lunes, 12 de agosto de 2024

Carlos González Vallés: Vales más de lo que piensas. Por Marta Sánchez

González Vallés, Carlos: Vales más de lo que piensas. Los principios de la autoestima. Sal Terrae, Santander, 2006. 128 páginas. Comentario realizado por Marta Sánchez.

En esta obra, el afamado escritor Carlos González Vallés nos vuelve a sorprender con su inagotable erudición sobre el ser humano. Con un estilo sencillo y humorístico, el autor nos propone mirar al hombre desde una doctrina muy en boga en el ámbito de la psicología: la teoría de la autoestima. 

La propuesta del autor es acercarse a este tema desde la óptica cristiana. Y comenta: «No es la misma autoestima de quien se considera un mero accidente del azar que la de quien se sabe y se siente hijo de Dios» [1]. 

Se pregunta entonces el lector: ¿es diferente la autoestima del creyente de la del no-creyente? No –dice el autor–; la visión creyente fundamenta la psicología sana [2]. 

La autoestima –tal como él la define– no es sólo la búsqueda del equilibrio personal, sino que es una estima mutua entre los hombres. Es una virtud social, es optimismo ferviente, alegría del corazón. Para el creyente todo esto se resume en sentirse hijo de Dios. En base a esta idea se van a estructurar los diecisiete capítulos que componen el libro: ¡Déjate querer!, Mírate al espejo... 

El autor analiza cómo el pecado y la culpa dañan la autoestima. Estos elementos dificultan la búsqueda del equilibrio del ser humano. En la tradición cristiana, muchas veces se han malinterpretado. Carlos Vallés rompe con la idea de que el pecado es característico de la naturaleza humana. El hombre no nace pecador, sino que olvida que Dios le amó primero. Para el cristiano, el pecado es ofensa a Dios. Es un acto erróneo que se aleja del principio del comportamiento cristiano. Este es el amor a Cristo, base firme de la verdadera autoestima [3]. 

Esta idea no es sólo teórica, sino que Carlos Vallés trae a colación la experiencia de Pablo de Tarso y del evangelista Juan en los capítulos «Me amó», «Nos amó», para descubrir cómo estos hombres han sabido hacer de su experiencia personal una enseñanza universal donde la alta autoestima –tal como la entendemos hoy– acompaña a estos hombres en su vida. 

Vallés invita al lector a pasar de la lectura a la meditación sobre el amor de Dios a los hombres. Del conocimiento a la experiencia. De saberse hijo a sentirse hijo. 

En conclusión, la lectura de esta obra no proporciona sólo una interpretación cristiana de la autoestima, sino que el lector puede enriquecer su vida espiritual en armonía con ella. Así, el autor nos invita a cambiar en el Avemaría la plegaria «ruega por nosotros, pecadores» por aquella del rito chileno que dice «ruega por nosotros, tus hijos». Una pequeña modificación teológica que ayuda a crear una autoestima sólida y duradera en el desarrollo de la persona humana. 



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