Vattimo, Gianni y Dotolo, Carmelo: Dios: la posibilidad buena. Un coloquio en el umbral entre Filosofía y Teología. Dirigido por Giovanni Giorgio. Herder, Barcelona, 2012. 126 páginas. Comentario realizado por José A. García.
El librito que tenemos entre manos es corto en páginas pero denso en pensamiento. Se trata de un largo diálogo entre dos pensadores italianos, moderado por Giovanni Giorgio, conocedor del pensamiento de ambos: de G. Vattimo, filósofo de la postmodernidad y del «pensamiento débil» que la define, y de C. Dotolo, prestigioso teólogo italiano empeñado en establecer un diálogo fecundo entre postmodernidad y cristianismo. El conductor del diálogo, por su parte, es profesor de Teología en Roma, condición ésta que queda bien patente en el modo de plantear las preguntas a ambos dialogantes. Pero, ¿de qué diálogo se trata? ¿Cuál parece ser su núcleo central y en qué temas se despliega? ¿En qué coinciden ambos autores y en qué disienten?
El diálogo entre ambos pensadores se agrupa en cuatro capítulos:
1) Cristianismo e historia: entender la secularización.
2) Cristianismo y búsqueda religiosa: entre experiencia vivida y pensamiento.
3) Cristianismo y verdad: el sentido y los sentidos.
4) Cristianismo y verdad: filosofía y teología.
Uno diría, y así lo hace notar G. Giorgio en la introducción, que el punto nuclear a partir del cual se despliega el diálogo se centra, por una parte, en la secularización que caracteriza a la modernidad en cuanto posible hermenéutica del cristianismo y, por otra, en el significado que cada uno de los dos atribuye al dogma cristiano de la Encarnación y de la kénosis de Dios en ella. Ambos pensadores coinciden en que la modernidad deriva de la tradición hebreo-cristiana que desacraliza el mundo y confiere al hombre la autonomía y responsabilidad sobre la creación. Pero, como era de suponer, difieren en la explicación de esa kénosis de Dios a favor del mundo.
El pensamiento de Vattimo nos es ya conocido por obras anteriores suyas, como Creer que se cree y otras. «En la kénosis Dios se anuncia como quien no quiere ser ya Dios»; coincide con su reducción a la historia. Tras las huellas de Ernst Bloch, Vattimo habla de una «trascendencia horizontal», histórica, pero sin Trascendente, sin Dios propiamente dicho. Dios se diluye en la historia. La gracia y la «caritas» anunciadas por el cristianismo pero entendidas de un modo distinto al tradicional, serán los agentes principales de esa trascendencia horizontal. «Gracia» como aquello que nos ha sido dado por las diversas tradiciones, en nuestro caso por la tradición bíblica: «Cuando digo que creo en Dios creador, digo que creo en el Dios de las Sagradas Escrituras que es la “suma” de una cantidad de elementos de los cuales vivo. Es “reconstruir mi humanidad desde sus bases” (p. 60). «Caritas» como amor especialmente a las víctimas, a los últimos de la tierra. Desde esas premisas hay que entender el título de este libro para no caer en equívocos, Dios: la posibilidad buena. Para Vattimo, Dios es la posibilidad intramundana de que a través de la «caritas» y de la «gracia» la historia humana pueda llegar a una creciente humanidad y plenitud, siempre inacabadas. «El ser me es dado como el proyecto bueno o como Dios, que es la posibilidad buena de la humanidad, pero la posibilidad buena de la humanidad no es nunca una sola definida para todos los tiempos» (p. 76).
A lo largo del diálogo, el representante de la teología católica, Carmelo Dotolo, y en su medida también el del entrevistador, asumen un papel crítico, siempre muy correcto, respecto a Vattimo:
— su pensamiento parece vaciar la esencia del cristianismo desde la utilización de conceptos centrales al mismo y a los que da una significación propia y distinta;
— su concepción de la trascendencia horizontal correría el peligro de endiosar nuevamente al mundo;
— si los valores (cristianos) son desposeídos de la matriz que les produjo (Cristo vivido en la Iglesia), ¿dónde encontrarían su nuevo apoyo?;
— la moderna búsqueda religiosa se parece más, según ellos, a una necesidad psicológica del yo, en busca de compensaciones, que a una escucha de Dios que en Jesucristo nos presenta un Icono capaz de responder a nuestra búsqueda de sentido;
— no es el hombre quien proyecta a Dios, es Dios quien adviene al hombre.
Por lo que respecta a las posiciones de C. Dotolo, quisiéramos resaltar dos preguntas que le plantea el entrevistador. La primera es ésta: «¿Al hacer de la secularización el principio hermenéutico del cristianismo, no lo expone Vd. a que sea rechazado por la secularización misma, que en cuanto proceso histórico tiende a expulsar trascendencia?». Dotolo responde que no, que su propuesta es invitar al hombre a que se comprometa con el mundo-mundo en la estela de Jesús, sin caer en una búsqueda religiosa compensatoria. Dios y el mundo, precisamente por ser distintos, pueden ser partners en la construcción de los cielos nuevos y la tierra nueva, ya que la Creación es más una profecía de futuro más que un hecho pasado. La segunda pregunta mira más al papel del cristianismo en el momento actual. ¿Qué puede hacer el cristianismo en cuanto portador de sentido para el hombre cuando existen tantas agencias de sentido? Proponerlo y competir con otros sentidos, a la vez que desenmascarar las nuevas mitologías en curso, responde Dotolo.
En fin, un libro interesante cuya lectura recomendamos. Al fin y al cabo su tema tiene mucho que ver con el diálogo entre fe y cultura. Un diálogo entre una filosofía muy peculiar, la de Gianni Vattimo, y una teología que asume la modernidad como un hecho fundamentalmente bueno para la fe y que desea dialogar con ella.
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