 9 de junio de 2023

Antonio Guillén, Pablo Alonso y Darío Mollá: Ayudar y aprovechar a otros muchos. Por Luis María García Domínguez

Guillén, Antonio; Alonso, Pablo; y Mollá, Darío: Ayudar y aprovechar a otros muchos. Dar y hacer Ejercicios ignacianos. Sal Terrae, Santander, 2018. 165 págs. Colección Pastoral 103. Comentario realizado por Luis María García Domínguez.

Los autores de esta publicación son experimentados conocedores de los Ejercicios de san Ignacio, tanto por haberlos estudiado como por haberlos dado en distintas modalidades a personas muy diferentes. El libro mantiene una fuerte unidad y obedece a un plan claro, que es ofrecer un «directorio» o comentario práctico para dar hoy los Ejercicios ignacianos. 

El primer capítulo se abre con una introducción a la oración, donde se propone al lector pasar de rezar a orar, del ejercicio activo a la pasividad del don recibido. También se presentan los métodos de oración de los Ejercicios: la meditación que termina moviendo los afectos; la contemplación que es una oración del corazón; la repetición, que enraíza una memoria afectiva y espiritual para el futuro; el traer los sentidos a las escenas evangélicas, para imprimir en el alma lo contemplado y educar la sensibilidad del que ora. 

El capítulo segundo plantea el modo de comenzar los Ejercicios, primero con una charla introductoria y luego exponiendo el Principio y Fundamento. Sabemos que en el comienzo de los Ejercicios se puede jugar todo su fruto, pues marca el tono adecuado para entrar en ellos. Por eso se trata de ambientar al que va a orar, recordándole las mejores disposiciones para la experiencia, que son el deseo y la generosidad con Dios. El Principio y Fundamento suena como una buena obertura musical, adelantando certeramente los temas principales de todo el proceso de Ejercicios. 

Los capítulos tercero a sexto presentan sucesivamente las cuatro semanas de los Ejercicios, con un plan común que se repite en cada capítulo: directorio práctico para cada semana, textos bíblicos para dicha semana, comentario a las reglas o documentos de cada semana y, finalmente, adiciones y complementos para cada una de las cuatro etapas. 

Los directorios de cada semana señalan, con lenguaje de hoy, los acentos principales de cada una. El acento no se pone en la explicación de cada pieza, sino en el objetivo, el fruto espiritual que se busca; lo cual en ocasiones lleva a señalar las posibles distorsiones que se pueden hacer en la presentación de los distintos ejercicios. Son frecuentes las alusiones a los directorios clásicos o a comentarios más recientes que enlazan este escrito con toda la tradición ignaciana. 

Los textos bíblicos ofrecidos para cada parte de los Ejercicios quieren conectar con el sentido ignaciano de las etapas y ejercicios. La primera semana, con la historia del pecado y de la salvación en Cristo, permite la aportación de textos referidos a un Dios que es bondad infinita y perdonador absoluto. Demasiados textos bíblicos (¡como la misma historia de la humanidad!) nos recuerdan la ruptura del vínculo de filiación y de fraternidad. 

En las demás semanas san Ignacio cita numerosos textos del Evangelio, pero en el libro se ofrecen también otros pasajes que pueden facilitar las transiciones o el sentido profundo de algunos ejercicios ignacianos, como los del Rey eternal, las Banderas o los Binarios. La «pasión según san Ignacio» se ilustra con los distintos enfoques de cada evangelista sobre la Pasión de Cristo. Y en la otra cara de la Pascua, la resurrección, se muestra cómo los textos bíblicos abren a la misión, tema tan ignaciano. 

Las distintas reglas se explican brevemente, en el lugar correspondiente del proceso, con indicaciones sobre su sentido. Las adiciones y complementos de cada semana proponen el significado de los elementos exteriores de la experiencia que ayudan al proceso interior del que hace los Ejercicios. Y las distintas notas dispersas por el texto señalan la posible utilidad de otros recursos, como la distribución personal de la materia de oración, hacer alguna lectura espiritual o, incluso el visionado de alguna película. 

El séptimo y último capítulo del libro comenta de modo más breve la Contemplación para alcanzar amor, original pieza ignaciana que hace de recapitulación de la experiencia y de puente hacia la vida cristiana con ojos nuevos. 

Se trata, por lo dicho, de un libro pastoral y práctico, destinado a ser utilizado y aplicado en la oración personal del ejercitante o que ayudará al que da los Ejercicios con observaciones sumamente atinadas. Además, el libro resulta en su conjunto un buen comentario del texto ignaciano, y sus referencias a la práctica actual no distorsionan, sino que actualizan, la intención del texto original. 

El libro será de utilidad para quienes dan los Ejercicios, sean personas veteranas o todavía noveles, pues clarifica notablemente el sentido general del texto y de cada una de las etapas, que en el antiguo lenguaje ignaciano puede sonar hoy un tanto oscuro. Y también puede ser muy útil para quienes oran con los métodos ignacianos, pues refresca y actualiza su significado, proporcionando indicaciones concretas y numerosos textos bíblicos que se pueden sentir y gustar en la perspectiva ignaciana. 

Y es que los Ejercicios ignacianos son una aventura para el que los hace. Sean en un retiro breve o largo, sean en la vida diaria, el ejercitante se dispone a un encuentro cara a cara con Dios, donde se sucederán consolaciones y sequedades, deseos profundos y desánimos, ofrecimientos generosos y decisiones finalmente pautadas por la mirada humilde y amorosa a la humanidad de Cristo. Este libro puede ayudar a recorrer mejor esta aventura y a proponer hoy a otros los Ejercicios con la fuerza y la novedad que siempre tuvieron.


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