Borsato, Battista: Creer hace bien. Pasos para abrir caminos y dibujar horizontes. EDE, Madrid 2017, 184 páginas. Traducción de M. M. Leonetti. Comentario realizado por José Ignacio Vitón.
Nuestro pasado siglo XX ha estado repleto de descubrimientos en todos los ámbitos de la ciencia. El siglo XXI ha heredado un progreso espectacular desde el punto de vista técnico y es lugar común plantear visiones futuristas llenas de optimismo. Sin embargo, no es menos cierto que también es un siglo nostálgico y probablemente esto vaya en aumento en los próximos años. Tomado prestado a Kierkegaard, una de sus afortunadas expresiones: “La vida se vive hacia delante pero se comprende hacia atrás”, tendríamos que reconocer que para comprender la existencia tenemos nostalgia de Dios. En la segunda parte del siglo XX la reflexión teológica dio a luz magníficas síntesis cristológicas. Dios estaba en el horizonte y se trataba de dar cuenta de ese nudo gordiano entre el Jesús humano y divino, plenamente hombre y plenamente Hijo de Dios. Lo mejor de una Cristología descendente y de una Cristología ascendente se dieron la mano. Con el tiempo fue Dios el que se fue diluyendo y ya la cultura no le reconocía como obvio y mucho menos como esencial para la autocomprensión del hombre y del mundo. La Cristología dejó de ocupar el primer plano y Dios mismo se hizo problema. Cada vez más gente parecía en Occidente cómodamente instalada en la inmanencia. La transcendencia se abría paso a través de una amalgama de espiritualidades que se ofrecían como sustitutivos de la teología y en definitiva de la religión.
El libro está estructurado teniendo en cuenta este contexto. Por eso, empieza en sus tres primeros capítulos hablándonos de los que se han alejado de la iglesia y de la fe para a continuación confrontar el tema de Dios y de la creencia en sus distintas perspectivas: el deseo de felicidad como camino para encontrar a Dios, el dolor como desafío para la fe y la duda como un ingrediente de ella. Solo entonces, cuando esto está abordado, tiene sentido plantear la persona de Jesús como alguien que amó la vida y que entregó la vida en favor nuestro. Una coherencia llevada hasta el final. Hay un último capítulo que nos habla de la oración y de su importancia en la vida del creyente. Concluye el libro con algunos consejos prácticos.
El tono de todo el libro es positivo y alegre, buscando la complicidad del lector para hacerle ver la Buena Noticia que significa el Evangelio. Creer es vivir con mayúsculas y en la fe cristiana está todo un programa de vida. El autor introduce los distintos temas con preguntas sencillas pero no simples. Y del mismo modo sus respuestas son también sencillas, dirigidas a un público amplio, pero nunca simples. En la lectura se deja entrever la gran experiencia pastoral de Battista Borsato y la cercanía a las preguntas que se hace la gente ordinaria. Creer hace bien es un alegato en favor de la fe pero no de cualquier forma de creer sino de aquella que genera vida. En un mundo como el nuestro tan polarizado y dividido, tan necesitado de cuestiones de sentido que hagan síntesis entre el pasado y el futuro, reflexiones como las que nos propone el autor son más que bienvenidas.
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