lunes, 28 de julio de 2025

Luis A. Aranguren Gonzalo: Humanización y voluntariado. Por Rosario Paniagua Fernández

Aranguren Gonzalo, Luis A.: Humanización y voluntariado. PPC, Madrid, 2011. 254 páginas. Comentario realizado por Rosario Paniagua Fernández.

El voluntariado, ensalzado por unos, denostado por otros y reconocido por la inmensa mayoría, asegura hoy la posibilidad de construir una casa para todos, donde cada persona, con independencia de su credo, procedencia, nivel económico o cualquier otra circunstancia, se sienta reconocida como tal y promovida a la condición de ciudadana como los demás. 

La humanización es el criterio de actuación de un voluntariado maduro; movido por el sentido de dignidad de cada persona. Antes que la calidad, la formación, el programa, la evaluación y sus indicadores, se encuentra lo humano como la primera y última palabra. 

La memoria social de los seres humanos ha traído hasta nuestro presente la compasión, la solidaridad, el sentido de justicia, como forma de vivir en comunidad personas de características diversas. El siglo XXI se ha abierto con una pregunta que no nos puede dejar indiferentes: ¿podremos vivir juntos en medio de un mundo donde aumentan las diferencias sociales y avanza día a día el deterioro del planeta; en una sociedad en la que se sospecha del diferente, donde el miedo impone sus normas; en una sociedad multiétnica, con credos religiosos diferentes, códigos morales plurales e identidades distintas...? ¿Podremos vivir juntos? Sí, es posible vivir juntos, y en esa aventura están en juego la felicidad personal y el desarrollo de un mundo más justo y habitable para todos. 

La humanización, lejos de disipar la actuación concreta, la sitúa en una cadena de disposiciones, actitudes y actuaciones que se sumergen en el voluntariado que se mueve en el ámbito de la exclusión social. El libro trata de ahondar en las relaciones entre voluntariado y humanización en cuestiones concretas, como el respeto por los procesos personales de los voluntarios, las características de los procesos formativos, las estructuras más adecuadas que han de ofrecer las organizaciones de solidaridad, la vinculación del voluntariado con la política... La intención del autor es ofrecer un instrumento al servicio del pensamiento sobre el voluntariado y sus dinamismos antropológicos, culturales, sociales y políticos. 

El autor, que se basa en una reconocida y dilatada experiencia en el tema, recoge en el libro su pensamiento, expuesto en conferencias, cursos, artículos y acompañamiento de organizaciones. Es una continuación de su libro Cartografía del voluntariado (2000). El contacto con personas voluntarias, organizaciones y coordinadores, así como sus experiencias en México y Chile, dan al conjunto un valor experiencial y de reflexiones vividas o vivencias reflexionadas. Decía Martín Luther King que, «cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas». 

El voluntariado se lanza para romper el silencio de historias de vida que hablan de la rehabilitación por la vía de la ternura, de la fuerza del abrazo, del poder de la palabra, de la fuerza de la protesta colectiva. El voluntariado muestra la vigencia de la solidaridad y de la humanización cuando, desde la compasión, se articulan posibilidades de vida buena para los que peor lo pasan. Los voluntarios son algo más que buena gente que hace cosas por los demás; los voluntarios son puentes entre personas y colectivos diferentes y, por ello, son patrimonio de la humanidad, no de una confesión religiosa, ni de un gobierno, ni de una organización solidaria. El voluntario del siglo XXI tiene ante sí el desafío de cooperar con otros movimientos y organizaciones, en la creencia de que, efectivamente, se puede vivir en un mundo humanizado. 

El libro está ordenado en cuatro capítulos. La mera exposición de los mismos da una idea más exacta del contenido global: 
1. Voluntariado y cambio de época. 
2. Humanizar el voluntariado. 
3. Humanización y formación en las organizaciones de voluntariado. 
4. Política, voluntariado y puentes de humanización. 

El autor concluye que si hay voluntariado, es que existe una determinada gente que, humanizada por el rostro concreto de personas con nombre y apellidos, tratan de humanizar esa relación y esas vidas muchas veces rotas. Y desde esa experiencia personal y única busca humanizar el resto de dimensiones de la vida social trabajando por la justicia, que se teje desde acciones colectivas. 

El voluntariado interviene y se relaciona con un sosegado optimismo antropológico anclado en la fe en el ser humano y en la firme creencia de que es posible vivir humanamente. El voluntariado está testimoniando que es posible la felicidad personal, el cambio social desde una modesta expresión de solidaridad y el valor del «poco a poco». Finaliza la obra con un interesante decálogo en el que sintetiza diez razones de por qué el voluntariado se ha convertido en un pieza insustituible en la creación de una sociedad más justa y más humanitaria. En dicho decálogo sobre el voluntariado incide en la compasión, en el trabajo organizado y colectivo, en la construcción de la ciudadanía activa, en la convivencia intercultural, en el dinamismo y frescura que el voluntariado da a las organizaciones de pertenencia; se basa en procesos lentos y duros y renuncia a las prisas como método de trabajo. Finalmente, el voluntariado anticipa sueños y nos invita a habitar el espacio de la posibilidad... 

Un libro realmente iluminador, preciosamente escrito, sobre un tema que el autor tiene vivido, integrado y que aporta cada vez más luz a esa cultura de la gratuidad, tan necesaria en sociedades que se mueven mezquinamente por intereses personales, en horizontes recortados que agostan cualquier signo de compasión por el otro. Una llamada a «perder» tiempo con los que necesitan de nuestra solicitud y también nuestro tiempo; una llamada a vivir, como diría García Roca, «en tránsito hacia los últimos». 


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